Universidad del Zulia (LUZ)

Revista Venezolana de Gerencia (RVG)

Año 28 No. 102, 2023, 527-547

ISSN 1315-9984 / e-ISSN 2477-9423

Como citar: Muñoz Arroyave, E. A., Balcázar-Camacho, D. A., y Jiménez-Munive, J. M. (2023). Transformación territorial del migrante. Estudio sobre la migración venezolana en Medellín, Colombia. Revista Venezolana De Gerencia28(102), 527-547. https://doi.org/10.52080/rvgluz.28.102.6

Transformación territorial del migrante. Estudio sobre la migración venezolana en Medellín, Colombia*

Muñoz Arroyave, Elkin Argiro**

Balcázar-Camacho, Delio Alexander***

Jiménez-Munive, José María****

Resumen

La migración venezolana ha tenido efectos tanto entre las familias que han experimentado la migración de uno de sus miembros, como en las ciudades hacia donde se dirigen estas personas. Así, el objetivo de este artículo es analizar las transformaciones territoriales experimentadas por migrantes venezolanos durante su periodo de residencia en la ciudad de Medellín, Colombia. La investigación fue de corte cualitativo y utiliza un método hermenéutico para el análisis de entrevistas a venezolanos radicados en Medellín. Se encontró como resultados que los venezolanos han experimentado una transformación territorial manifestada en su espacialidad, su temporalidad y sus relaciones sociales. Se concluye que, si bien no es una obligación para un Estado velar por los derechos humanos de ciudadanos extranjeros, en realidad sí lo es ante la comunidad internacional y nacional; esta protección de los migrantes se convierte en una obligación ética y moral por el respeto y cuidado de las vidas humanas que están allí en juego y más cuando los motivos de migración son las expulsiones que ha generado el sistema socioeconómico interno y externo de un territorio.

Palabras clave: Migración; transformación territorial; expulsión; espacialidades; temporalidades.

Recibido: 30.09.22 Aceptado: 06.02.23

* Artículo resultado de investigación, asociado al grupo CIDETPAS de la Escuela Superior de Administración Pública- ESAP- y de la investigación “Incidencia de las movilidades globales en el territorio. Comparación de la apropiación espacial de turistas y migrantes en Medellín, 2018-2020” realizada en conjunto con el Tecnológico de Antioquia.

** Doctor en Estudios Territoriales. Docente Auxiliar de la Escuela Superior de Administración Pública -ESAP-Territorial Antioquia, Colombia. Email: elkina.munoz@esap.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1667-5849

*** Doctor en Ingeniería. Docente Auxiliar de la Escuela Superior de Administración Pública -ESAP-, Territorial Antioquia, Colombia. Email: delio.balcazar@esap.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2300-5846

**** Doctorante en Socioformación y Sociedad del Conocimiento. Centro Universitario, CIFE, Cuernavaca, México. Docente Auxiliar de la Escuela Superior de Administración Pública -ESAP-, Territorial Antioquia, Colombia. Email: josem.jimenez@esap.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9521-966X

Territorial transformation of the migrant. A study on venezuelan migration in Medellin, Colombia

Abstract

Venezuelan migration has had effects both among the families that have experienced the migration of one of their members, as well as in the cities to which these people go. Thus, the objective of this article is to analyze the territorial transformations experienced by Venezuelan migrants during their period of residence in the city of Medellín, Colombia. The research was qualitative and used a hermeneutic method for the analysis of interviews with Venezuelans living in Medellin. The results showed that Venezuelans have experienced a territorial transformation manifested in their spatiality, temporality and social relations. It is concluded that, although it is not an obligation for a State to watch over the human rights of foreign citizens, in reality it is an obligation before the international and national community; this protection of migrants becomes an ethical and moral obligation for the respect and care of the human lives that are at stake, especially when the reasons for migration are the expulsions generated by the internal and external socioeconomic system of a territory.

Keywords: Migration; territorial transformation; expulsion; spatialities; temporalities.

1. Introducción

Venezuela en los últimos años ha sufrido unos cambios sustanciales en múltiples dimensiones, como lo económico, político, social, violencia, entre otras, que han hecho que muchas personas hayan tomado la decisión de migrar de su país. Esta migración no es la típica estudiada desde la teoría económica que responde a la explotación de diferenciales salariales generados por la abundancia o escasez de factores de producción (Micolta, 2005); tampoco responde a una migración para mejorar condiciones económicas, sino que responde más a una migración relacionada con la expulsión (Sassen, 2015).

Sassen (2015) aborda el concepto de las expulsiones desde las acciones realizadas por el sistema capitalista que expulsa a ciertos grupos sociales menos favorecidos y esto lo hace en la actualidad con una brutalidad como nunca antes se había visto en la historia. Sin embargo, en este caso no es una expulsión dada por el sistema capitalista, sino una expulsión generada a partir del sistema social, político y económico particular que se ha forjado en ese país. No se puede decir que haya sido malo por sí mismo o que no vaya a tener una solución, pero lo que se ve en la actualidad es una población que no confía en su gobierno, que enfrenta una devaluación de su moneda, con dificultades para cubrir las necesidades mínimas diarias, y enfrentándose a fenómenos de violencia y delincuencia que hace que las personas vivan con miedo o esa es la posición manifestada por la totalidad de los venezolanos entrevistados en Medellín.

Sin embargo, no se puede negar el papel que han tenido gobiernos externos en cuanto a las sanciones económicas que le han impuesto a Venezuela, lo cual ha tenido un fuerte impacto en la crisis económica y social que ha atravesado el país y que ha generado la fuerte migración de los ciudadanos venezolanos (Montenegro, 2021; García-Martínez, 2018). Todas estas acciones dirigidas o no desde el gobierno central, han sido resultado de la división nacional que se ha ido alimentando a lo largo de las últimas décadas. Se configura, entonces, una migración por expulsión, donde los ciudadanos se convierten en personas que ya no hacen parte de ese sistema configurado nacionalmente y que llevan necesariamente a buscar otras opciones en el exterior.

