Universidad del Zulia (LUZ)

Revista Venezolana de Gerencia (RVG)

Año 28 No. Especial 9, 2023, 15-34

ENERO-JUNIO

ISSN 1315-9984 / e-ISSN 2477-9423

Cómo citar: Ochoa Amaya, J. M., Llanos Hernández, L., y Peña Ulloa, L. G. Y., (2023). Procesos de reconfiguración territorial en Colombia: importancia epistémica de una frontera socioambiental. Revista Venezolana De Gerencia28(No. Especial 9), 15-34. https://doi.org/10.52080/rvgluz.28.e9.2

Procesos de reconfiguración territorial en Colombia: importancia epistémica de una frontera socioambiental

Ochoa Amaya, Juan Manuel*

Llanos Hernández, Luís**

Peña Ulloa, Luz Gladys Yarime***

Resumen

La presente investigación tomó como punto de partida el desarrollismo económico, permitiendo conocer sus procesos de territorialización y el origen de la crisis ambiental de los territorios. El objetivo se trazó en función de los actores sociales, sus prácticas económicas y la disminución de la zona boscosa. Un trabajo con enfoque mixto, apoyado con herramientas como la etnografía, fenomenología y el análisis de datos de una muestra para inferir las características de la población a estudiar. De esa forma se describieron e interpretaron los fenómenos y vivencias de los hombres en el espacio territorial del Zuria junto con las reconfiguraciones territoriales, las cuales transformaron el paisaje en el piedemonte de Villavicencio (Meta-Colombia). El apartado finalizó con una propuesta conceptual de “frontera socioambiental” como espacio territorial resultado de políticas internacionales, en procura de proteger y resguardar los reductos de bosque que aún no han sido destruidos por la acción antrópica, sirviendo para delimitar territorios. Se concluyó con la razón de ser de ese espacio limítrofe, como la necesidad para el sostenimiento de vida y como forma de preservación del territorio y medio ambiente.

Palabras clave: frontera socioambiental; preservación del territorio; medio ambiente; conservación; naturaleza.

Recibido: 04.10.22 Aceptado:10.03.23

* Este artículo presenta una reflexión teórica a partir de la investigación adelantada por los autores y el Grupo de Investigación Territorio y Ambiente, proceso científico financiado en su totalidad por la Universidad de los Llanos en Colombia.

** PhD. Estudios Territoriales (Universidad de Caldas); MSc Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente (Universidad de Manizales); Economista (Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia); Profesor de planta Universidad de los Llanos. Líder del Grupo de Investigación Territorio y Ambiente (Universidad de los Llanos). (Villavicencio, Meta, Colombia). Email: juan.ochoa@unillanos.edu.co. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7198-0577.

*** PhD. en Ciencias Sociales con especialidad en el área de Sociedad y Territorio (Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco); Maestro en Ciencias en Sociología Rural (UACh). Profesor-investigador en la Universidad Autónoma de Chapingo, integrante de la Red Internacional sobre Territorio y Cultura. (Chapingo, estado de México). Email: luisllanos2021@gmail.com. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8861-6886,

**** Magíster en Economía (Universidad de Manizales), Especialista en Gerencia del Recurso Humano (Universidad Jorge Tadeo Lozano), Economista (Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, U.P.T.C); Profesora de tiempo completo de la Universidad de los Llanos. (Villavicencio, Meta, Colombia). Email: yarime.pena@unillanos.edu.co. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3628-6277

Epistemic importance of a socio-environmental frontier in the processes of territorial reconfiguration in Colombia

Abstract

The present investigation took economic developmentalism as a starting point, allowing to know its territorialization processes and the origin of the environmental crisis of the territories. The objective was drawn based on the social actors, their economic practices and the reduction of the forest area. A work with a mixed approach, supported by tools such as ethnography, phenomenology and the analysis of data from a sample to infer the characteristics of the population to be studied. In this way, the phenomena and experiences of men in the territorial space of Zuria were described and interpreted together with the territorial reconfigurations, which transformed the landscape in the foothills of Villavicencio (Meta-Colombia). The section ended with a conceptual proposal for a “socio-environmental border” as a territorial space resulting from international policies, in an attempt to protect and safeguard the forest redoubts that have not yet been destroyed by anthropic action, serving to delimit territories. It was concluded with the raison d’être of that bordering space, as the need for sustaining life and as a way of preserving the territory and the environment.

Keywords: socio-environmental boundary; land preservation; environment; conservation; nature.

1. Introducción

La crisis ambiental surgida en el seno de las sociedades modernas ha desbordado las expectativas de conservación y de sostenimiento ambiental, penetrando en los lugares más distantes y rompiendo con la capacidad de recuperación propia de la naturaleza ambiental (Perló y Zamora, 2017), especialmente en lo que respecta a la recuperación por contaminación sobre los ríos.

