Revista
de Ciencias Sociales (RCS)
Vol.
XXIX, No. 4, Octubre - Diciembre 2023. pp. 91-106
FCES
- LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Como citar: Ramírez-Mercado, M. (2023). Imaginarios
sociales sobre participación ciudadana en jóvenes universitarios. Revista De
Ciencias Sociales, 29(4), 91-106
Imaginarios
sociales sobre participación ciudadana en jóvenes universitarios
Ramírez-Mercado, Manuel*
Resumen
Este artículo aborda el tema de la participación
ciudadana en estudiantes de la licenciatura en Sociología de la Facultad de
Estudios Superiores Aragón, perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de
México. El objetivo de este artículo es identificar las nociones de la
participación ciudadana entre los estudiantes de sociología. El método de
investigación es cualitativo, mediante un cuestionario abierto. Los resultados
enmarcan a jóvenes universitarios propensos a participar en actividades
sociales, con una centralidad de la motivación individual para alcanzar fines
comunes en lo comunitario, lo social y lo político. Como conclusión, los jóvenes
universitarios observan la imagen de la participación ciudadana en formas
convencionales y no convencionales.
Palabras clave: Imaginarios sociales; participación;
ciudadanía; universidad; México.
Social
imaginaries about citizen participation in young university students
Abstract
This article addresses the topic of citizen
participation in students of the degree in Sociology at the Faculty of Higher
Studies Aragón, belonging to the National Autonomous University of Mexico. The
objective of this article is to identify the notions of citizen participation
among sociology students. The research method is qualitative, using an open
questionnaire. The results frame young university students who are prone to
participate in social activities, with a centrality of individual motivation to
achieve common goals in the community, social and political spheres. In
conclusion, young university students observe the image of citizen
participation in conventional and unconventional forms.
Keywords: Social imaginaries; participation;
citizenship; university; Mexico.
Introducción
La participación ciudadana en
estudiantes universitarios es una temática que contribuye a delinear la
construcción social de la ciudadanía entre las y los jóvenes en el momento de
preparación para desarrollar actividades diversas en el campo productivo,
social y político, que los llevarán a recrear el imaginario y la representación
social de sus derechos y obligaciones en el espacio público.
En la revisión temática de la
participación ciudadana son distintas las perspectivas de investigación y de
análisis identificadas. Algunas publicaciones retoman la relación con los
movimientos sociales estudiantiles (Montiel, 2020; Pogliaghi,
Meneses y López, 2020), otras el uso de las redes sociales en la construcción
de ciudadanía (García, Fernández y Del Hoyo, 2017; Catalina-García, López y
Martín, 2018; Pérez-Verduzco, 2022; Sandoval,
López y Esponda, 2023), algunas
otras el papel de la escuela como promotora de las prácticas ciudadanas
(Salazar et al., 2021; Bahena, 2022), así como el vínculo estudiantil con la
comunidad (Loeza y Campos, 2022), otras en los distintos niveles de gobierno (Hernández y Chumaceiro, 2018; Salas, 2020), por citar algunas. Estos
trabajos identifican la apatía hacia procesos políticos formales y su efecto en
el estímulo para formar parte de actos solidarios ante problemáticas concretas
con sus pares y grupos sociales.
Para el desarrollo de
este artículo, la definición de imaginario social que presentan Basulto-Gallegos y Riffo-Pavón (2022),
dan pauta para abrir la reflexión. Ellos dicen: “Se considera que
los imaginarios sociales son unos sistemas de ideas compartidas que operan como
puntos referenciales, que organizan, cohesionan y otorgan normas para dar
sentido a la sociedad” (p. 5). De igual forma, Baeza (2022) amplía la
definición al indicar que “los imaginarios sociales entran en escena en cuanto
discurso social, es decir, en cuanto producto social del lenguaje simbólico”
(p. 115).
A diferencia de las representaciones,
los imaginarios sociales, como construcciones mentales, le dan sentido a la
realidad, a partir de ellos la sociedad reflexiona sobre sí misma,
estableciendo mecanismos de identidad ligados a su momento sociohistórico,
por ello “el imaginario social, puede referirse tanto al proceso de creación
como al conjunto de imágenes, modelos y creencias, heredados por los individuos
a partir de su participación en la sociedad, conjunto que puede ser relativo a
una época” (Arruda, 2020, p. 42). Partiendo de esta
noción básica, la narrativa de las y los jóvenes universitarios ejemplifica la
interpretación de los tipos de participación.
En México, es recurrente abordar los
procesos de la construcción de cultura política y ciudadanía en jóvenes
estudiantes desde una perspectiva vinculada a la participación en movimientos
sociales que marcan la manera de hacer política dentro y fuera de la universidad
(Ordorika, Rodríguez-Gómez y Gil, 2019; Dip, 2022). En ese mismo contexto, en la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), como principal institución educativa del
país, la comunidad estudiantil genera tanto un activismo político, protesta, movilización
social, así como paros estudiantiles (Meneses y Pogliaghi, 2022), que propician la reflexión sobre las
bases de la construcción de la confianza intersubjetiva y su reflejo en los
distintos niveles de participación ciudadana.
En este contexto, las y los estudiantes
de sociología de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, resultan ser
los adecuados para realizar la investigación dada la cercanía con ellos de
quien investiga. Algunos de estos estudiantes tienden a asumir liderazgo social
y político dentro y fuera del campus universitario. Por ello, resulta atractivo
conocer el imaginario social sobre la participación ciudadana y su expresión en
las narrativas de este grupo de jóvenes universitarios.