Las expulsiones son producto de las decisiones que se toman en el sistema, en el caso de Venezuela no solo de su sistema político y económico particular que se fue implementando desde 1999 con la llegada al poder de Hugo Chávez, sino también por las decisiones que desde las potencias capitalistas han tomado en contra de ese sistema revolucionario (Hernández-Martínez y Pérez-Lagüela, 2017). Así, se genera una expulsión de su economía de los flujos económicos mundiales que junto a la caída de precios del petróleo catapultaron dificultades presupuestarias que le impidieron al Estado venezolano continuar con los mismos niveles de gasto y subsidios (Acosta, 2018).

De otro lado, Colombia ha sido uno de los países donde más venezolanos han llegado (Banco Mundial, 2018). Esto ha sido un reto para nuestro país debido a que ese no era el papel de Colombia en los flujos de migración internacional, tradicionalmente ha sido origen de migrantes y no destino (Mejía-Ochoa, 2018; Actis, 2009), dadas las condiciones de conflicto interno que ha experimentado (Ruiz, 2011). Sin embargo, la historia conjunta de ambos países y la alta migración colombiana hacia Venezuela en las décadas de los 70, 80 y 90 del siglo XX (Gómez & Rengifo, 1999), hizo que los venezolanos expulsados buscaran refugio entre familiares lejanos que tenían en Colombia, lo cual explica la llegada masiva de venezolanos a Colombia.

Medellín, específicamente, ha sido una ciudad que internacionalmente se ha dado a conocer por sus problemáticas con el narcotráfico, el terrorismo y la violencia; sin embargo, desde inicios del siglo XXI esa imagen ha tendido a cambiar en favor de una imagen de ciudad transformada e innovadora (Zúñiga & Rodríguez, 2017). Dicho cambio ha permitido que una parte de ese flujo de venezolanos se haya dirigido a Medellín, siendo estos migrantes los sujetos de análisis de la investigación.

En este orden de ideas, el presente artículo tiene como objetivo analizar las transformaciones territoriales experimentadas por migrantes venezolanos durante su periodo de residencia en la ciudad de Medellín, Colombia. La investigación realizada fue de corte cualitativo y utiliza un método hermenéutico para interpretar las narrativas identificadas entre los diferentes participantes de la investigación. “La hermenéutica involucra un intento de describir y estudiar fenómenos humanos significativos de manera cuidadosa y detallada, tan libre como sea posible de supuestos teóricos previos, basada, en cambio, en la comprensión práctica” (Packer, 1985: 3). En este caso, la interpretación se basará en la acción de la migración y las transformaciones en el territorio que han experimentado los migrantes durante su estadía en la ciudad de Medellín.

Para ello se utilizó un muestreo por conveniencia, en el que se hizo una convocatoria por redes sociales a venezolanos que vivieran o hayan vivido en Medellín y quisieran participar en la investigación. Se recibió la aceptación por parte de trece personas, con quienes se procedió a hacer un contacto inicial para conocer algunas características sociodemográficas generales. A partir de ello, se les realizó una entrevista no estructurada a profundidad por medios virtuales debido a que la investigación se desarrolló en medio de la pandemia causada por el COVID-19.

Con las entrevistas a profundidad desarrolladas, se procedió a su transcripción, sistematización y posterior análisis. Para esto último se utilizaron algunos elementos del análisis del discurso, la georreferenciación y el análisis espacial. Finalmente, el texto se divide en cuatro apartados. En el primero se plantea la aproximación teórica a través de la cual se llevó a cabo el análisis. En el segundo se presenta la metodología desarrollada. En el tercero se presentan los resultados junto con su discusión y finalmente, se presentan las conclusiones.

2. Territorio y transformaciones territoriales

El territorio es una construcción social realizada desde un actor en particular en la medida en que se apropia de un espacio que ha sido también construido socialmente (Santos, 2000). Se diferencian ese espacio y el territorio, en la medida en que este último está marcado por relaciones de poder (Raffestin, 2011), en la que un actor en particular ejerce una representación o acción sobre el espacio. Adicionalmente, el espacio está compuesto principalmente por un sistema de objetos y de acciones (Santos, 2000) que están anclados a un espacio geográfico determinado, mientras tanto, el territorio,

El territorio no se elimina cuando hay un cambio en el medio físico que hace parte del territorio, porque toda la construcción cognitiva y emocional que también hace parte del territorio no se pierde con el espacio geográfico (Salguero, 2018); ese se conserva en el recuerdo y la memoria de los actores e individuos que construyeron originalmente ese territorio.

En esta medida, cuando una persona migra, esas construcciones territoriales los acompañan, ya que estas hacen parte integral de la identidad de las personas. Sin embargo, no van a ser características estáticas e inamovibles en el tiempo, sino que van a ser susceptibles de transformarse en la medida en que van a llegar a un nuevo entorno territorial, donde van a construir nuevas relaciones, así como recurrir a diversas estrategias que les permitan mantener las relaciones con su origen.