Lo anterior es sustentado por Ochoa y Llanos (2020:45) cuando afirman que “esta crisis es un producto de la acción humana, estructurada bajo la dinámica productivista en el sistema económico, la cual proyectó a la naturaleza como la gran proveedora de bienes para el consumo humano”. En este contexto de crisis, se han formulado propuestas teóricas y enfoques en busca de comprender la profundidad del desequilibrio ambiental que amenaza a la vida humana.

Un aporte a la comprensión del fenómeno es el presente ensayo, el cual analiza la pertinencia del concepto de frontera socioambiental, con el fin de coadyuvar en la explicación de los procesos sociales en relación con los conflictos de carácter ecológico en la sociedad global, siendo su objetivo analizar cómo las transformaciones socioambientales han reconfigurado el territorio en el marco de las políticas desarrollistas y neoliberales, conllevando a nuevas formas de interpretación territorial en el piedemonte de Villavicencio (1980-2015).

Visto así, se requiere aunar más en la reflexión entre lo social y ambiental, para mitigar la crisis que enfrenta el planeta, requiriéndose repensar el concepto de vida, la materialidad y la producción social, a través de una perspectiva conformada por teorías y técnicas que sirvan de base en la construcción de una nueva relación de apropiación y convivencia entre la humanidad y la naturaleza (Castillo, Suárez y Mosquera, 2017).

Por tanto, el concepto de frontera socioambiental es parte de la perspectiva descrita. Es resultado de la reflexión conceptual y del trabajo de investigación, proceso donde se entienden las limitaciones de los enfoques y paradigmas dominantes; cuyas bases epistemológicas se encuentran en el campo de la geografía y los estudios sobre la sustentabilidad, bajo una mirada territorial (Morales, 2016).

En este sentido, la geografía crítica cobra una gran relevancia sobre las ciencias sociales y ambientales, impulsando una nueva visión donde se proyecta el “espacio” como un sistema híbrido de acciones y objetos que siempre está en proceso de cambio (Santos, 1990; 2000), es decir, el espacio en un proceso continuo de reconfiguración.

Ahora, en un sistema social, los límites representan las fronteras, entendidas como construcciones sociales que nunca han permanecido fijas en el tiempo, ejemplo de ello es que en el curso de la historia siempre han sido dinámicas y cambiantes. Los límites entendidos como fronteras, propio del paradigma de las ciencias sociales, se constituyen en espacio natural que al ser apropiado por los múltiples actores sociales se trasforma en territorio (Raffestin, 2011); por tanto, son los actores y su cultura, sus relaciones económicas y políticas las que le dan sentido a un territorio.

De otra parte, en los territorios de la sociedad urbana o rural se despliegan las políticas económicas y sociales del desarrollismo, las cuales, muy seguramente, van a contribuir a la expansión de los problemas ambientales. De allí la importancia del concepto de frontera socioambiental para comprender los alcances de la crisis planetaria. Para tal fin, se requiere de conceptos que favorezcan el estudio de la problemática ambiental y ecológica, como los mencionados por di Pasquo (2013) en el marco de una ecología disciplinar. La espacialización de estos problemas o conflictos identificarán la gravedad por la cual los territorios, y en consecuencia las sociedades, enfrentan la amenaza de esa condición.

Las disertaciones anteriores llevan a adoptar como supuesto que, la frontera en las sociedades modernas no representa solamente los límites jurídicos y políticos entre los estados nacionales (Nates, 2013) o incluso entre continentes, la frontera es un concepto más amplio, que puede servir de referente para separar épocas, culturas, sistemas de producción, formas de vida, entre otras, que al interior de las naciones demarcarán regiones y territorios, incluso desde la economía y la sociología.

Sin embargo, en palabras de Bresser (2016:64) “el nuevo desarrollismo es necesariamente social y, por tanto, aboga por la política activa de reducción de las desigualdades, las cuales, si se deja al mercado, tendrán costos sociales muy altos”. Esto es evidenciable en las últimas décadas por el extractivismo que impulsan las empresas transnacionales, que a través de estrategias macroeconómicas desplegadas por el neoliberalismo (Merchand, 2016), han llevado a los territorios rurales a un proceso de saqueo de sus riquezas naturales y con ello, su consecuente destrucción.

Dada la estructura presentada en relación con los supuestos teóricos planteados, este trabajo abordó el problema de investigación bajo un enfoque mixto, soportándose sobre la construcción del espacio de los actores sociales, en un proceso que tuvo en cuenta las dinámicas de reconfiguración territorial. Para ello, fue fundamental considerar sus perspectivas sociales y ambientales
, las cuales permiten la conformación de una frontera socioambiental. De esta forma, la investigación parte de una unidad de análisis como es la frontera que se alindera sobre el corredor biológico Zuria en el piedemonte de Villavicencio en Colombia, sobre el cual se han desarrollado distintas dinámicas poblacionales, que con el transcurso de los años han terminado por reconfigurar el territorio, delimitando y/o ampliando ese espacio.