El objetivo de este artículo consiste en
identificar las nociones de la participación ciudadana entre las y los
estudiantes de sociología. También se busca comprender, a partir de los
imaginarios sociales, la propensión a participar en distintos actos
relacionados con la construcción de la ciudadanía, la participación social y
política. La investigación está enmarcada en el proyecto: “Representaciones
sociales de la participación ciudadana en las elecciones en México”, iniciado
en 2021 y actualmente en curso.
1. Contexto temático
La participación ciudadana implica
reconocer los procesos mediante los cuales la ciudadanía reconoce que sus
intereses combinados con los intereses de otras personas son representados por
los agentes del sistema político y en los cuales puede haber espacio para
participar en la deliberación pública de los mismos, en palabras de Ziccardi (2004):
La
participación ciudadana genera compromisos institucionales y exige crear un
clima de trabajo comunitario en el que exista el convencimiento de que la
deliberación pública, la interacción social y el respeto por el pluralismo son
valores y prácticas, positivos y esenciales de la democracia. (p. 247)
Por su parte, Díaz (2017) define la
participación ciudadana como “el proceso a través del cual los ciudadanos, que
no ostentan cargos ni funciones públicas, buscan compartir en algún grado las
decisiones sobre los asuntos que les afectan con los actores gubernamentales e
incidir en ellas” (p. 343). En esta definición, destacan dos actores del
proceso: Los ciudadanos y el funcionario gubernamental, donde los primeros,
mediante una acción cívica, responden a las decisiones que los segundos toman.
Es así como las decisiones del gobierno enmarcan el espacio público donde se
recrea la ciudadanía, de ahí la orientación a adjetivar la participación como
ciudadana.
Este tipo de participación se trata de
concretar en la consulta popular, la revocación de mandato, iniciativa popular
y el presupuesto participativo, por lo que “dichos recursos de participación
ciudadana se pueden constituir como mecanismos de control y legitimación
políticos, dependiendo de los objetivos, fines y metas que se contemplen en su
utilización” (Escamilla y López, 2021, p. 89). Derivando en situaciones de
corresponsabilidad y empoderamiento de la ciudadanía y de la sociedad o en
situaciones donde las reglas de participación no llegan a ser claras, los
grupos de influencia política (partidos o elites) pueden sacar ventaja para
verse beneficiados.
Respecto a la participación política,
desde una reflexión ligada a la institucionalidad, Serrano (2015) la identifica
con “el involucramiento de los ciudadanos en las organizaciones de
representación social y en las instituciones del sistema político” (p. 95),
como lo son los partidos, las elecciones, las huelgas, entre otras. Por su
parte, Nieto y Somuano (2020) indican que “por medio
de la participación política, los ciudadanos en una democracia buscan controlar
quién ocupa cargos públicos y, además, intentan ejercer influencia sobre las
políticas públicas” (p. 54).
Dentro de este tipo de participación,
distintos autores integran las discusiones sobre la influencia de las redes
sociales con el activismo en las y los jóvenes (Aguirre, 2013; Catalina-García
et al., 2018; De-la-Garza-Montemayor,
Peña-Ramos y Recuero-López, 2019; Pérez, 2022), ampliando el espectro de
análisis a las formas no convencionales de participación política.
En este plano de ideas, destaca Pleyers (2015; 2018; 2021) que
analíticamente traza dos líneas en el tránsito de actores y movimientos
sociales para “volverse actores de su vida y de su mundo” (Pleyers,
2015, p. 180), la vía de la razón y la vía de la subjetividad. La primera, con
una sociedad activa contra el neoliberalismo y, la segunda, con actores en
defensa de la subjetividad, la creatividad, la comunidad. A partir de la hiperconectividad que caracteriza a la sociedad del siglo
XXI, Pleyers identifica a un nuevo tipo de activistas
que vinculan el movimiento social con sus aspiraciones de un mundo equitativo y
democrático, ellos son: Los alter-activistas.
En sus propias palabras, Pleyers (2018) sostiene que: “El alter-activismo no es
solamente un deseo de cambiar la sociedad, sino que el activista se construye
también como persona transformando la sociedad. Es, por tanto, una forma de
compromiso altamente personalizado pero muy solidario” (p. 16). El
alter-activista está conectado al mundo global, pero está inmerso en la
problemática local. Es un tipo de activista que vincula en todo momento la
subjetividad con el espacio público y la vida cotidiana, por lo que no está
sujeto al marco participativo de la política convencional.
La idea es que las y los jóvenes, a
partir del uso de la tecnología, apoyen causas sociales: “La tecnología en
manos de los jóvenes ciudadanos digitales correlaciona con su mayor participación
social” (García et al., 2017, p. 138). Si bien la interacción no se da cara a
cara, sí es posible identificar una cultura participativa digital caracterizada
por generar empatía, compartir información y fomentar la opinión de una forma
más dinámica.
Retomando de nueva cuenta a Pleyers y Álvarez-Benavides (2019), el
análisis de las transformaciones generadas “a la ciudadanía, a la relación con
el Estado y a la significación de la democracia” (p. 144), son vías de
reflexión que contribuyen al análisis de la participación social y política, en
el marco de las dicotomías de lo cotidiano y lo político, así como de lo
virtual y lo vivido. Para Gerbaudo (2019), el activista digital vincula
la política, la cultura y la ideología como forma de interacción “con la
tecnología para dar forma a las prácticas activistas” (p. 11), con lo cual
resalta una visión más sociológica de la protesta, al prestar atención a la
cultura como marco contextual para comprender el activismo del siglo XXI.