No obstante, se deben enfrentar a un nuevo contexto territorial en el que todo para ellos es nuevo y ellos son nuevos para ese territorio de arribo. Allí se van generando nuevas relaciones que están inmersas en las denominaciones de otredad, tanto del territorio receptor hacia los migrantes, como de estos sobre esa sociedad receptora. De esta manera, las movilidades globales en medio de una creciente incertidumbre presentan un contexto en el que:

Enormes franjas de inmigrados extienden su manto y generan tensiones en la población autóctona que siente su solidez amenazada por la presencia de otredades necesarias pero inquietantes. Los trasterrados viven su condición como una paradoja que aúna las esperanzas de infiltrarse en una nueva vida con las amarguras del destierro. […] Esta otredad interior genera procesos culturales y políticos, a veces espectaculares, que superan con creces la importancia demográfica del fenómeno. Aun en países con porcentajes relativamente bajos de inmigrados podemos observar cómo la sociedad teje en torno del extranjero una densa red de miedos y mitos (Bartra, 2013: 39–40)

Las implicaciones de estos miedos y mitos sobre la población migrante es que van a desarrollar también miedos, estrategias de adaptación, autoexclusiones, entre otras respuestas que van a limitar su construcción de territorio en el destino y acrecienten su sensación de desarraigo. Lo cual limitará su desempeño como actor que aporte al territorio de destino y los aportes que pueda hacer en origen. En definitiva, van a experimentar una transformación de la construcción territorial con la que llegan a los nuevos espacios de su cotidianidad, en donde se va a presentar una hibridación entre sus territorialidades previas, las nuevas condiciones del espacio de acogida y las nuevas relaciones que establecen con sus lugares de origen. De ahí la necesidad de estudiar estas transformaciones dadas las altas complejidades de estos procesos.

3. Algunas características de la migración venezolana reciente en Colombia

Venezuela es sin duda un país con un amplio potencial de crecimiento y desarrollo, esto sustentado en las condiciones educativas de su población, los recursos naturales con los que cuenta, especialmente las reservas petroleras y otra serie de recursos sociales, económicos y humanos. Sin embargo, a lo largo de la historia reciente las convulsiones políticas no han permitido materializar ese potencial, debido a que una buena parte del siglo XX se mantuvo dominada por gobiernos dictatoriales y una vez regresó la democracia, los militares han seguido teniendo un papel central en su vida política hasta la corriente bolivariana (Irwin & Langue, 2004). En la actualidad estas circunstancias políticas se han traducido en una crisis multidimensional sin precedentes en el país e incluso a nivel regional.

Algunos se atreven a mencionar que el gobierno actual es también una dictadura, ya que plantea un modelo de gobierno que centraliza el poder en el partido oficialista, así el proyecto político chavista se caracteriza como uno que “socaba el equilibrio de poderes al construir una mayoría electoral con base en un discurso de inclusión social radical, mediante la distribución de la propiedad, más un vasto programa de dádivas sociales extraídas de la industria petrolera” (Acosta, 2018: 119).

A través de la inclusión social de quienes fueron excluidos en otros tiempos, se posicionó un modelo que centraliza el poder en unos pocos y ante el cual la oposición tampoco ha sabido responder. Las dificultades en la propuesta económica de ese proyecto político ha redundado en una crisis que dejó a muchos venezolanos con buenos puestos de trabajo, casas, carros en su poder, pero sin la posibilidad de poder comer debido a la devaluación de sus salarios (Acosta, 2018). En una de las entrevistas se mencionaba lo siguiente:

Obviamente no tenemos las mismas comodidades, yo allá tenía dos casas, una en la playa y otra donde vivíamos, teníamos dos carros, mi esposo el suyo y yo el mío, nos íbamos de viaje 3, 4 veces al año. Pero no tenía seguridad, a mí me daba miedo salir con el carro hacia el trabajo, me daba miedo en mi edificio bajar a mi perro. Porque yo no sabía si me esperaba alguien y me podía robar o lo que sea. A mi esposo una vez lo agarraron a tiros para robarle la camioneta, en la farmacia donde yo trabajaba se metieron a robar y nos amarraron a todos y nos metieron en el sótano, entonces tenía mucho económicamente, pero no tenía nada. No tenía seguridad, no sabía si al otro día me podían matar por quitarme el reloj que tenía (Entrevista a venezolana en Medellín, agosto de 2020).

Lo que se observa es que se podían tener unas condiciones de vida relativamente estables, pero como lo menciona Sen (2015) la generación de ingresos no es lo único importante para que la persona pueda disfrutar del tipo de vida que desea llevar a cabo. Este tema, en particular de la violencia, la delincuencia, la prestación de servicios públicos, la comida y las medicinas, fueron unos de los motivos reiterados por parte de los entrevistados para tomar la decisión de migrar. En especial, la violencia se ha convertido en un problema central en Venezuela, donde está generando pánico y desorden social y la justicia parece inalcanzable (Añez et al, 2011) para solucionar estas problemáticas.

En esta medida es que se configura una migración que expulsa a la población venezolana, principalmente hacia países vecinos. En Colombia se ha visto una evolución creciente del número de venezolanos que migran al país desde el 2014 a la actualidad (gráfico 1).

Gráfico 1

Evolución de la migración venezolana hacia Colombia, 2014-2020

Fuente: Elaboración propia con base en Migración Colombia (2020)

Solamente se presenta una caída en los últimos meses de 2020 debido a los estragos que ha provocado en todo el país la pandemia del COVID-19. Lo que nos muestran estos datos es que la situación en Venezuela cada vez expulsa más y más población, convirtiéndose en un reto para la política pública y la prestación de servicios de parte de las ciudades colombianas, que es hacia donde se dirigen principalmente estas personas.

A nivel de destinos locales, para la fecha de realización del estudio, el departamento de Antioquia era el cuarto departamento que albergaba mayor número de venezolanos. Para diciembre de 2020 se contaba con un total 156.163 que representan un 9.03% del total de venezolanos en el país (Migración Colombia, 2020). Esto da muestras de la alta cantidad de venezolanos que han definido a Antioquia y en especial a Medellín como el lugar en el cual encontrar unas nuevas oportunidades (Ilustración 1).