La metodología de investigación se soportó de la etnografía, fenomenología y el análisis de datos de una muestra para inferir las características de la población a estudiar, con la finalidad de describir e interpretar los fenómenos y vivencias de los hombres en ese espacio territorial.

Los instrumentos para la recolección y análisis de la información cualitativa se soportaron con el software Nvivo, para el manejo de las entrevistas (comunicaciones personales); el manejo espacial de la información estadística con la ayuda del software SPSS 14; utilización de Sistemas de Información Geográfica (SIG) para establecer la unidad de análisis, con base en el software QGis 3.6.2.

El cálculo de la muestra escogida para esta población definida se realizó a partir del censo de población del año 2018 elaborado por el DANE, sin la existencia de un análisis previo; se establece así la importancia y relevancia que tiene la investigación, especialmente por el aporte que va a hacer en materia territorial. Asimismo, se fijó el tamaño de muestra, que es finita, a partir de una población registrada de 2050, destinados en un número de 932 unidades familiares, sin embargo, el determinante de escogencia fue a partir del número de viviendas, esto con la finalidad de evitar una repetición de encuesta en los hogares. 

Con base en ello, el parámetro estadístico depende del nivel de confianza del 95%, especialmente porque la probabilidad máxima se estima dentro del intervalo estimado, sin que ello vaya a significar un cambio en el parámetro poblacional, es decir, el trabajo se hace sobre la base de hechos ya desarrollados. A partir de allí, se determinó un margen de error del 9%, que para la muestra escogida no genera distorsiones en el ejercicio estadístico, siendo un total de 105 predios los escogidos para aplicar la encuesta.

2. Prólogo a una frontera socioambiental: marco fronterizo

Es común asociar el establecimiento de fronteras a través de la conformación de líneas, límites o rayas que separan mundos diferentes, culturas o espacios territoriales distintos. Sin embargo, es importante precisar algunos aspectos de tipo territorial que se esconden, o albergan, detrás de la demarcación de un territorio a través de una frontera.

Uno de ellos, enfatiza en la importancia histórica que tiene el concepto dentro de una sociedad, en la medida que se crean imaginarios distintos por quienes están a cada uno de los lados de esa frontera. Así, las fronteras entre países permiten hallar diferencias culturales de los pueblos a través de sus raíces y en una estrecha relación con el sujeto y ligada con la historia, llegando incluso a servir de plataforma para la conformación de lo que conocemos como Estados (Taylor, 2007).

De otra parte, la demarcación territorial de la forma como la conocemos hoy en día, tuvo sus raíces con la creación de los Estados soberanos y Estados Nación, los cuales nacen a partir del tratado de Westfalia de 1648, imprimiendo la demarcación territorial de la manera moderna que hoy se conoce a través de las diferentes categorías geográficas (Novoa, 2013).

De otra parte, es posible encontrar una asociación entre frontera y territorio, como la hallada con Spíndola, “la relación existente entre Estado y el territorio, la nación y la territorialidad, así como el impacto que la frontera, como construcción material, dispositivo simbólico, realidad jurídica y elemento literario, tiene en las nociones identitarias” (2016: 27), posición que no es lo suficientemente explícita para determinar lo que se vive al interior de la frontera.

En otras posturas, la frontera pasa a convertirse en un dispositivo contenedor, el cual separa dos mundos, escenario que se encuentra en Turner (como se citó en Revista Secuencia, 1987:188), donde aquella es fija y tomada como “el punto de contacto entre la barbarie y la civilización”. Gracias a ello, hoy es posible entender cómo se da y cambia una conformación territorial a través del espacio-tiempo, la frontera puede ajustarse históricamente dentro de lo que Raush (2010:158) expone como que, la “llamada tesis de la frontera tuvo un efecto de gran magnitud en el estudio de la historia de Norteamérica”, incluso a su alcance, referenciando a Raush nuevamente, se dio durante gran parte del siglo XX llegando a determinar rasgos identitarios de ese país.

Ahora, en el plano de la territorialidad, se establece la frontera como límite entre dos territorios, enmarcados por relaciones de poder y en las cuales se “propicia el sentido de la posesión y pertinencia territorial” (Nates, 2010: 214), como también, para ella misma, “la territorialización de tipo zonal está referida a la demarcación que se establece en diversos ámbitos de la vida social y depende de fuerzas orientadas hacia el marcaje de espacios interiores como sucede con distintos grupos sociales…..” (2010: 213), lo cual logra asumir esta concepción en la investigación ante la disputa territorial, que conlleva la participación de grupos sociales en la frontera socioambiental.

Asimismo, se ve la importancia de vincular las acciones de los hombres dentro del territorio, principalmente porque al interior de la frontera se desarrollan relaciones por parte de los actores sociales, las cuales no están siempre en armonía, así “la frontera representa una evocadora combinación de los avances económicos, geográficos e históricos y, sin embargo, el individualismo social asociado a este destino es, en gran medida, un mito” (Smith, 2012: 22). Tanto así que, vuelve a señalar Smith (2012:54), “la frontera adopta diferentes formas en diferentes lugares; se adapta al lugar en la medida en que crea lugar. Pero en todas partes la frontera se encuentra presente de formas diversas”.