Parte central de la organización de
este tipo de activismo, lo aborda Henríquez (2022) mediante
el concepto de organización adhocrática donde: “Cada uno asume roles y
formas de participar ad hoc a sus motivaciones para cumplir con un
propósito personal, con base en proyectos de vida individuales que luego se
interpretan como objetivos colectivos” (p. 172). La
organización no es permanente, se asumen roles, que actúan de manera
horizontal, prevalece la confianza, la colaboración, los liderazgos no son
estables, todos los participantes son importantes.
A diferencia de los planteamientos que
vinculan la protesta, el alter-activismo, y el activismo digital, Serrano
(2015), considera que en la participación comunitaria “los individuos se
organizan para hacer frente a las adversidades, o simplemente con el objetivo
de lograr un mayor bienestar procurando el desarrollo de la comunidad” (p. 95).
Si bien el argumento no enfatiza sobre los procesos de coordinación e
integración social, de nueva cuenta permite observar la relación de la subjetividad
individual con el vínculo del espacio de la vida cotidiana en lo local.
El individuo, en tanto integrante de la
comunidad, coopera en “actos cívicos como el trabajo voluntario, la cooperación
comunitaria o las acciones altruistas, como la donación en dinero o especie”
(Nieto y Somuano, 2020, p. 55). Este tipo de
participación, en palabras de Bronfman y Gleizer (1994), apoya la democratización de la sociedad,
genera las condiciones para una evaluación favorable de las políticas públicas,
pero también produce el efecto negativo de la manipulación política de la
población.
La participación social refiere a
procesos centrados en la sociedad mediante los cuales se gestan procesos de
integración ante un hecho problemático, en palabras de Méndez y Vanegas (2010),
“la población identifica sus problemas, fórmula y ofrece soluciones, crea
organizaciones para dar continuidad a los programas y en general contribuye a
satisfacer las necesidades de salud de una manera deliberada y democrática” (p.
145); de esa manera, la participación social y la organización caminan juntas
como una forma de “defender los intereses de sus integrantes” (Serrano, 2015,
p. 95).
La participación ciudadana y la vida
cotidiana están entrelazadas con las prácticas sociales en el espacio
socialmente compartido, ya sea la escuela, el hogar, el vecindario y, en
general, todo aquello que favorece la movilidad y el desplazamiento del
individuo entre estos espacios. La forma cómo se observan a sí mismos, su
relación con el entorno, la interacción entre estos dos aspectos y la
comprensión de las experiencias de vida, sean directas o indirectas, resultan
ser un estímulo para desarrollar interés en lo que tanto ellos como los otros
realizan en el espacio público, sea físico o simbólico.
Es así como “la vida cotidiana se
convierte en escenario de indagación de los sentidos de participación ciudadana
de los sujetos jóvenes” (Agudelo-Ramírez et al., 2013, p. 593). El nivel de
desconfianza hacia los actores e instituciones políticas lleva a las y los
estudiantes por caminos de convergencia entre pares para fomentar la
participación política, tal y como lo sostienen Loeza
y Campos (2022), que a partir de la indagación con jóvenes en ayuda humanitaria
identifican que estos “se involucran
en acciones que ellos consideran pueden contribuir a la solución de problemas
sociales” (p. 174). Es decir, perciben la organización y la
participación como formas alternas de interés de problemáticas que el gobierno
no quiere o no puede atender.
En lo referente al espacio educativo,
los investigadores chilenos Salazar et al. (2021), consideran que la escuela es
un “laboratorio moral” donde
las políticas educativas orientan la formación cívica del alumnado como “innovación
moral” (p. 4), reforzando las prácticas sociales y los valores
democráticos. En otras palabras, pero en una misma dirección, “el primer
espacio de participación ciudadana lo constituyen las escuelas y los colegios
en los que se desarrollan los principios democráticos (igualdad, respecto,
inclusión) y surgen los proyectos de vida” (Balladares, 2022, p. 108).
El espacio educativo
fomenta valores que acompañan a las y los estudiantes a lo largo de su vida,
estos valores son aplicables a todo tipo de interacción interpersonal, con el
espacio mismo y con las instituciones sociopolíticas, de ahí que resalten como
una forma de vida democrática. El aprendizaje de formas diversas de
participación, sobre todo la de tipo política, es algo que de forma indirecta
el espacio educativo incentiva en las y los jóvenes universitarios. En ese orden
de ideas, Sales et al. (2018) indican que:
Enfatizar en la
participación ciudadana implica concebir la escuela como un espacio democrático
de aprendizaje de la ciudadanía (asambleas, enseñanza activa, proyectos,
participación formal), donde la colaboración y el diálogo sean la base de la
metodología, para problematizar desde dentro del sistema educativo y social sus
prácticas y elaborar nuevos discursos sobre lo educativo. (p. 435)
En ese sentido, la participación
ciudadana en el espacio educativo refuerza prácticas que estimulan la
construcción de ciudadanía de las y los jóvenes estudiantes. Entre los autores
citados sobre el tema se resaltan la igualdad, el respeto, la inclusión, la
colaboración y el diálogo como formas de aprendizaje social y político. Ligado
esto, a partir de la investigación de prácticas ciudadanas con estudiantes,
considera que la escuela debe ser observada como un espacio plural, “cuyo propósito implique maneras de integrar,
dotar y fortalecer esta población en los espacios sociopolíticos de la
comunidad, en el reconocimiento de los jóvenes como agentes políticos, en
libertad, igualdad, equidad y justicia” (Bahena, 2022, p. 20).
