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las mejoras que pudiese aportar a sus vidas, obser-
vando además, que la educación estaba plegada
de vicios, Simón Rodríguez, considera la necesidad
de fortalecer las escuelas públicas de primeras le-
tras con igualdad para todos, por lo que en 1794,
presentó un Plan de Reforma de la Educación al
Cabildo de Caracas, bajo el Tratado “Reexiones
sobre los efectos que vician la escuela de primeras
letras en Caracas y medios de lograr su reforma por
un nuevo establecimiento”, el cual plantea la crea-
ción de más escuelas y llevar la educación a los
sectores populares.
Duran (2012: 2) plantea, el plan presentado por
Rodríguez está dividido en dos partes:
La primera de ellas consistía en una crítica
del estado deplorable de la institución escolar
en la ciudad de Caracas. A través de seis re-
paros, Rodríguez “hace referencia a la nece-
sidad de profesionalizar la práctica docente,
la presencia de un método claro y preciso en
la enseñanza, el papel del mismo en el au-
mento de la prosperidad social, la importancia
del trabajo manual y la necesidad de que to-
das las castas pudieran acceder a la educa-
ción primaria”.
Y en la segunda parte, se presenta un plan
detallado sobre número de escuelas, mobilia-
rio, designación de maestros, duración de la
jornada escolar, régimen de premios y casti-
gos, funciones y deberes de los directores de
los establecimientos.
Analizando detalladamente el Modelo Educativo
presentado por Rodríguez (2004), a continuación,
se presenta su plan en cada una de sus partes.
En la Primera Parte se presentan los seis reparos
acerca de la situación de las escuelas resumidos
de la siguiente forma:
El reparo No. 1 establecido por Rodríguez (2004:
5), expresa “no tiene la estimación que merece”, en
esta parte el maestro deja establecida su impor-
tancia, indicando que la escuela de primeras letras
es la base para la jación de mejores impresiones,
además de bases y capacidades para la adquisi-
ción de los sucesivos conocimientos y desempeño
en cualquier área cuando sean hombres.
En el reparo No. 2 Rodríguez (2004: 5), alega
“pocos conocen su utilidad”, indicando que la falta
de escuela formal conduce a suplirla con una parti-
cular en escuelas privadas recibiendo la formación
de acuerdo al criterio de quien le enseña, juzga a la
escuela como el ente a quien pertenece la enseñan-
za perfecta de buena letra y aritmética, expresando
además el autor (2004: 5), “es de poca utilidad,
respecto a que sin haberla cursado lo desempeña,
a su parecer, bien”, sostiene que es suciente con
saber rmar, el conocimiento adquirido en esta es-
cuela es percibido como una pérdida de tiempo.
Simón Rodríguez destaca que la función del
maestro en la primera escuela no es solo enseñar
caracteres, sino que, debe impulsar su valor y pro-
piedad, estableciendo el modo de usarlos y colo-
carlos según las reglas de perfecta ortografía, dar
una clara inteligencia a los principios de aritmética
y a la formación para el trato civil, ya que en esta
escuela se establecen los cimientos para una futura
formación y desempeño.
En el reparo No. 3, Rodríguez (2004: 9), indica
“todos se consideran capaces para desempeñar-
lo”. El autor explica que existe la concepción de
que cualquier persona es capaz de enseñar a leer
y escribir.
El Maestro Simón Rodríguez maniesta que esta
función debe ser desempeñada por un maestro,
considerando su obligación, el cuidado y delicado
desempeño que debe observarse al dar al hombre
las primeras ideas de una cosa.
En el reparo No. 4 Rodríguez (2004: 10) expre-
sa, “le toca el peor tiempo y el más breve”. La infan-
cia es un período de vida de carácter inocente, de-
licado, distraídos, traviesos, lleno de desconcierto
por sus acciones, donde los niños a esa edad son
muy consentidos y permisivos.
Rodríguez (2004: 11) arma, “le toca al maes-
tro de Primeras Letras la peor parte de la vida del
hombre”, al niño se les debe educar y orientar con
una actuación prudente entre la satisfacción de
sus deseos y la libertad en sus acciones, su direc-
ción debe ser ejecutada con una continua reexión
acerca de sus derechos, considerando a la vez, el
tiempo que pierde el discípulo en la ociosidad que
implica el uso de un tiempo superior al requerido,
además de considerar la satisfacción ante los ojos
de los padres.
El reparo No. 5 planteado por Rodríguez (2004:
12) consiste, en que “cualquiera cosa es sucien-
te y a propósito para ella”. El autor indica que con
el transcurrir de los años, la escuela ha sufrido un
abandono con notorio agravio, se han establecido
escuelas para primeras letras o un ocio determina-
do sin considerar el método a ser utilizado, la pre-
paración de sus maestros, habilidad de los discípu-
los, calidad en la enseñanza, sin material didáctico
acorde al conocimiento impartido, la medición de
los avances y la respectiva acreditación.