De otra parte, en Amilhat (2013) es posible notar que una frontera está teñida por diferentes relaciones de poder, siendo, en algunos casos, artificial y obedeciendo a criterios humanos, realidad que no puede ser compartida del todo, debido a que ella puede albergar más que eso, más bien, está circunscrita por otro tipo de acciones representadas en los imaginarios creados a partir de la configuración de los grupos sociales.

2.1. Frontera y producción de lugar

Replantear la noción de frontera, se convierte en la piedra angular del campo de los estudios territoriales, principalmente porque su definición debe tener cabida en múltiples espacios, develando el antagonismo existente con el antiguo modelo de control absoluto sobre el territorio propio de los Estados Nación, que se nutrió de los episodios por el control territorial que antecedieron al siglo XVII. 

Esos rastros, provenientes en sus primeros momentos de las guerras de finales del siglo XI, fueron aquellos que trazaron las primeras marcas fronterizas por un control territorial en el frente del Islam Andalusí, en territorio de la Corona de Castilla (Ladero, 2001). Así pues, las diferentes épocas históricas, junto con su carácter militar y político en toda la Europa medieval, fueron consagrando una configuración territorial por la defensa del territorio, escenario que hoy en día permite entender la concepción de frontera, e incluso asociarla con los alcances de poder que tienen los estados dentro y fuera de ella.

Ciertamente, en diferentes estudios de frontera se evidencia la figura de los Estados Nación, su prevalescencia hoy en día se observa a través de la fuerte demarcación territorial, con líneas limítrofes que impiden, imposibilitan y controlan la entrada a un país, convirtiéndose en una especie de fortaleza. De esta forma, las fronteras nacionales son político-sociales, fuertes, en el sentido de delimitar firmemente, y son concebidas a partir de las relaciones sociales dadas en el territorio en un ejercicio de apropiación del espacio que puede denominarse territorialización (Casas, 2015).

Por consiguiente, para la conformación de una frontera deben tenerse en cuenta las bases espacio-temporales, en las cuales la ocupación del territorio es algo que ya está dado, pero que se manifiesta a través de espacios vividos, relacionados con la producción del espacio como manifestación o deseo social y de acuerdo con los idearios de quienes han habitado el territorio. De acuerdo con ello, se encuentran ciertas similitudes entre Lefebvre (2013) y Escobar (2007), en cuanto a que, la producción de lugar puede estar dada por un emplazamiento social en un lugar ya elaborado, y ese lugar se trasforma por voluntad y pensamiento colectivos, así como por las fuerzas productivas de la época.

En razón con lo anterior, se tiene que la historia contenida en los lugares puede relacionarse con la producción del espacio. Así, cada trazo o acción sobre el territorio será tomada como obra del hombre, la caracterización social estará dada como parte de sus relaciones con los demás y lo mental como desarrollo cognoscitivo del sujeto.

3. Triada: naturaleza, cultura y medio ambiente

En torno al concepto de naturaleza se trenzan diferentes posiciones epistémicas. Cada una de ellas adquiere un matiz dependiendo de la mirada y/o estructura académica con la que se aborde y su definición debe ir más allá del sentido común.

La percepción sobre lo que es naturaleza por parte de los pueblos y culturas que habitan la tierra no ha sido la misma a través del tiempo, pero ¿Cómo se percibe en la actualidad? ¿Qué diferencias existen en relación con su pasado? Desde la antropología, algunos estudios con etnias del Amazonas, como los Achuar, muestran la capacidad de interconexión de los elementos que existen en la naturaleza con la ancestralidad de los pueblos. 

En este caso, la cultura hace parte de la “naturaleza doméstica” (Descola, 1986: 401), y para él mismo, se debe “subrayar el hecho que la materialidad no ha sido engendrada directamente por el hombre y que comúnmente llamamos naturaleza por estar representada en algunas sociedades como un elemento constitutivo de la cultura”. Con todo ello, los seres de la naturaleza tienen sus propios rasgos y marcas, lo cual les permite ser distinguidos de sus congéneres, permitiéndoles así establecer un intercambio con ellos de manera individualizada (Chaplier, 2005).

Distinta es la destrucción acelerada del medio ambiente como consecuencia de las prácticas desarrollistas iniciadas desde mediados del siglo XX (Escobar, 2007). Proceso económico orientado a alcanzar algunas necesidades sociales, pero que precipitó a debacles ambientales, trastornando culturalmente distintas comunidades a nivel planetario.

Con todo, es a través de la cultura que se relacionan los seres humanos e interactúan, es por lo que, “la conservación de la diversidad cultural como tal podría llegar a ser tan importante para el futuro de nuestra especie como la conservación de la biodiversidad lo es para el futuro de la vida misma” (Milton, 1997: 22).