Ilustración 1

Número de venezolanos por municipio del Valle de Aburrá, agosto de 2020

Mapa

Descripción generada automáticamente

Fuente: Elaboración propia con base en Migración Colombia (2020)

Para finalizar este apartado es de resaltar, como se mencionó antes, que la alta migración colombiana hacia Venezuela en décadas anteriores ha generado unas relaciones de familias binacionales que hoy han tendido a reagruparse en Colombia. Pero ese no ha sido un proceso sencillo debido a que los venezolanos nunca habían sido migrantes, no tenían realmente una experiencia en ese sentido que los ayudara a realizar ese proceso; Colombia, por su parte, tampoco ha sido un receptor de migrantes. Todo ello hizo que el encuentro entre ambas sociedades que se enfrentaban a una dinámica nueva para sí misma haya generado resultados diversos, desde una plena aceptación y adaptación de venezolanos a las ciudades, hasta problemas de xenofobia.

4. Migración venezolana en Medellín

Medellín es la segunda ciudad en importancia económica, demográfica y política de Colombia, esto la convierte en un posible destino para los migrantes venezolanos, por detrás de la capital del país y de otras ciudades fronterizas que se muestran como un mayor atractivo para estas personas. Si bien para toda Colombia la migración internacional es una dinámica relativamente extraña, para Medellín lo es mucho más, debido a que recientemente es que los turistas y visitantes extranjeros han volcado sus ojos hacia la ciudad, anteriormente era poco recomendada como destino para extranjeros. Como se mencionó se realizaron entrevistas a algunos venezolanos en la ciudad, en la Tabla 1 se presentan las características sociodemográficas de cada uno de los participantes.

Tabla 1

Características de los participantes en la investigación

Código

Género

Edad

Empleo

Tiempo en Medellín

Estado civil

01

Femenino

51

Ventas ambulantes

Dos años

Separada

02

Femenino

27

Desempleada

Un año

Casada

03

Masculino

33

Confecciones

Seis meses

Casado

04

Femenino

48

Emprendedora

Tres años

Casada

05

Masculino

52

Emprendedor

Tres años

Casado

06

Femenino

36

Desempleada

Un año

Casada

07

Femenino

27

Call center

Dos años

Casada

08

Masculino

54

Ventas ambulantes

Un año

Casado

09

Femenino

41

Ventas ambulantes

3 meses

-

10

Femenino

32

Clases particulares

Un año

Casada

11

Femenino

42

Desempleada

-

Casada

12

Femenino

24

Repostería

-

Soltera

13

Femenino

33

Ama de casa

Dos años

Casada

Fuente: Elaboración propia

La mayoría de venezolanos entrevistados concuerdan que la selección de Medellín se basó principalmente en dos hechos importantes: por un lado, contar con un familiar, amigo o conocido que los recibiera en la ciudad y tomara ese papel de la red de apoyo personal que ha sido tan importante para los migrantes a nivel internacional y ampliamente estudiada por la literatura especializada (Huete, 2011; Maya-Jariego et al, 2001; Millán-Franco et al, 2019). Por otro lado, el elemento geográfico fue central también en esa decisión de migrar hacia Medellín, según los entrevistados, el clima, las montañas y la organización específica del transporte fueron un segundo aspecto que los llevó a tomar esa decisión. Lo que se observa es que estas razones tienen una intención de revivir algo de su territorio de origen en ese destino migratorio; las relaciones sociales con familiares y amigos les permite no solo el apoyo económico y de conocimiento del destino, sino también recordar momentos y dinámicas que vivieron junto a esas personas en el origen; mientras que las condiciones geográficas y de organización de la ciudad también buscaba rememorar los elementos materiales de su territorio construido.

De otro lado, la ciudad de Medellín alberga en su interior una serie de inequidades y distribuciones espaciales que concentran los pobres en lugares específicos y a las clases medias-altas en otros (Betancur et al, 2001; Gallego et al, 2018; Mesa et al, 2018; Sanín, 2011). Así, se observa que las zonas periféricas y los barrios ubicados en la zona norte de la ciudad son aquellos que experimentan menores condiciones de vida y una mayor concentración de pobreza; mientras en el sur se concentran las familias más adineradas y barrios de clase media-alta. Esta distribución espacial en Medellín, y en general en el Valle de Aburrá, comienza también a definir la localización de los migrantes venezolanos (Ilustración 2).

Ilustración 2

Lugares de residencia de los venezolanos en el Valle de Aburrá según niveles de Incidencia de la Pobreza Multidimensional, 2018

Mapa

Descripción generada automáticamente

Fuente: Elaboración propia a partir de Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas -DANE- (2018)

La mayoría de los venezolanos entrevistados viven actualmente en zonas alejadas y que se han considerado localmente como barrios deprimidos. Sin embargo, dadas las características de la expulsión vivida en sus territorios de origen no consideran que estén experimentando en el destino algún tipo de exclusión o desigualdad espacial. Esto último se evidencia en declaraciones como la siguiente:

Ser migrante no se lo deseo a nadie, porque no es fácil, uno después de haberlo tenido todo en Venezuela, todos los lujos y ya venir uno a otro país solamente con una maleta y la ropa y ver cómo hace para empezar de cero es muy difícil. De verdad que la situación es muy dura. Pero bueno como también se dice, uno nació para guerrear, buscar otras oportunidades en otros países y mantener siempre la mente positiva porque con eso es que se logran las cosas.

Acá en Medellín me pareció muy bien, porque como se ven tantas oportunidades la gente no está con esa idea de que vinieron a quitarnos las cosas, de verdad muy agradecida con todas las personas de acá, para dar oportunidades a los migrantes a muchos nos ha ido muy bien. En los pueblos es más difícil, pero ya cuando son ciudades grandes, ya es como otro nivel para migrar. (Entrevista a venezolana en Medellín agosto de 2020).

En este sentido, si bien la mayoría de los venezolanos se sienten bien recibidos en la ciudad y consideran que están logrando satisfacer, en la mayoría de los casos, sus necesidades e incluso apoyar a sus familiares que aún viven en Venezuela; es notorio que han sido relegados a los lugares más problemáticos de la ciudad. Esto no quiere decir que el ideal sea que lleguen a los lugares centrales y a ocupar los puestos de empleo principales, pero sí es necesario evaluar si a la misma ciudad le conviene que a los lugares de por sí con problemáticas de prestación de servicios públicos, acceso a salud, vivienda, en alto riesgo de deslizamiento, inundaciones e incendios, llegue cada vez más población a presionar aún más los servicios que se prestan allí y donde las vías de acceso tampoco son las mejores.