Siendo así que la institución educativa
promueve formas de aprendizaje que refuerzan valores de la vida democrática que
contribuyen a favorecer la transición de la escuela hacia la comunidad, donde
el reconocimiento de la pluralidad, diversidad y la construcción de acuerdos
refuerzan la visión de la participación ciudadana en los distintos niveles
antes señalados.
2. Metodología
La investigación realizada es
exploratoria y descriptiva, emplea una metodología cualitativa mediante el
diseño de cuestionario abierto aplicado
a 43 estudiantes de la licenciatura en Sociología de la UNAM-FES Aragón, para
recuperar la narrativa social a partir de distintas experiencias de las y los
jóvenes universitarios sobre la participación ciudadana.
Este artículo expone el
resultado de tres preguntas: 1) Narra alguna experiencia directa o indirecta sobre
la participación en las elecciones, en el ejercicio del voto y/o en la campaña
electoral; 2) Narra alguna experiencia directa o indirecta donde la
organización y la protesta sean un recurso para hacer valer algún derecho; y, 3)
Narra alguna experiencia directa o indirecta de participación en jornadas de
limpieza en las calles o banquetas, de reforestación de parques o jardines de
la colonia, de organización para solicitar dotación de servicios o alguna otra
en tu colonia, en tu calle o en tu lugar de residencia.
El ejercicio de
investigación en todas sus etapas recurre al diseño de Formularios de Google al solicitar que las personas
participantes realicen el llenado del instrumento desde su cuenta de correo
electrónico institucional: @aragon.unam.mx, con ello se logra dos cosas,
primero que solo participen las personas que integran la comunidad
universitaria y, segundo, garantiza una sola participación en el llenado del
cuestionario al establecer el filtro desde el diseño del formulario.
Las narrativas implicaron
la sistematización en cuatro rubros de participación, acorde a la literatura
revisada: a) Ciudadana, b) política, c) social y, d) comunitaria. De esa manera,
se expone la imagen socialmente construida de la participación ciudadana en
este grupo de estudiantes universitarios.
3. Resultados y discusión
En las siguientes líneas, la narrativa
estudiantil arroja información para comprender la imagen socialmente construida
de la participación ciudadana.
3.1. La noción
de la participación ciudadana desde la narrativa estudiantil
La información que integra este apartado
corresponde a la obtenida mediante un cuestionario abierto aplicado a 43
estudiantes de la licenciatura en Sociología de la UNAM-FES Aragón. Se toman
los testimonios para ejemplificar cada uno de los tipos de participación
ciudadana trazados en líneas anteriores. La selección de las frases y la
edición de ésta corresponden a quien esto escribe, pero las narraciones al ser
tomadas del cuestionario, corresponden a lo expresado por cada una de las
personas que colaboraron en la investigación, por ello se coloca entre comillas
el testimonio y se indica con un número al informante o participante en el
ejercicio de investigación.
a. Participación ciudadana
En
lo referente a la participación ciudadana, este grupo de estudiantes
universitarios, asumen el rol de ciudadano vinculado a un sector de clase
social. Como se puede leer en el testimonio del informante 7, para quien la
participación ciudadana es: “Aquella en la que uno como ciudadano perteneciente
a un sector social puede aportar algo en beneficio común de todos, ya sea una
opinión, una propuesta, una acción, pero siempre en función del bienestar de
todos”. Al igual que el informante 40, para quien este tipo de participación
es: “El ejercicio de poder manifestar nuestras ideas u opiniones para mejorar
la comunidad”,
lo
cual remarca que más allá de los derechos y las obligaciones, es la solidaridad
lo que propicia la empatía y el apoyo mutuo.
En
esta línea reflexiva, toma relevancia el planteamiento del alter-activismo (Pleyers, 2015; 2018; 2021), sintetizada en la acción
individual por el bien común. Lo relevante en la narrativa estudiantil es el
uso del concepto de ciudadano transitando al activismo social.
La
participación ciudadana también es representada como la capacidad de la
persona, como sujeto de derechos y obligaciones, para conocer los problemas de
la sociedad. Esto conlleva a tomar un papel activo en la deliberación pública,
donde la expresión de las ideas es respetada mientras contribuye a reflexionar
y decidir de forma colectiva.
En
esta imagen de la participación ciudadana se conjugan tres elementos: El
derecho, la obligación y la responsabilidad. Como queda registrado en el
testimonio del informante 6: “Es el derecho, responsabilidad e incluso
obligación de las personas para llevar a cabo acciones direccionadas en torno a
un objetivo con fines lícitos y beneficiosos para la sociedad en sus distintos
niveles”. Aquí, el criterio de demarcación se establece en lo legalmente
permitido.
Toda
acción social y política se dirige a beneficiar a la sociedad, lo cual está en
concordancia con la formación profesional de la licenciatura en Sociología,
donde el discurso pretende dar sentido a la sociedad en tanto refleja el
simbolismo del imaginario social.
De
manera similar lo refiere el informante 25: “La participación ciudadana es el
derecho, obligación y responsabilidad que tienen las personas para tomar
decisiones respecto del curso que se desea tomar como sociedad, apelando al
diálogo, el debate y la razón”. En este sentido, el límite no solo es la
legalidad y el bienestar colectivo, también lo es la relación dialógica entre
sujetos donde la contrastación de ideas y puntos de
vista se realiza con responsabilidad.