3.1. Acciones territoriales en el espacio territorial de Zuria

El proceso de reconfiguración vivido en Zuria es el resultado de un modelo económico de posguerra que rigió en toda Latinoamérica después de la década de 1950, que puso en evidencia los límites socioambientales del territorio, principalmente por la implementación que tuvo a partir de diversos procesos económicos, sociales y ambientales
que entorpecieron el espacio natural a cambio de un discurso fallido de progreso y desarrollo.

Con base en lo expuesto, en el presente acápite se abordará el hecho de cómo esas acciones territoriales ejercidas sobre el Zuria fueron reconfigurando el espacio territorial hasta definir trazos geográficos que se asocian con un borde o límite, hasta definir una zona de protección del caño para diferenciarlo de otros fragmentos terrestres.

El corredor biológico Zuria es un espacio territorial localizado en el piedemonte de la Cordillera Oriental, en Colombia. Su recorrido se traza geográficamente a partir del caño sobre el cual se establece su nombre. Está ubicado al sur de la ciudad de Villavicencio, departamento del Meta (ilustración 1).

Ilustración 1

Ubicación espacial de Villavicencio


Fuente: Grupo de investigación Territorio y Ambiente (2020).

Este corredor ha sido demarcado a partir de una ronda de 300 metros a cada uno de sus costados con la finalidad de delimitarlo para efectos de la investigación (ilustración 2), sin embargo, este no ha sido declarado corredor biológico dentro del Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Cuenta con una superficie de 1.500 hectáreas (ha) aproximadamente. 

Nace por aguas de escorrentía, dependiendo del nivel de lluvias y acumulación de aguas en los sectores más bajos, que lo van nutriendo a lo largo del año. Ubicado a los 4°03’06.71” latitud Norte y los 73°50’53.48” longitud Oeste, a una altura de 455 MSNM; y es tributario del río Negro en su desembocadura a los 4°01’23.46” latitud Norte y los 73°29’31.33” longitud Oeste, con una altura de 324 MSNM, y termina su recorrido con una extensión de 25 km (Grupo de investigación Territorio y Ambiente, 2019).

Ilustración 2

Corredor Biológico Zuria

Imagen que contiene texto

Descripción generada automáticamente

Fuente: Grupo de investigación Territorio y Ambiente (2019).

Los procesos de migración en Villavicencio dados a partir de la segunda década del siglo XX configuraron el territorio en Zuria. Después de la ley 200 de 1936 se da pasó a una oleada poblacional proveniente de los cerros orientales de Bogotá, principalmente de los municipios de Fosca, Une y Cáqueza. Rastro de ello se pudo confirmar a través de entrevistas con los actores sociales, habitantes del sector, que llevan más de cincuenta años desarrollándose en las veredas y predios que conforman el corredor biológico.

Ellos, o son hijos de los primeros colonos, o llegaron al sector con apenas unos años de vida. Caso de ello queda cotejado en diálogo con una de las descendientes del señor Ángel María Romero, nacido en Fosca (Cundinamarca), quien llegó a Villavicencio hacia 1900 huyendo de la guerra civil, y unos pocos años más tarde se fundó con una gran hacienda agrícola y ganadera en un paraje de Suria
(Hernández, 2004). El caso es que con más de ochenta años de vida doña Ubaldina (nombre imaginario) relata cómo su padre en compañía de su tío Ángel llegaron y tomaron posesión de una gran extensión de tierra,

mi papá era de…. Yo creo que, por allá de Cáqueza, ellos vinieron a vivir aquí a Villavicencio y se posesionaron en lo que es ahora Hacaritama, en ese tiempo se llamaba Guayabal. Y la finca de mi tío Ángel era donde vive ahora Doña Ligia (Ubaldina, comunicación personal 3, 03 de febrero de 2019)

Con cada ola migratoria, nuevas costumbres, formas de trabajar, la tierra, cultivos y procesos de comercialización, situación evidenciada en todo el corredor del Zuria y que con el paso de los años se convirtió en su distintivo respecto de otros lugares, creando así su propia identidad.

En todo caso, el comportamiento territorial en Villavicencio se fue ajustando con los cambios en la política nacional. Las reformas agrarias, la política económica, la violencia, el desplazamiento forzado son formas de reconfiguración espacial o formas que se pueden asumir como prácticas espaciales en ese espacio percibido (Lefebvre, 2013), las cuales fueron quedando trazadas en el territorio de acuerdo con cada una de las dinámicas poblacionales a través de las relaciones sociales de producción.

Actualmente, la conformación poblacional en Zuria se caracteriza por tener personas de diferentes sitios del territorio nacional, sin embargo, llama la atención que el 24,76% sean del mismo Villavicencio, mientras el 75,24% restante son nacidos en múltiples lugares del territorio nacional (gráfico 1).