Los migrantes también se han concentrado en los lugares alrededor de su residencia y trabajo. Al preguntarles por sus recorridos diarios en la ciudad, la mayoría mencionaba lugares cercanos o del mismo barrio donde residen y algún lugar en específico de la ciudad donde vive algún familiar o amistad que proviniera también de Venezuela (Ilustración 3). Esto es una muestra de la baja apropiación espacial que han logrado, es decir, la construcción de su territorio en destino ha estado limitado a las funciones de la cotidianidad como lo son el trabajo, estudio de los hijos, visitas al médico y en algunos casos ha trascendido a las visitas sociales.

Ilustración 3

Lugares de residencia y conocidos por parte de los venezolanos entrevistados, 2020

Mapa

Descripción generada automáticamente

Fuente: Elaboración propia

Ellos mismos comentan que ese bajo conocimiento de la ciudad responde a la necesidad de concentrarse en el trabajo, su tendiente preocupación por quienes se quedaron en el origen y a que las relaciones que han venido construyendo aquí corresponden más a acciones específicas de compañeros de trabajo o recibir o prestar un servicio en particular, pero no se ha logrado construir una relación de amistad o de otro tipo más estrecha, esto probablemente por el tiempo que llevan en la ciudad y las dificultades que la pandemia ha generado en la continuidad de los encuentros físicos y las mismas dificultades que ha tenido para los migrantes la pandemia en Colombia y otros países (Angulo-Giraldo et al, 2022; Prado et al, 2022).

A pesar del bajo conocimiento sobre la ciudad y la concentración en espacios determinados, en la mayoría de los casos se muestra un reconocimiento y una emoción fuerte al hablar sobre Medellín y lo que les ha ofrecido. Un caso paradigmático es la de una pareja de esposos que convirtieron ese amor por Medellín en un recorrido turístico por el centro de la ciudad, convirtiéndose en un emprendimiento que les ha generado recursos, pero también como una estrategia para remediar el dolor que sintieron por dejar su tierra. Así describen el proceso de creación de dicho tour:

Para nosotros es un ejemplo de ciudad por la transformación que logró en tan corto tiempo, pasar de una ciudad violenta a ser una ciudad transitable que puedes caminar. O sea, cuando tú vienes de una crisis de inseguridad como la de Venezuela, que puedas caminar, que puedas montarte en el metro, que puedas sentirte seguro, que puedas montarte en un metro limpio, entonces tú dices hay que agradecer eso. Entonces es muy fácil enamorarse de la ciudad y contar eso, promoverla y hacerlo se vuelve muy fácil porque es algo que estás sintiendo tú, eso es lo que hacemos en el tour (Entrevista a emprendedores venezolanos, agosto de 2020).

5. Transformaciones territoriales de los migrantes venezolanos en Medellín

En el apartado teórico se mencionó que el territorio es una producción social realizada desde los actores sociales, la cual está mediada por relaciones de poder. Hemos de decir que ese territorio y el proceso de apropiación está compuesto por una espacialidad, una temporalidad y las relaciones sociales en sí mismas. En la medida en que interactúan y se articulan todas ellas son que se identifica el tipo de territorialidades y territorializaciones que van a caracterizar a ese territorio construido. Así, el proceso migratorio necesariamente transforma esa producción territorial con la que contaban los venezolanos antes de tomar la decisión de migrar y, en la medida que ellos internamente tienen un cambio, sus familiares y los demás individuos que interactúan con ellos también van a experimentar un cambio o transformación de sus relaciones territoriales. Para una mejor exposición de las ideas, este apartado se va a dividir en esos tres componentes mencionados: espacialidad, temporalidad y relaciones sociales; sin embargo, eso no implica que se considere que son procesos independientes, al contrario, entre ellos se están articulando e influenciando mutuamente.

La espacialidad es quizás el componente más claro de transformación territorial por parte de los migrantes venezolanos en Medellín. El cambio experimentado de ciudad y país de residencia es una clara manifestación del cambio espacial, esto se refleja en cambios en el contexto material que viven en su cotidianidad. Pero no solamente en cuanto a la geografía natural, que como ya mencionamos muchos, buscaron un destino con una geografía similar a su origen; también se observa en la materialidad de sus casas y el cambio en los derechos de propiedad sobre los lugares que habitan.

Todos los entrevistados declararon tener casa propia en Venezuela y vehículo particular, en algunos casos uno por cada miembro principal del hogar e incluso una casa vacacional. Sin embargo, en Medellín se han debido acomodar en habitaciones o casas pequeñas contratadas en arriendo, sin los mismos acabados, enseres, muebles y demás componentes de identificación del hogar. Les ha tocado acostumbrarse a otra forma de organización espacial y de apropiación de la misma. Pero como decía una de las entrevistadas, “cambié mi preocupación de sí me van a matar por quitarme mis pertenencias, a preocuparme por pagar el arriendo”.

Otro aspecto de transformación espacial es lo que sucede con la comunicación con sus seres queridos, cuando estaban en Venezuela, esas relaciones y comunicaciones eran de manera física, se podían ver, tocar y hablar directamente; tras el proceso migratorio este tipo de relaciones pasa al ciberespacio, depende de las redes de conectividad con las que se cuenten en el origen y el destino para continuar con la relación. En este caso la conectividad en el origen es la gran dificultad, todos los entrevistados concordaron en que el acceso a internet en varias zonas de Venezuela es muy bajo, pocas veces cuentan con internet allí y la electricidad también es esporádica. Este es un cambio sustancial porque ha cambiado la relación con el ciberespacio de todos los miembros de las familias de migrantes.

