132
INTRODUCCIÓN
Staphylococcus aureus (S. aureus) es un reco-
nocido y adaptable patógeno humano, frecuente-
mente aislado como parte de la microbiota de las
fosas nasales, la orofaringe, la piel y las membra-
nas mucosas; puede causar una amplia variedad
de cuadros clínicos, desde infecciones leves de
piel y tejidos blandos hasta procesos infecciosos
graves capaces de comprometer la vida. Este mi-
croorganismo se caracteriza por poseer diversos
factores de virulencia, tales como, componentes de
la pared celular, enzimas degradativas y toxinas su-
perantigénicas; además, puede adquirir resistencia
a los antimicrobianos de uso clínico, cuya propaga-
ción es de gran importancia en el ámbito de la sa-
lud pública (Suzuki, 2007; Lam, 2012; Garza, 2013;
Cataldo, 2014; Ga, 2015).
En la cavidad oral, S. aureus se ha asociado
con enfermedades dentoalveolares, periodontitis,
queilitis angular, parotiditis, infecciones asociadas
a implantes dentales y recientemente con mucositis
oral, una entidad clínica diagnosticada en personas
mayores, pacientes dependientes de nutrición pa-
renteral, niños inmunosuprimidos y pacientes con
patologías sistémicas, como artritis reumatoide,
diabetes mellitus y padecimientos hematológicos
malignos (Pereira, 2011; Ga, 2015; Abbas, 2017).
Además, S. aureus desempeña un papel en la exa-
cerbación de las patologías dentales, mediante la
formación de biopelículas con los agentes causales
de enfermedades periodontales (Ga, 2015).
Vale destacar que, S. aureus ha sido aislado de
individuos con diversas infecciones odontológicas y
es frecuentemente encontrado en la cavidad bucal
de niños y adultos sanos. Sin embargo, su papel
como parte de la microbiota oral sigue siendo ob-
jeto de discusión (Smith, 2001; Cataldo, 2014). Di-
versos investigadores consideran que debido a su
habitual aislamiento puede ser considerado como
parte de la microora residente (Suzuki, 2007; Ca-
taldo, 2014; Petti, 2014; McCormack, 2015). Otros
autores señalan a S. aureus como colonizador tran-
sitorio de la cavidad bucal (Jackson, 2000). Por otra
parte, un estudio realizado por Ohara et al. (2008),
en el cual, se analizaron muestras de saliva, placa
dental e hisopado nasal, aislaron los mismos clo-
nes, tanto en la boca como en las fosas nasales,
lo cual, evidencia el tráco nasal-oral de S. aureus.
Este foco de controversia puede también relacionar-
se con el hecho que esta bacteria, así como otros
componentes de la microbiota oral, sufre constante
recambio debido a su continua interrelación con el
medio ambiente; en efecto, el estudio de la micro-
biota oral es complejo, no solo por la cantidad y di-
versidad de microorganismos que la forman, sino
también, por las constantes variaciones motivadas
por su exposición al entorno externo.
El S aureus, ha sido recuperado a partir de
muestras de la lengua, la saliva, las áreas muco-
sas, las supercies sub y supragingivales de los
dientes, y las bolsas periodontales (Suzuki, 2007;
Cuesta, 2010; Pereira, 2011; Cataldo, 2014; Abbas
2017; Vieira, 2019; Wang, 2019). Estudios reali-
zados a lo largo de las últimas décadas (Jackson,
2000; Abudu, 2001; Hussain, 2001; Suzuki, 2007;
Ohara, 2008; McCormack, 2015; Vieira, 2019), han
reportado una variabilidad en la frecuencia de aisla-
miento de S. aureus, en especímenes de diferentes
áreas de la cavidad oral.
Los antibióticos betalactámicos (penicilina, meti-
cilina), son capaces de inhibir la proliferación bac-
teriana, pero el uso indiscriminado de penicilina, ha
provocado la resistencia en S. aureus, mediante el
gen blaZ, que codica para betalactamasas. Por la
razón antes mencionada, se han desarrollado fár-
macos sintéticos como la meticilina. Con el paso
del tiempo cepas de S. aureus desarrollaron el gen
mecA lo que hizo imposible que la meticilina ejercie-
ra su efecto, adoptando el nombre de Staphylococ-
cus aureus resistente a la meticilina (SARM). Esta
resistencia complicó las opciones de tratamiento
para infecciones por S. aureus (Castellano, 2010;
Lee, 2018).
Desde el primer reporte de S. aureus resistente
a meticilina (SARM), en 1960 (Suzuki, 2007), este
microorganismo se considera como un importante
patógeno intrahospitalario; sin embargo, en las úl-
timas décadas ha surgido como causal de infeccio-
nes adquiridas en la comunidad.
La presencia de SARM en las fosas nasales,
heridas cutáneas y tracto respiratorio ha sido bien
documentada (Bueris, 2005). Se estima que alrede-
dor del 29% de los individuos colonizada por cepas
de SARM, desarrollan enfermedad y tiene mayor
riesgo de infección invasiva (Rodríguez, 2015), sin
embargo, poco se conoce sobre su presencia en
equipos e instrumental de uso odontológico y sus
posibles implicaciones en patologías odontológicas.
S. aureus posee diferentes genes de virulencia
que codican para toxinas protéicas entre los cua-
les se tiene: el gen tst, que codica para la Toxina
del Síndrome de Shock Tóxico 1 (TSST-1) la cual,