Gráfico 1

Lugar de nacimiento

Imagen que contiene captura de pantalla

Descripción generada automáticamente

Fuente: Grupo de investigación Territorio y Ambiente, (2019).

Así mismo, la tabla 1 muestra que un 43,8% de personas tienen una estadía de más de 10 años de haber comprado, rentado, habitado, cuidado o trabajado en las veredas de estudio, lo cual puede decirnos que son ellos quienes territorialmente han configurado (o por lo menos tienen una mayor relevancia) el espacio de la ronda cercana al caño Zuria.

Tabla 1

Hace cuánto tiempo compró, rentó, habita, cuida, o trabaja en el predio

Frecuencia

Porcentaje

Porcentaje

válido

Porcentaje

acumulado

Válidos

Menos de un año

8

7,6

7,6

7,6

de 1 a 3 años

26

24,8

24,8

32,4

de 4 a 9 años

16

15,2

15,2

47,6

de 10 o más años

46

43,8

43,8

91,4

32 años

3

2,9

2,9

94,3

50 años

4

3,8

3,8

98,1

60 años

2

1,9

1,9

100,0

Total

105

100,0

100,0

Fuente: Grupo de investigación Territorio y Ambiente, (2019).

Otro dato interesante es que 9 personas están en el territorio hace más de 32 años, lo cual representa un peso de 8,6% sobre el total de la muestra, recayendo sobre ellas parte de la historia y de hechos como deforestación, caza, pesca, todos con anterioridad al año 1987, o más bien, en ellos es posible evidenciar parte de las políticas económicas mundiales represadas en el territorio. Ahora, al anexar las personas con más de diez años, el porcentaje con mayor antigüedad corresponde a un 55% de actores depositarios de vivencias y conformación identitaria en Zuria.

Igualmente, la presencia cada vez mayor de personas habitando los espacios rurales conlleva a distintos tipos de presiones sobre las áreas boscosas, proceso que también ha sucedido en Zuria a través del tiempo. Es sorprendente encontrar dos tipos de acciones sobre los reductos de bosque que aún quedan en el borde del caño. En primer lugar, se indagó sobre la periodicidad con la que se penetra al bosque, y en acompañamiento con esta actividad, si se ha extraído material animal o vegetal, encontrándose para cada uno de los casos lo siguiente:

Es de destacar en el gráfico 2 que un 15,24% de las personas nunca ingresan al bosque, seguido de un 35,25% que lo hacen esporádica o anualmente, permite inducir que la prospectiva de recuperación por resiliencia es en un 50,48%, es decir, que visto desde la carga que recibe el bosque por ingreso, esta corresponde a un 49,52%, por tanto, se podría estar dando una probabilidad de recuperación, o por lo menos de sostenimiento cercano al 50%.

Gráfico 2

Cada cuánto ingresa al bosque

Fuente: Grupo de investigación Territorio y Ambiente, (2019).

Amparado en estos compor-tamientos, se procedió a indagar por el tipo de presión sobre el bosque en cuanto a material extraído de él. Ahora, en cuanto a si se ha extraído material del bosque, el gráfico 3 muestra cómo, en su mayoría, un 67,62 % nunca lo ha hecho.

Gráfico 3

Ha extraído material del bosque

Fuente: Grupo de investigación Territorio y Ambiente, (2019).

Acompañado de no penetrar en él o hacerlo una sola vez al año, permitiendo inducir así la probabilidad de restauración natural del monte en el corredor biológico. Igualmente, de acuerdo con esta estadística, es probable que las actividades de caza y pesca cada vez sean menores, puesto que solo el 2,86% ha sacado animales, aunque las cifras no representan garantía ninguna, porque podría darse la realidad que la población animal haya disminuido tanto que ya no representa atractivo para penetrar y sacar aves y/o mamíferos.

Cotejando los datos presentados en el gráfico 4, existen claramente tres disposiciones o formas de voluntad para hacerlo y una de no hacerlo. Con los datos obtenidos, se muestra la asociación por recuperación de las áreas boscosas a través de la siembra de árboles, lo que representa un 93,33%, por agrupación de información.

Gráfico 4

Cómo estaría dispuesto a recuperar el bosque

Imagen que contiene captura de pantalla

Descripción generada automáticamente

Fuente: Grupo de investigación Territorio y Ambiente, (2019).

Ahora, la exploración no indagó sobre qué tipo de plántulas serían las más adecuadas para el sector en estudio, esto porque el objetivo de la investigación no contempla aspectos del orden biológico. A pesar de ello la disposición por querer hacerlo es evidente. Un segundo y tercer aspecto de importancia que arroja la muestra encuestada está en relación directa con la abstención para ingresar en esos espacios, determinándose que un 38,48% adopta una posición de encerrar el bosque para que se recupere solo.