En
estas ideas se coloca en el centro de la reflexión la relación entre el sujeto
y la sociedad para alcanzar el bienestar colectivo. De ese modo, la
participación ciudadana avanza hacia la construcción de una base democrática,
tanto en la participación como en la toma de decisiones, así como lo señalan
Contreras y Montecinos (2019). Esto se puede observar
en el testimonio del informante 18: “Como un derecho y obligación de los
ciudadanos a tomar acción en cuanto a toma de decisiones de forma democrática”.
Coincidiendo con el planteamiento del informante 42: “Hace valer sus derechos
en conjunto con sus obligaciones que tienen en su entorno para así poder
obtener un beneficio en conjunto, dependiendo de la decisión democrática
establecida”.
En
este primer acercamiento a la imagen socialmente compartida de la participación
ciudadana, resalta la visión del individuo como parte de un grupo social donde
se suscitan diversas problemáticas que motivan la interacción mediante la
expresión de opiniones e ideas que derivan en acciones concretas para buscar la
atención y solución de estas. La integración social se sustenta en una base
democrática de participación que, de manera paralela, se inscribe en un marco
de derechos y obligaciones del ciudadano. Las acciones emprendidas por el
colectivo están circunscritas a la legalidad, toda vez que el bienestar
colectivo es lo que motiva a la participación y no los fines particulares,
aunque estos son los que propician el activismo de las y los jóvenes
estudiantes de sociología.
b.
Participación política
Para estas y estos estudiantes universitarios, la
participación política refleja la imagen de los vínculos del ciudadano con las
instituciones de gobierno y los actores políticos, siendo estos últimos los
receptores de las inquietudes y demandas de la ciudadanía. Son diversas las
formas de comprender los vínculos entre ambas partes, por ejemplo, el
informante 3 lo expresa de la siguiente forma: “Es una forma de exigir derechos
al gobierno, no solo a exigir, también participar en actividades que tengan que
ver con ayudar a que México sea un mejor país”. El joven universitario se
proyecta como un sujeto que se activa políticamente, donde la aspiración es
participar de forma individual para converger con otras personas que expresan
la misma finalidad, la construcción de un futuro mejor para toda la sociedad.
La participación de corte político promueve el estado de
derecho entre la ciudadanía y donde la relación entre el Estado y la sociedad
se gesta en un plano de apertura y diálogo. Así lo expresa el informante 11: “Que
de verdad el Estado y la ciudadanía tuvieran un buen diálogo y así facilitar la
intervención de manera directa en las decisiones públicas”. En esta idea, los
canales de comunicación entre las partes involucradas deben ser eficaces para
favorecer la inclusión de la ciudadanía en la construcción de acuerdos. En
palabras del informante 16:
La
participación ciudadana es, en un amplio sentido, política, ya que implica
interacción con diversos actores que llevan a cabo diversas acciones como
participación en movimientos, emisión de percepciones individuales, entre
otras, por lo cual, la participación ciudadana es la acción política entre
individuos con el fin de llegar a acuerdos.
Las formas no convencionales de hacer política desde la
base juvenil y universitaria afloran en este discurso. El individuo sigue
siendo el actor central, pero en este caso la acción colectiva y los
movimientos sociales dejan entrever la propensión al activismo del joven
sociólogo como parte de la participación ciudadana. El acuerdo no puede ser
acto reservado al profesional de la política, es algo que se construye en el
día a día, en las relaciones cara a cara y en las mediadas por la tecnología,
en la cultura de la participación en todas las esferas de la vida privada, la
pública y la social.
El distanciamiento con las formas tradicionales de la
política, la que resalta los procedimientos, aflora en algunas de las
reflexiones compartidas por las y los estudiantes de sociología. El informante
27 lo expresa así: “He procurado no
apegarme a un partido político y tener más la intención de hacer algo de
cuidados por ciudadanos”. El individuo marcando distancia de la
organización partidista, pero reconociendo que en él o ella recae la
responsabilidad de colaborar para favorecer a la ciudadanía, lo cual recuerda
la organización adhocrática (Henríquez, 2022), con la
horizontalidad, la asignación de roles, las relaciones de confianza y la
colaboración.
De lo anterior, resulta interesante la reflexión del
informante 14, quien considera relevante que la ciudadanía genere “conciencia
de la importancia de hacer valer su derecho dentro de la sociedad a su
participación cívica en todo acto que involucre su bienestar mediante el
ejercicio del voto u otro mecanismo de acción de participación”. La reflexión
individual, el desarrollo de una conciencia apegada a compromisos y
convicciones individuales, donde la participación cívica no solo es
institucional, es recreada con acciones diversificadas sin perder de vista el
bienestar de la sociedad.
La imagen del bienestar colectivo transita de la
integración del individuo, con estructuras sociales para la reivindicación de
derechos. Este movimiento, para las y los estudiantes de sociología, es social
como articulador de acción política tanto convencional como no convencional. En
este plano de ideas, la desconfianza hacia los partidos políticos y los actores
de la vida gubernamental sigue teniendo un lugar especial en la narrativa de
este grupo de sociólogos:
La
participación ciudadana es una obligación para poder ejercer el derecho a la
expresión y colaborar, como ciudadanía, en las decisiones de nuestro entorno,
de manera que podamos vivir en armonía y de la mejor manera posible, sin
embargo, este aspecto se ha visto quebrantado por la corrupción y otros
aspectos negativos de la burocracia por lo que algunos miembros de la sociedad
optan por no participar en este ejercicio, desgraciadamente, propiciando el descontento
social. (Informante 8)
La experiencia organizativa en los procesos de
integración social para alcanzar el bienestar colectivo, así como la
importancia de los canales de comunicación entre el individuo, la ciudadanía y
las instituciones de gobierno, tiene como objetivo el incidir en el entorno de
lo cotidiano ante el desgaste de la participación política convencional, como
lo expresa la cita del informante 8. Esta situación ejemplifica el tránsito de
la participación política a la social.
c. Participación social
La participación ciudadana desde la perspectiva social
implica, para este grupo de jóvenes universitarios, que el individuo se muestre
como parte de una estructura organizativa que desarrolla acciones a partir de
la identificación de situaciones problemáticas en las que pueden actuar. El
sentido empático reconoce que el problema de los otros también es su problema y
viceversa, el problema de uno compete también a los demás, relacionando la
finalidad de la participación ciudadana con la idea del beneficio de la
sociedad.