Cuando se les preguntaba por sus últimos días en Venezuela y sus relaciones con el espacio, solo hubo un caso en el que se mostró que la baja conectividad digital era un problema, debido a que ella trabajaba realizando estudios académicos y se comunicaba con sus clientes por ese medio, una vez que robaron los cables del internet y del teléfono en el barrio que habitaba, ya no le permitieron continuar con su empleo, la llevó también a tomar la decisión de migrar. Pero entre los demás esta no era una prioridad para su día a día. Hoy, dado el proceso de migración, para cada uno de ellos ubicados en Medellín la conectividad se convierte en un elemento fundamental para conectar con su origen y para sus familiares en Venezuela, esa característica de su espacio también se convierte en central para contactar con sus seres queridos en la distancia.

En cuanto a los espacios públicos, se comenzó a notar un cambio también en la presencia de migrantes en las actividades comerciales llevadas a cabo en las calles. De un momento a otro, en las esquinas, estaciones de metro y negocios tradicionales, se comenzaron a observar venezolanos, quienes se identifican principalmente por su acento particular, la venta de productos tradicionales venezolanos, como las arepas, y por la constante presencia en su estilo de vestir de la bandera venezolana.

Esto se convierte en un fenómeno nuevo de la apropiación del espacio público de la ciudad, los semáforos, andenes y otros lugares que normalmente eran tomados por colombianos que pedían dinero a quienes pasaran, de un momento a otro comienzan a ser apropiados por venezolanos, sin ser muy claro cómo se dio ese cambio de actor principal. Según algunas entrevistas, colombianos se encargaban de contratar a venezolanos que utilizaran ese espacio público para pedir dinero, ya que, dada la promoción mediática de la situación de los venezolanos, estos podían acceder a una mayor cantidad de recursos, al apelar a la lástima de los transeúntes.

El tiempo no es tan fácil de identificar como sucedía con la espacialidad. Cuando hablamos del tiempo, desde los estudios territoriales nos referimos a los momentos que hacen parte de la vida cotidiana de las personas y de los ritmos que se generan a partir de la unión de esos momentos. En esta medida, a través de las entrevistas realizadas se lograron identificar algunos aspectos fundamentales que han transformado la temporalidad de los migrantes venezolanos.

El primero de ellos, y quizás el más representativo, tiene que ver con la jornada de trabajo. En Venezuela la ley establece que la jornada de trabajo máxima es de 40 horas a la semana, lo que equivale a una jornada diaria de ocho horas durante cinco días, otorgando dos días de descanso a la semana. En Colombia la jornada laboral es de 48 horas a la semana, ocho horas diarias, por lo que se deben trabajar seis días a la semana. Esto fue un choque cultural fuerte para los venezolanos que han logrado acceder a un empleo formal, ya que en su país contaban con un mayor tiempo libre para departir con su familia y amigos, mientras que en Colombia no es así, esto también ha afectado los tiempos destinados a los encuentros sociales lo que explica el bajo conocimiento que se tiene de lugares de esparcimiento de la ciudad.

Una de las entrevistadas mencionaba al respecto lo siguiente:

Es que obviamente la dinámica cambia. En Venezuela yo tenía una rutina totalmente distinta, ahora tengo una hija y eso ya te cambia radicalmente tus tiempos. A mí me envían un mensaje y ya lo veo a las 2 o 3 horas, en cambio, antes yo tenía mucha más disponibilidad. Aquí se trabaja más, se trabajan más horas de las que se trabajan en Venezuela. En Venezuela tú tenías dos días de descanso, aquí solo tienes uno, entonces es como menor tiempo para disfrutar con tu familia y aquí no. Es notorio ese cambio, aquí tiene uno mucho menor tiempo para uno mismo. Esas 8 horas de trabajo te restan mucho, eso fue lo primero que me afectó, de pasar de tener dos días de descanso a la semana a uno. Allá uno usaba uno para hacer las diligencias, arreglar la casa, cocinar o que si ir a arreglar algo en el banco y acá en un solo día debo hacer todo eso. (Entrevista a venezolana en Medellín, agosto de 2020).

Estos momentos de trabajo y ocio, necesariamente ha cambiado los ritmos con los que viven los venezolanos, deben responder por la misma cantidad de responsabilidades cotidianas, o incluso más porque deben contactarse con el origen en momentos determinados, algo que antes era en cualquier momento libre; pero todo ello con un menor tiempo disponible, lo que hace que necesariamente los ritmos de vida se aceleren para poder cumplir con sus obligaciones laborales y sociales.

Aquellos que no han logrado acceder a un trabajo formal, también tienen un cambio en sus ritmos cotidianos, no por el cumplimiento con una jornada laboral, sino porque dependen de los mejores momentos para realizar la actividad de la que dependen sus ingresos. Por ejemplo, algunos se dedican a las ventas ambulantes de helados, así que deben esperar a los momentos más calurosos del día para poder comercializarlos; otros deben esperar a los momentos en que las personas salen de sus jornadas laborales para poder encontrar un mayor público disponible para sus ventas. Aquellos otros que trabajan según la demanda de empresas específicas, como talleres de carros que dependen de la llegada de vehículos para arreglar, otros en confecciones y deben esperar a que llegue alguna producción, otros con empresas de mudanzas que también dependen de contratos específicos; pierden toda autonomía para manejar su tiempo, se convierten en sujetos dependientes del sistema económico.

En estos casos de mayor informalidad, los cambios son más radicales porque deben estar disponibles en todo momento para responder a esa fuente de ingresos, generando una alta incertidumbre frente al uso que pueda darle a su tiempo. No saben cuál es en realidad su tiempo libre y su tiempo de trabajo, esto tiende a afectar las relaciones sociales en los hogares y los convierte en altamente vulnerables ante las condiciones del mercado.