Lo anterior podría representar dos cosas. Que las personas saben que por resiliencia la mejor forma de recuperar áreas de monte es permitiendo a la naturaleza que se enajene, que sus semillas guardadas en la tierra germinen o, de otra parte, el hecho que representa colocar una cerca y su significado al demarcar un límite a la propiedad privada, lo cual obliga a extraños a respetar esos alinderamientos. De forma similar se encuentra una tercera alternativa, evitando entrar en el bosque, con una representación de 20,95%, que tiene similitud directa con el anterior comportamiento descrito.

3.2. Áreas de protección y conservación en Zuria

Desde el análisis territorial, teniendo en cuenta el área de estudio, es decir, la ronda de 300 metros de demarcación del caño y asumiendo esta como corredor biológico, se procedió a hacer un ejercicio multitemporal, el cual toma como base la generación de atributos a partir de la fuente de información de coberturas SINCHI (Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas) de los años 1992, 2002, 2007 y 2012. Lo anterior arrojó como resultado salidas gráficas procesadas a través del software ArcGis versión 10.4 (ilustración 3).

Ilustración 3

Modelo de salida gráfica, coberturas SINCHI

Fuente: Grupo de investigación Territorio y Ambiente, (2019). Sotware ArcGis versión 10.4. Procesado a partir de Geodatabases soportadas por Corporación para el desarrollo Sostenible del Area de Manejo Especial La Macarena (CORMACARENA), SINCHI y la Gobernación del Meta

Se extrajo la base de atributos objeto de análisis, que para el caso a estudiar se centró en las coberturas año a año y su eje de variación en porcentaje de cobertura se presenta de manera detallada para los años analizados en el gráfico 5.

Gráfico 5

Distribución porcentual del área de coberturas Zuria según variación multitemporal

Imagen que contiene captura de pantalla

Descripción generada automáticamente

Fuente: Grupo de investigación Territorio y Ambiente, (2019) Según coberturas SINCHI.

Es de anotar la actividad antrópica durante los intervalos de estudio, años 1992, 2002, 2007, 2012, en donde el territorio se ha construido, teniendo en cuenta las necesidades de producción en cada uno de los periodos de referencia. Realidad que permite entender el porqué las zonas boscosas son confinadas a un despojo por fuerza cada vez que se requiere ampliar la frontera de producción agrícola o pecuaria. 

El grupo de actividades muestra una tendencia creciente en mosaico de cultivos, pastos y espacios naturales, así como de pastos limpios, con porcentajes superiores al 35% de ocupación en ambos casos. Es de destacar que la actividad en pastos enmalezados tuvo una disminución progresiva en los años referencia, lo cual hace pensar que se dedicaron a la ganadería, agricultura o al tejido humano, el cual ha tenido una dinámica ascendente, aunque no muy representativa en el periodo. El caso de los bosques de galería y ripario, así como el bosque denso alto de tierra firme, muestra una disminución, sin embargo, el primero tiene una afectación menor.

Con la finalidad de detallar estos comportamientos, en la tabla 2 se muestran los respectivos tipos de cobertura y los porcentajes de ocupación para cada uno de los años 1992, 2002, 20017 y 2012.

Tabla 2

Tipo de cobertura 1992, 2002, 2007, 2012

Tipo de Cobertura

1992

2002

2007

2012

Arroz

13%

16%

6%

5%

Bosque de galería y ripario

19%

18%

17%

16%

Bosque denso alto de tierra firme

10%

4%

3%

2%

Mosaico de cultivos, pastos y espacios naturales

38%

21%

34,9%

35%

Pastos enmalezados

5%

4%

2%

1%

Pastos limpios

14,8%

36,3%

36%

39,2%

Tejido Urbano

0,2%

0,7%

1,1%

1,8%

Fuente: Grupo de investigación Territorio y Ambiente, (2019).

Los resultados presentados muestran cómo a través de distintas actividades antrópicas, desarrolladas desde el año de 1992 hasta el 2012, transformaron el paisaje en la zona de estudio en Zuria. Acción que puede interiorizarse a través de conflictos socioambientales, donde la presión por el uso de la tierra está dada en la disminución por cobertura de bosques de galería y ripario siendo de un 19% en 1992 a un escaso 16% en 20121.

Así, la afectación directa sobre el margen del caño Zuria es evidente. Aparentemente, el porcentaje corresponde solo a un 3% de diferencia entre los años 1992 al 2012, pero en realidad lo que significa es que el área porcentual en relación con todo el territorio es de 16%. Este hecho no debería darse en razón a la importancia que simbolizan los bosques y sobre todo la representación que tienen en cuanto a sostenibilidad del recurso hídrico.

Es más preocupante aún la afectación de los bosques densos altos de tierra firme, que presentan unos porcentajes de afectación bastante altos. La representación porcentual dentro del territorio para el año 1992 era 10%, midiendo fuerzas con las demás actividades productivas, pero la presión sobre ese recurso se dio en ascenso continuó y su participación porcentual en 2012 fue de tan solo 2%2.