En un principio se identifica la solidaridad como
referente para la participación, como lo indica el informante 1: “Dar mi granito de arena hacia los demás”;
es decir, uno siendo parte de los otros. Algo parecido es lo que expresa el
informante 38, para quien este tipo de participación “es un acto por voluntad propia sobre alguna
acción social, ya sea dar una opinión acerca de un tema, o ser parte de él”.
En otras
palabras, un acto reflexivo donde el compromiso participativo transita desde
expresar una idea hasta ser coparticipe de acciones dentro y fuera de la
organización, tal y como lo identifica el informante 9: “Considero que la participación ciudadana es
el hecho de tomar acción para resolver problemáticas sociales y/o tener
beneficios en común y no solo individualmente”. Así, el acto de
participar tiene un objetivo definido: Resolver
problemáticas sociales, aquellas que atañen a la sociedad, por lo que no
pueden ser tratadas desde la perspectiva del individuo aislado, sino de este
totalmente comprometido con la colectividad, con sus intereses y sus
motivaciones. Tomar acción ante algo concreto.
En la narrativa estudiantil la participación ciudadana
también aparece como una forma de observar a los otros en el proceso
organizativo, como lo refiere el informante 21: “La participación ciudadana es parte de un proceso en el que la opinión
de la gente común, el ciudadano promedio, hace notar su punto de vista sobre
temas de interés general”. De igual manera, las y los jóvenes sociólogos
reflexionan sobre la sociedad actuando sobre sí misma, como lo indica el
informante 35: “La intervención de la
sociedad en la toma de decisiones direccionadas en el beneficio de esta”.
En cualquier sentido, la identificación del bien común es un referente concreto
en la construcción de la imagen de la participación ciudadana.
En la expresión de la idea socialmente construida sobre
la participación ciudadana, se puede observar que este grupo la interpreta como
actos individuales en marcos de colaboración grupal para atender y resolver
problemáticas del grupo y del cual forma parte el mismo individuo. La
colaboración sobrepone el interés del grupo por encima del individuo. No
obstante, ¿qué tan fuerte es el vínculo del individuo en la promoción grupal de
la participación ciudadana? Ya antes se refirió al “acto por voluntad propia” (informante 38), es decir, se apela al
acto solidario del individuo, el cual está libre de la coacción, por ello llama
la atención el siguiente argumento:
La
participación ciudadana es el ejercicio de organización y consenso, una pugna
de poderes entre los mismos participantes de la organización en la búsqueda del
cumplimiento de un fin colectivo que ha llamado a la organización; con sus
evidentes deficiencias, como la falta de constancia dentro de la misma
organización, la desinformación de los propios participantes en el tema que les
aqueja y el desinterés por temas más trascendentales de lo que a ellos compete.
(Informante 22)
Resaltan varios elementos en esta idea. El primer aspecto,
es reconocer que el consenso se construye mediante la organización. Eso indica
que el bien colectivo se encuentra en una constante negociación entre las
personas pertenecientes al grupo, donde la diferencia, los intereses personales
y el ejercicio del poder, dentro y fuera de la organización, son parte
inherente de la participación ciudadana.
El segundo aspecto para destacar, es la perseverancia de
quien ha decidido colaborar en la organización. Al ser un acto de voluntad propia, el individuo
no se ve obligado a permanecer en el grupo. En la percepción estudiantil, la
asistencia del participante es volátil, pero no es limitante para que la
organización, la movilización y la participación no cumplan con el fin que da
lugar a la colaboración individual dentro de la organización. El tercer elemento
para resaltar, es la información y el interés que manifiestan los participantes
acerca del tema que promueve la integración social y la búsqueda de resolución
mediante la acción social.
En este caso, es importante hacer notar que la
perspectiva de las y los estudiantes de sociología es identificar el acto
solidario y la empatía del individuo con los otros que integran la
colectividad. En la argumentación de estos estudiantes universitarios resalta
el papel central dado al individuo, sus motivaciones a participar y su
motivación para ser parte de algo, pero no enfatizan lo relevante de la
temática o problemática que da lugar a la participación en la organización, la
movilización social o la protesta, al comprender que en el acto de participar
converge la “voluntad” de
participar como fortaleza del grupo.
Aquí se coincide con el argumento del informante 23,
quien observa la apatía como parte eje de la participación ciudadana: “Creo que es un poco apática cuando no ven
resultados a corto plazo o no encuentran un beneficio propio”. De ese
modo, se identifica otra variable: La expectativa del tiempo de resolución de
la problemática. Como este tipo de participación implica la integración social
para confrontar a la autoridad detentada en la figura de los actores e
instituciones políticas, no depende de la misma organización determinar el
tiempo de atención de las demandas.