Un último elemento a tener en cuenta respecto a los temas laborales y el tiempo tiene que ver con las edades de los migrantes. Según ellos mismos, los migrantes más jóvenes son quienes en realidad tienen oportunidades en Medellín, los adultos mayores no tienen oportunidades laborales, sin importar la formación o experiencia con la que cuenten:

Yo estoy sin empleo, tengo 60 años y lastimosamente aquí en Colombia y aquí en Medellín, son muy selectivos con respecto a la edad y no toman en consideración si uno tiene experiencia o no, si vale la pena dar una oportunidad o no. No sé si sea porque acá se aprecia mucho a la gente joven que les ayudan mucho. Yo sí, la verdad es que no he tenido mucha suerte, la verdad es que he tratado de sobrevivir (Entrevista a venezolana en Medellín, agosto de 2020).

Esto lastimosamente es algo reiterativo en la ciudad no solamente para los migrantes, también para los nativos, ya que la economía se ha centrado en los servicios y en particular en el comercio, ello ha llevado a que la estética, la juventud y la dinámica que muestran sea el elemento que más buscan los empresarios, estamos hablando entonces de la implantación de un capitalismo artístico (Lipovetsky & Serroy, 2015). Tampoco se puede generalizar, porque las personas más formadas también pueden encontrar algún tipo de empleo, pero para empleos de corte técnico y operativo el tema de la edad se ha convertido en un aspecto de selección.

Un último elemento a analizar en cuanto al tiempo, es la sensación de que la migración va a ser momentánea, es decir, en prácticamente todos los casos, los migrantes planteaban que, si bien saben que en el corto plazo no se pueden regresar, dado que todo sigue igual en Venezuela, ellos sí consideran que en un momento van a regresar y ello les limita su total apertura a generar un arraigo en la ciudad. En la mayoría de los casos mantienen propiedades y empresas en Venezuela, con la finalidad de regresar en algún momento, ya que no sienten que el habitar actual en Medellín vaya a ser definitivo. En este sentido, plantean que:

En realidad, nosotros estamos aquí como unas vacaciones, nosotros no asimilamos todavía que tenemos que hacer vida acá. Llevamos año y medio, pero es como de vacaciones todavía. Tu vida está allá, es muy distinto cuando tú sales porque quieres, porque es tu anhelo, a cuando tú sales por necesidad. Es la necesidad de sobrevivir, porque sí se puede, mira que él [el esposo] es el único que trabaja ahora y da para pagar el arriendo, da para vivir, hacer nuestro mercado, vamos guardando y te puedes comprar un par de zapatos; eso allá no. Allá eso se podía 10 años atrás (Entrevista a venezolana en Medellín, agosto de 2020).

El elemento que quizás se ha transformado más es el de las relaciones sociales. Para ello vamos a observar cuatro aspectos que dan cuenta de estas transformaciones. El primero de ellos tiene que ver con la ciudadanía y la legalidad de ingreso a Colombia. Cuando se hace el cruce de la frontera de manera legal muchos pueden llegar con su cédula de extranjería, pero en Colombia ese documento no circula ampliamente, por lo que no se conoce en muchos establecimientos y así se trate de alguien legalizado, son tratados como si no lo estuvieran. De otro lado, quienes migran de manera irregular y no cuentan con los documentos para acceder a un empleo formal o a servicios específicos, se deben someter al tipo de condiciones que se impongan desde colombianos que se arriesgarían a contratar personas sin la documentación, por lo que suelen ser unas condiciones muy precarias. En esta medida estamos hablando de un ciudadano que a causa de unos trámites costosos sufre de una revictimización en el lugar donde esperaba mejorar sus condiciones de vida. De esta forma, el sistema legal colombiano tiende a generar ese tipo de relaciones desiguales entre venezolanos irregulares y colombianos que se aprovechan de esa situación para acceder a una mano de obra más barata (Rodríguez et al, 2018). Esto tiene que ver con la política migratoria colombiana y la de otros países latinoamericanos (Blouin, 2021; Barbieri et al, 2020; Linares, 2021; Gámez et al, 2020; Gissi et al, 2021; Okumura et al, 2022; Donoso, 2022).

El segundo aspecto tiene que ver con una transformación que han experimentado las relaciones sociales con el origen. Prácticamente en todos los casos estudiados, se afirma que la migración ha generado que las relaciones con sus parientes y amigos de origen se fortalezcan, ya que todos están preocupados por la situación de los demás; quienes están en Colombia por el destino de quienes se quedaron en ese contexto tan hostil y quienes se quedaron, por conocer las nuevas condiciones con que los van a recibir en ese nuevo país. En algunos casos ha permitido incluso mejorar la comunicación entre las personas:

Nos ha tocado muy duro, porque cuando se enferma alguno uno se preocupa mucho más. Cuando uno ya ha migrado, se siente como una relación más fuerte, está uno más pendiente, me ha parecido muy bien. Mis padres son de campo y siempre a esas personas les cuesta más expresar sus sentimientos y entonces ya ahorita los siento mucho mejor. Ahora son capaces de expresarse más que antes. Mi papá, que es de un carácter muy duro, ahora llora, me dice cuánto me quiere, cuánto me extraña, cosa que no hacía cuando estaba uno en la casa (Entrevista a venezolana en Medellín, agosto de 2020).

Es una sensación extraña la que experimentan en este sentido, porque se ha ampliado la distancia física, pero se ha estrechado la relación afectiva. Esto en gran medida se debe a la necesidad de apoyo entre todos los miembros de la familia, ya que la migración tiene efectos psicosociales trascendentales. De hecho, en uno de los casos entrevistados se encontró que la familia está sufriendo cuadros de estrés y depresión muy fuertes, que los ha llevado a ser medicados y a tomar la decisión definitiva de retornar a Venezuela. Esto es una muestra que la migración y todas las transformaciones territoriales que implica no son para todos, requiere un acompañamiento fuerte del núcleo familiar para lograr enfrentar las diversas dificultades que se puedan encontrar en el camino.