La afectación de las zonas boscosas en Zuria ha sido una constante. Los rastros del hombre en el paisaje son evidentes, sus cicatrices están presentes en todo el territorio, siendo posible observarlos a través de los trazos fisiográficos como los resaltados en la ilustración 3. Constancia de ello es la transformación vista a través del uso de la tierra. Igualmente, los datos sonoros dejados por los actores con sus relatos, ellos estuvieron en el momento y lugar, quedando enmarcados para la posteridad, como el narrado a continuación:

La carne la había por donde usted se metiera, pescado en ese tiempo. En esos caños había mucho bocachico, cucha y otras especies de pescado, y bagre. En animales, uno se iba para la playa de río Negro o de Guayuriba (ambos ríos muy cerca de Zuria) y se atisbaba mucho venado. Podíamos decidir a cuál le dábamos, escogíamos el animal. Así era la cantidad. Cazábamos con escopeta de fisto. Decíamos, dele a ese cachudo que es el macho, no mate a la hembrita. Todo se aprovechaba, hasta el cuero. Esa carne la arreglaba uno y la secaba. La salaba, la dejábamos en una caneca. En invierno secábamos la carne con humo, se moquiaba (es decir, se envolvía en hojas). Cuando nos cansábamos de carne de res, cazábamos y nos íbamos al monte a matar venado o a buscar cachicamo (Bernardino, comunicación personal 9, 06 de marzo 2019).

La exuberancia de una naturaleza abundante está plasmada en el relato anterior, riqueza en flora y fauna son las que acompañan este episodio de vida, siendo experiencias vividas en el año 1959. Así las cosas, pasados 60 años, la escasez de vida silvestre queda reducida a pequeños inventarios como los presentados por Cormacarena, en donde “Zuria presenta 44 especies de flora, 19 peces, 7 anfibios, 2 reptiles, 37 aves y 9 mamíferos. Se registran en categoría de amenaza (6 especies de anfibios, 4 de aves y 1 mamífero)” (Cormacarena, 2019, p.9).

Finalmente, cerrando este debate, con base en lo desarrollado hasta acá y teniendo en cuenta los criterios teóricos abordados, la naturaleza de los territorios, el accionar de los actores sociales y la necesidad de protección de los reductos de bosque (garantía de vida), nace la siguiente propuesta conceptual (Los Investigadores - Grupo de investigación Territorio y Ambiente):

La frontera socioambiental es un espacio territorial que surge de la política que los organismos internacionales han trazado, con el fin de proteger o resguardar reductos de la naturaleza que no han sido destruidos por la acción económica de los seres humanos. Esta política es introducida por los Estados nacionales, quienes identifican y determinan aquellos lugares que deben ser parte de la política ambiental del gobierno. La frontera socioambiental puede o no dividir culturas o sociedades, pero también se expresa al interior de las naciones y sirve para delimitar territorios, esta constituye un principio ecológico y filosófico que busca frenar la política económica en el mundo capitalista. La frontera socioambiental puede ser parte de las visiones conservacionistas o del ecologismo radical, pero centralmente representa un cuestionamiento a la política económica capitalista, y forma parte de los nuevos paradigmas que buscan restablecer una relación hombre naturaleza.

4. Conclusiones

La interiorización conceptual de una frontera socioambiental deberá estar soportada desde las dinámicas territoriales ejercidas por los actores sociales en un proceso de producción del espacio, como aquella vivida en el sector de Zuria con la ley 200 de 1936, que abrió el camino para dar inicio a las primeras oleadas migratorias y de configuración territorial, es decir, que con cada movimiento migratorio se aportó al cambio territorial, llegando a lo que es hoy en día. 

Con todo ello, la frontera socioambiental se podrá asumir como una necesidad para el sostenimiento de vida, forma de preservación del territorio y medio ambiente. Deberá surgir de la necesidad humana como condicionaría al desarrollismo, es decir, como un límite para un área protegida, sustentada a través de la conciencia ambiental y en contra de la racionalidad económica. Compensará como servidora para frenar la política depredadora del capitalismo y refugiarse así en la política ambiental y territorial, de allí que la frontera socioambiental será un concepto importante en los estudios del territorio y medio ambiente.

Los territorios son creados a partir de las acciones de los hombres, quienes se encargan de moldearlos de acuerdo con sus necesidades, generando distintas dinámicas en su proceso de configuración espacial. Estas acciones no nacen por sí mismas, son la respuesta a los cambios en la configuración política del país y del modelo económico que se tenga como patrón. 

Con todo ello, el artículo logra un acercamiento al territorio a través de una síntesis al modelo desarrollista, demostrando cómo a partir de este se generaron desajustes en materia territorial y ambiental para el área de estudio. Por ello se determina que las actividades antropocéntricas han contribuido con el proceso de deterioro y daño ambiental, principalmente con la destrucción de áreas boscosas.

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(Bernardino). Comunicación personal 9, 06 de marzo 2019.

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