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o articiales), empleadas como una parte o un todo
de un sistema, para tratar, aumentar o reemplazar,
tejidos, órganos o alguna función del cuerpo huma-
no, durante cierto tiempo; o un material sintético
que reemplaza alguna parte de un sistema vivo o
está en contacto íntimo con los uidos biológicos
(Duo, 2012).
Para el empleo de cualquiera de los biomateria-
les es indispensable reconocer su “Biocompatibili-
dad”, siendo esta la capacidad de producir la acción
esperada en el medio biológico donde se ubique,
sin ocasionar efectos adversos como irritación en
tejidos vecinos, respuesta inamatoria, reacciones
alérgicas o carcinogénesis, entre otros. Estos bio-
materiales son elementos que componen diversos
instrumentos que se emplean durante la realización
de una cirugía, tanto en procedimientos mayores
como menores, entre estos los fórceps, retracto-
res, portaagujas, suturas quirúrgicas, o dispositivos
como los marcapasos cardíacos, lentes de contac-
to, o material para reemplazo o jación de estructu-
ras en lesiones óseas, en implantes y prótesis den-
tales, en correcciones estéticas, etc.; así como en
equipos diagnósticos y terapéuticos (diálisis renal,
catéteres, electrodos especícos, drenajes, stents,
etc.), entre otros (Duo, 2012).
Entre los biomateriales que más se utilizan se
encuentran las aleaciones de acero inoxidable (AI),
las cuales han experimentado un incremento en
su composición y función, impulsando el avance
de ciertas ramas médicas como la cirugía, cuyo
empleo se inició en el siglo XX, especícamente a
partir de 1912, en cirugía ortopédica, seleccionado
por ser un material resistente a la corrosión (Duo,
2012).
El AI es una aleación de hierro y carbono, entre
el 10 al 12% o 18 al 20%, y cromo en 10,5%, de alta
exibilidad, gran estabilidad ante ataques quími-
cos y a la oxidación, con la formación de costras
a elevadas temperaturas; pero su principal carac-
terística es la resistencia a la corrosión debido a la
formación espontánea de una na capa de óxido
de cromo en su supercie, que se adhiere rme-
mente al metal protegiéndole de diverso medios
corrosivos. Esta na capa es rápidamente restau-
rada en presencia del oxígeno, y así los daños por
abrasión, corte o mecanizados, son reparados ráp-
idamente (Pereda et al., 2012; Pardo, et al., 2008).
Como se ha señalado, la composición del AI
es principalmente de hierro y cromo, pero también
puede contener pequeñas cantidades de otros
metales como níquel, titanio, cobre, así como car-
bono como un aditivo no metálico. De todos los el-
ementos antes mencionados, el cromo es el metal
que evita que el hierro se oxide, conriéndole por
ello un aumento de la resistencia a la corrosión.
Según sus propiedades el acero inoxidable se clas-
ica en (Duo, 2012):
Dúplex: denominados así por tener en su estruc-
tura proporciones similares de ferrita y austenita,
con gran elasticidad y resistencia a la corrosión,
poseen una excelente tenacidad y ductilidad. Se
emplean en la industria marina, de hidrocarburos
y mecánica.
Endurecidos por precipitación: Son aceros com-
puestos de cromo y níquel, junto al cobre, alumi-
nio, titanio o molibdeno. Son muy resistentes a la
corrosión y ductilidad, resisten bien a temperaturas
elevadas.
Martensítico (serie 400 y 500): compuestos prin-
cipalmente de cromo (11,5%-18%) con pequeñas
cantidades de carbono, son resistentes a la oxi-
dación a temperaturas de hasta 650 °C y con resis-
tencia mecánica a temperaturas de hasta 540 °C.
Estos aceros en su mayor totalidad no contienen
níquel y son tratados mediante el método térmico.
Son magnéticos, y tienen una excelente resisten-
cia mecánica, dureza y resisten bien a la fatiga, su
comportamiento a la corrosión es moderado. Las
aplicaciones médicas mas frecuentes incluyen in-
strumentos quirúrgicos.
Ferríticos (serie 400): contienen el mayor por-
centaje de cromo, entre 12%-27%, carbono al más
bajo nivel y muy poca cantidad de níquel, son me-
nos resistentes a temperaturas elevadas pero con
mejor resistencia a la corrosión; se utilizan amplia-
mente en el mercado automotriz.
Austeníticos (series 200 y 300): el contenido
de cromo y níquel es de 16%-26% y entre 6%-
22%, respectivamente, también contienen níquel
y manganeso. Poseen buena resistencia a la cor-
rosión, excelente resistencia mecánica y a la oxi-
dación a elevadas temperaturas. Los aceros más
utilizados son los 304, 304L, 316, 316L y 321, para
diferentes aplicaciones, pero principalmente para el
diseño de material quirúrgico.
Ahora bien, se describe el uso del acero inox-
idable en procedimiento quirúrgicos, no obstante,
este acero no siempre es quirúrgico. El acero quirúr-
gico suele ser una especie de acero inoxidable,
pero con una mejor resistencia a la corrosión, a los
rayones y al deslustre, por ello son más adecuados