El tercer aspecto es referente a la adaptación a la nueva cultura y la gastronomía del destino. En este caso, en particular todos los entrevistados respondieron que no fue difícil la adaptación, ya que la cultura es muy similar, con la comida sucede exactamente lo mismo. Además, muchos de ellos continúan cocinando sus platillos tradicionales porque en Medellín pueden acceder a los mismos ingredientes y productos que consumían en Venezuela; claro está que se presentan variaciones particulares, principalmente en la forma de denominar esos productos, pero no es difícil adaptarse a la cultura local. Esto es algo esperado, dada la historia en común de ambos países, pero también va en contra de los discursos de otredad que se han venido construyendo en algunos sectores de Colombia, donde se generalizan conceptos e imaginarios de todos los venezolanos por el accionar de unos pocos. Por lo que se puede afirmar que estamos hablando de culturas muy similares y cercanas que no podrían tratarse como contrapartes enfrentadas.

Un último elemento tiene que ver con la xenofobia y la forma en que esto ha afectado el desenvolvimiento de los venezolanos, no solo en Medellín, sino en Colombia. Precisamente a nivel nacional, desde ciertos grupos políticos se aprovechan del sufrimiento del pueblo venezolano para implantar un discurso de odio hacia la izquierda, comienza a implantarse en el imaginario colectivo la siguiente ecuación:

Izquierda= Guerrilla= Castrochavismo= Venezuela

Esto implica que finalmente el migrante venezolano trae consigo el estigma de la guerrilla colombiana, del gobierno que ha padecido y que lo hizo migrar y además está relacionado con la izquierda colombiana. Es decir, es un discurso que le impone a los venezolanos una marca frente a todo lo negativo que se desea extirpar del país. Por ello, en toda movilización social legítima que se realiza, siempre se menciona que hubo venezolanos infiltrados y que fueron ellos los que iniciaron los actos vandálicos. Y como respuesta ante ello, lo que se busca siempre es la expulsión de los venezolanos de Colombia. Todo lo anterior es un discurso peligroso que incentiva la xenofobia frente a los venezolanos y que los hace más vulnerables de lo que son.

Si bien muchos de los entrevistados sostienen que no han sufrido un acto directo de xenofobia hacia ellos, otros sí lo han vivido. Es de aclarar que en Medellín parecen encontrar una menor manifestación de xenofobia, muchos de ellos afirman que familiares que residen en otras ciudades como Barranquilla o Cúcuta, han experimentado mayores acciones de xenofobia.

Este tipo de acciones ha llevado a que los venezolanos deban tomar ciertas acciones para evitar que sean identificados de esa forma y que experimenten algún tipo de rechazo o trato diferenciado. Algunas de esas acciones ha sido tratar de suavizar el acento, en otros casos y quizás la estrategia más recomendada desde amigos en la ciudad, es hacerse pasar como costeños, es decir, identificarse como colombianos que provienen de la Costa Atlántica, ya que su acento es bastante similar. Si bien la xenofobia no se ha implantado en Medellín, sí se empiezan a observar casos específicos de esto y es un aspecto por considerar para mejorar la convivencia en la ciudad.

6. Conclusiones

La migración es una de las manifestaciones actuales de la alta movilidad global, planteando una serie de retos tanto para los territorios de origen como para los territorios de destino, inclusive para los momentos de tránsito, ya que el proceso no es un simple paso por un túnel que conecta dos territorios, sino que se deben experimentar también una amplia gama de desplazamientos y actividades para poder alcanzar el destino final de migración. Estos retos, así como la migración misma, son multidimensionales, por el hecho de que requieren una organización espacial, legislativa, económica, social, política, ambiental, de conectividad, y cultural, entre otras, que permita a los migrantes una salida segura, así como un arribo adecuado a sus destinos.

Si bien no es una obligación para un Estado velar por los derechos humanos de esos ciudadanos extranjeros, en realidad sí lo es ante la comunidad internacional y nacional; esta protección de los migrantes se convierte en una obligación ética y moral por el respeto y cuidado de las vidas humanas que están allí en juego y más cuando los motivos de migración son las expulsiones que ha generado el sistema socioeconómico interno y externo de un territorio.

El gobierno de Iván Duque se ha mostrado muy activo internacionalmente en la solución definitiva de la crisis global que vive Venezuela, pero parece observarse un doble discurso, ya que no se puede desconocer que se ha tratado de apoyar en lo más posible a los migrantes venezolanos, pero al mismo tiempo, se estigmatiza de manera general a Venezuela como castrochavista (y las implicaciones que ha tomado ese término en Colombia) e izquierdista (que en Colombia se ha asociado con las guerrillas y el terrorismo que han generado, ya que desde esta perspectiva no se reconoce un conflicto interno). Esas denominaciones generan entre algunos colombianos el rechazo hacia esta población, por lo que no se termina de entender el verdadero rol del Estado colombiano ante la situación venezolana.

En cuanto a los venezolanos en Medellín, es posible afirmar que en términos generales se han sentido bien recibidos y acogidos por la ciudad. Los entrevistados manifiestan mostrarse satisfechos con el acceso a diferentes servicios prestados por la alcaldía municipal, ya que han recibido apoyo a nivel educativo y de salud. No obstante, están repitiendo el modelo de segregación espacial que han vivido la mayoría de los migrantes nacionales que han llegado a Medellín y han sido relegados a las zonas apartadas y de mayores niveles de pobreza. Como se dijo, no se espera que se les acomode en las zonas céntricas o se les solucionen todos sus problemas; lo que es de anotar es la permanencia de ese modelo desigual en la ciudad a pesar del paso del tiempo, siendo un llamado de atención para los procesos de desarrollo y ordenamiento del territorio que se adelantan en la Medellín y su Área Metropolitana.

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