En las y los sociólogos en formación aflora la percepción
de una forma de debilitar la participación social por medio de alargar su
posible resolución, relacionada con el desánimo entre los integrantes del
grupo, sobre todo en quienes no generan un pleno compromiso participativo, los
que han disfrazado el “beneficio
propio” como parte del bien colectivo.
d. Participación comunitaria
La participación ciudadana vinculada al
ámbito de la comunidad para las y los estudiantes de sociología es representada
por dos directrices: 1) La relación entre la comunidad y las autoridades de
gobierno; y, 2) la integración social y comunitaria
para atender problemáticas concretas del lugar donde se vive. Si bien las
dos están estrechamente ligadas, por el tipo de respuestas se ha decidido
exponer el resultado bajo estos dos ejes de análisis.
En el primer caso, la relación entre la
comunidad y las autoridades de gobierno, las y los estudiantes reconocen el
proceso de integración social para comentar, opinar y expresar ideas respecto a
situaciones concretas y donde se identifica que el interlocutor se encuentra
fuera de la comunidad. De ahí la relevancia de promover la participación de las
y los residentes del espacio físico, como lo refiere el informante 2: “Que todos los habitantes de cierta comunidad
den su opinión por tema, peticiones al estado, resolución de problemas en la
colonia, etc.”. En esta idea, la unidad territorial es el punto de
referencia para promover la participación ciudadana, al identificar el alcance
de la propuesta organizativa ante un hecho concreto que evidencia la carencia
de algún servicio público y exhibe la incertidumbre entre las personas que
habitan dicho espacio.
En este contexto, las personas
relacionan a las autoridades gubernamentales como responsables de la situación
que les aqueja. La relación entre la comunidad y las autoridades está permeada
de desconfianza, lo cual refleja la existencia de una relación asimétrica donde
unos se organizan y expresan su demanda y los otros tienden a ser caso omiso de
la voz de la población, como lo refiere el informante 10: “Desde mi punto de vista, la comunidad sí se
expresa y emite sus opiniones. Lamentablemente, no son del todo escuchadas por
las autoridades”.
En el segundo caso, la integración
social y comunitaria, las y los jóvenes universitarios parten de la premisa que
una autoridad indiferente hacia los problemas de la comunidad. A partir de lo
anterior, ellos se enfocan en su narrativa a remarcar el vínculo del individuo
con la comunidad. En esta relación, el grupo de informantes interpreta la
cohesión social como promotora del desarrollo de valores cívicos que refuerzan
la participación dentro y fuera del espacio comunitario. En concordancia con el
testimonio del informante 4: “La
participación ciudadana es involucrarse en medida de lo posible con el quehacer
colectivo de la comunidad, externar las necesidades, exigir resultados, votar y
ser votado”.
Desde esta perspectiva, la comunidad es
un referente significativo para aprender sobre valores democráticos, como lo
indica el informante 13: “Es un
proceso que intenta promover la integración de la comunidad para un acuerdo
democrático”. El posicionamiento del individuo ante la comunidad resulta
claro, es parte de un proceso de socialización y pedagogía política donde se
aprende a tomar decisiones y a otorgar sentido a la participación más allá de
la organización comunitaria.
Para las y los estudiantes de
sociología, no se trata solo de involucrarse en asuntos si ellos mismos se ven
afectados. La idea que prevalece entre este grupo de jóvenes universitarios es
la relación entre problema-comunidad-colaboración, tal y como se observa en
algunos de los testimonios:
Consiste en,
valga la redundancia, participar de forma activa en tu comunidad con la
intención de cubrir las necesidades que haya, más allá de que te afecten o no
los problemas que hay en tu colonia. Es tomar conciencia sobre ello y accionar
rápido. (Informante 43)
De esa manera, la integración social
refuerza la idea del colectivo a nivel micro social, la participación
comunitaria se observa como un proceso donde “la gente cada vez más se une a ciertas actividades en beneficio común”
(Informante 15), genera “una
participación activa por parte de las y los ciudadanos con el fin de emitir
demandas” (Informante 28), donde prevalece un “compromiso para trabajar con otras personas” (Informante 26),
con el objetivo de “atender los
problemas que nos atañen como comunidad” (Informante 33), para lo cual
resulta relevante “informarse respecto
a algún tema o problemática e intervenir en ello para generar una solución”
(Informante 36).
En otras palabras, la participación
comunitaria promueve la colaboración de personas con intereses diversos, pero
que coinciden en atender problemas comunes, donde es importante informarse del
problema y los procedimientos para su posible atención.
3.2. Participación
ciudadana en jóvenes universitarios
Los resultados
alcanzados en el presente artículo dan cuenta de algo que inicialmente no se
contempló en el trazado del proyecto de investigación, los cuatro niveles de
participación: Comunitaria, social, política y ciudadana, analíticamente son
atravesados de forma transversal por la visión sociológica donde el individuo
se presenta como agente que colabora con otros para dar sentido a la
organización, la movilización, la construcción de acuerdos, la defensa de
intereses socialmente compartidos.
A partir de lo
anterior, el individuo se mueve por intereses particulares y establece redes de
solidaridad y colaboración, remarcando la experiencia vivida en lo cotidiano
como forma de politizar la participación. La defensa del interés común, el
bienestar colectivo o la voluntad individual, son conceptos que afloran en la
narrativa social que ayudan a comprender los referentes socioculturales de las
y los estudiantes de sociología de este campus universitario.
De igual
manera, de la literatura revisada (ver Cuadro 1) se puede establecer que las
dimensiones de la participación ciudadana implican distintos tipos de
vinculación de la y el joven universitario con otras personas, con
instituciones y procesos sociales y políticos. En cada caso influye la imagen
de la participación para trazar los niveles de confianza con el otro, para
identificar causas comunes y para asumir el compromiso con una estructura
organizativa favorable a la búsqueda de la atención de las problemáticas dentro
y fuera del grupo, en específico con las autoridades de gobierno.
Cuadro 1
Tipos de participación
ciudadana
|
Rol |
Estímulo |
Tipo de acción |
Resultado esperado |
Participación ciudadana |
Ciudadana(o) |
Compartir decisiones |
Consulta pública sobre presupuestos participativos |
Incidir sobre el gobierno en asuntos públicos |
Sujeto de derechos |
Trabajo comunitario |
Deliberación pública Interacción social |
Vida democrática |
|
Participación política |
Elector(a) |
Ejercer influencia |
Voto, protesta |
Incidir en quién ocupará algún cargo público y sobre las
políticas públicas |
Alter-activista |
Ser actor de su vida y de su mundo |
Movilización social Híper-conectividad |
Persona transformando la sociedad |
|
Participación social |
Sujeto social |
Defensa del grupo |
Organización social |
Integración social |
Activista |
Horizontalidad, confianza, colaboración |
Organización adhocrática |
Propósito personal con objetivos colectivos |
|
Participación ciudadana |
Vecina(o) |
Enfrentar adversidades |
Voluntariado |
Desarrollo de la comunidad |
Individuo |
Vida cotidiana |
Prácticas sociales |
Solución de problemas |
Fuente: Elaboración
propia, 2022.
La narrativa
estudiantil remarca la experiencia vivida y la forma de organización social y
política, prevalece una constante referencia al bienestar colectivo enmarcado
en la comunidad. Si bien la técnica de investigación no contempló la pregunta
concreta sobre el uso de redes socio digitales para profundizar en formas
concretas de activismo de este grupo de estudiantes de sociología, el resultado
coincide con las características enmarcadas por Pleyers
(2015; 2018; 2021); Gerbaudo (2019); y, Henríquez
(2022), que resaltan un tipo de activismo donde lo social, lo político y lo
cultural convergen sin demeritar las motivaciones individuales en la acción
colectiva.
Los estudiantes
de sociología enmarcan la participación en contextos sociales que estimulan o
inhiben la participación ciudadana. La confianza hacia otros individuos, los
grupos sociales, los actores e instituciones políticas se construye a partir de
la observación y de la experimentación de este grupo de jóvenes universitarios.
En ellas y ellos, la imagen de la participación ciudadana aparece como un
mecanismo que procura el bienestar generalizado de la comunidad o de la
sociedad, con lo que se observa coincidencia en el planteamiento de Serrano
(2015); y, Nieto y Somuano (2020), referentes al
trabajo cooperativo para el bienestar social y comunitario.
Este grupo de
estudiantes se observan a sí mismos como personas con capacidad reflexiva para
identificar las problemáticas que afectan la convivencia entre individuos y el
grupo y de estos frente a otros grupos, como lo son: Actores e instituciones
políticas y de gobierno, de alguna manera especificado por Ziccardi
(2004) en su definición de participación ciudadana.
Conclusión
La construcción
de la ciudadanía también es un referente importante para ellas y ellos, dado
que se tornan conscientes de la acción dentro de los límites de lo legalmente
permitido. También, consideran la legitimidad de la acción donde la
comunicación intersubjetiva es importante para reforzar los lazos de
solidaridad e identidad con el grupo, de ahí la noción de la participación
ciudadana como la posibilidad de establecer encuentros de deliberación sobre
problemáticas comunes.
Para que los
lazos comunicativos entre el individuo, la comunidad y la sociedad lleven a
alcanzar los objetivos y metas comunes, es preciso reconocer quién o quiénes
forman parte del grupo y quién o quiénes son los opuestos. Por un lado, aparece
la relación del individuo con sus pares o con el grupo social al que pertenece,
cuyo vínculo se establece a partir de reconocer que tienen una situación
problemática en común y que se organizan para alcanzar el bienestar del grupo;
de esa manera, la confianza se transmuta en solidaridad y organización. Por
otro lado, se recrea la imagen socialmente construida del ciudadano frente a
las instituciones de gobierno y los actores políticos. Para las y los
sociólogos, entre estos debe prevalecer el acuerdo, en caso contrario se pierde
la confianza, derivando en tensión social y política, en protesta y conflicto.
Regresando a
las preguntas iniciales en torno a la participación ciudadana desde la imagen
socialmente construida en las y los jóvenes universitarios: ¿Cómo se forma
parte de algo? ¿Cuáles son los medios para formar parte de algo? ¿De qué forma
se identifica la existencia de un interés compartido? Las respuestas se han
dirigido a reconocer que se tiene algo en común, que se comparte algo con la y
los otros.
Los distintos
tipos de participación ciudadana acotan el papel que desempeña la y el joven
universitario, ya sea en su rol como ciudadana(o), como elector(a), como sujeto
social o como vecina(o). De esa manera, los niveles de integración y de
cohesión social reflejan el tipo de estímulo para participar en el grupo,
enfrentar las adversidades, defender al grupo, ejercer influencia política y/o
presionar para que se les reconozca como sujetos con los que se comparten
decisiones.
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* Doctor en Ciencias Políticas y Sociales. Maestro en Estudios
Políticos y Sociales. Licenciado en Sociología. Profesor de Carrera de Tiempo
Completo en la licenciatura en Sociología de la Facultad de Estudios Superiores
(FES) Aragón, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). E-mail: manuelmercadoi9@aragon.unam.mx
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3614-9985
Recibido: 2023-06-13 · Aceptado: 2023-08-31