Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XXVII, Número Especial 4, Septiembre 2021.
pp.
FCES - LUZ ●
ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Participación
social para la construcción de un modelo integral en salud con poblaciones rurales*
Gil Forero, Janeth Cecilia**
Acosta Ramírez, Naydú***
Resumen
Las
comunidades rurales y dispersas son altamente vulnerables tanto por la
desatención estatal como por carencia de recursos económicos, tecnológicos y
humanos para la atención en salud. El objetivo es describir la participación
social comunitaria como estrategia para la construcción de un modelo de gestión
integral en salud con poblaciones de rurales del Pacífico Colombiano. Se
realizó un estudio con métodos mixtos, y un abordaje con elementos de la
metodología Acción Investigación Participación. Se incluyeron técnicas de
observación, ocho entrevistas a profundidad a líderes comunitarios, nueve
grupos focales y un cuestionario semiestructurado de características
poblacionales y de riesgos comunitarios a 547 familias (indígenas y afros) zona
rural Buenaventura (Pacifico colombiano). Los resultados más relevantes son dos:
Elementos para la propuesta de construcción de un modelo de gestión integral para
cada comunidad con perspectiva intercultural, a partir del concepto y saberes propios
de los actores sociales; y el diseño de una ruta de atención primaria que
integra acciones sociales en salud comunitaria. Se concluye, que la
participación social es una estrategia crucial en el desarrollo y gestión de
modelos de salud integral para enfrentar las necesidades de zonas de alta
dispersión rural.
Palabras
clave: Participación social; modelo de gestión; atención integral en
salud; ruralidad; interculturalidad.
Social
participation for the construction of a comprehensive health model with rural
populations
Abstract
Rural
and dispersed communities are highly vulnerable both due to state neglect and
lack of economic, technological and human resources for health care. The
objective is to describe community social participation as a strategy for the
construction of a comprehensive health management model with rural populations
in the Colombian Pacific. A mixed methods study was carried out, and an
approach with elements of the Action Research Participation methodology. Observation
techniques, eight in-depth interviews with community leaders, nine focus
groups, and a semi-structured questionnaire on population characteristics and
community risks were included for 547 families (indigenous and Afro) in rural
Buenaventura (Colombian Pacific). The most relevant results are two: Elements
for the proposal to build a comprehensive management model for each community
with an intercultural perspective, based on the concept and knowledge of the
social actors; and the design of a primary care route that integrates social
actions in community health. It is concluded that social participation is a
crucial strategy in the development and management of comprehensive health
models to face the needs of highly dispersed rural areas.
Keywords: Social participation; management model;
comprehensive health care; rurality; interculturality.
Introducción
En Colombia
después de ser reconocida la salud como derecho a través de la Ley estatutaria
1751 (Congreso de Colombia, 2015), hubo un cambio en la normativa para la operatividad
del sistema de salud, que definen la política de atención integral de salud
PAIS mediante la Resolución 429 (Ministerio de Salud y Protección Social, 2016)
y la Resolución 2626 (Ministerio de Salud y Protección Social, 2019), que
establece el modelo de acción territorial para garantizar el bienestar del
usuario como eje central y núcleo articulador de las políticas en salud.
Las zonas
rurales del pacífico colombiano, son altamente vulnerables, por sus problemas
sociales, de conflicto armado, pobreza y alta dispersión de sus comunidades
generando inequidades en los indicadores de salud que requieren respuestas
diferenciales para su contexto geopolítico. Las poblaciones objeto de estudio
hacen parte del territorio rural de Puerto Merizalde, ubicadas en la ribera del
río Naya municipio de Buenaventura, Departamento del Valle del Cauca. Los
habitantes se caracterizan por una amplia diversidad intercultural con mayores
porcentajes de poblaciones afrodescendientes y algunas comunidades indígenas (Nieto
y Valencia, 2019).
El cabildo
Eperara Siapidara de la comunidad Embera, se encuentra disperso en el litoral
pacífico colombiano y ocupa el tercer lugar en población entre los pueblos
indígenas de Colombia. Dentro de esta comunidad se encuentra el resguardo de
Joaquincito, constituido desde 1989 con 774 hectáreas; actualmente, cuenta con
la ampliación de “nueve globos” con 926 hectáreas y 5.204 metros cuadrados. El
territorio está dividido en seis partes: La ampliación del territorio, ríos,
quebradas y nacimientos, bosques sagrados, reservas, cultivo de “pancoger” y
lugares sagrados como lo son los cementerios. En la estructura de organización
del cabildo se ha podido evidenciar en su forma de gobierno que poseen
gobernador, el cual llaman autoridad tradicional, segunda autoridad
tradicional, tesorera y fiscal (Mejía, 2007; Ministerio del Interior de Colombia, 2010).
En este cabildo actualmente residen 57 familias con un total de 243 habitantes
(Departamento Administrativo
Nacional de Estadística – [DANE], 2005).
En atención
a los datos de la Secretaria Distrital de Salud (2018), en el documento de
Análisis Situacional, Puerto Merizalde es un puerto fluvial del rio Naya,
ubicado en el sur occidente de Colombia a 80 km de Buenaventura, principal
puerto marítimo del Pacífico colombiano. La población es de 1.250 habitantes
aproximadamente, de los cuales el 99,8% son afrocolombianos y predomina el
género femenino con el 51,5%. La formación académica primaria es de un 42,4% y
secundaria 34,9%; solo el 8,6% tienen formación universitaria y el 49,4% asiste
al único centro educativo del territorio.
Colocar en
marcha la construcción de un modelo de salud, con un enfoque basado en la
comunidad para territorios de alta dispersión rural como los descritos para
Buenaventura, es un reto que requiere de un análisis, organización e
implementación con participación de sus pobladores y actores sociales que visibilice
y respete las culturas, así como tradiciones en el proceso del desarrollo de
las acciones para el cuidado de la salud individual y colectiva.
Dado lo
anterior, el presente artículo tiene como objetivo describir la participación
social comunitaria como estrategia para la construcción de un modelo de gestión
integral en salud con poblaciones de rurales del Pacífico Colombiano. Tuvo en
cuenta la revisión de datos previos recolectados con actores institucionales,
entre los que se destaca la Secretaria de Salud del territorio, las
Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS); las Empresas Administradoras
de Planes de Beneficios (EAPB); la base de datos del sistema de beneficiarios
de programas sociales (SISBEN); los determinantes sociales; los servicios de
primer nivel prestados por la Empresa Social del Estado (Hospital público
local); las prácticas de salud propias o “ancestrales” de las comunidades, con
alta demanda en sus pobladores; el plan de salud; y las actividades de
intervención colectiva en salud pública.
1.
Fundamentación teórica
Autores
como Castillo (2017), refiere la importancia de la participación social en la
construcción de las políticas de salud, como parte activa de los órganos de
decisión, porque sus perspectivas evidencian el contexto en el que transcurre
su cotidianidad y las necesidades de su territorio, donde requieren una atención
integral e intersectorial que responda a sus necesidades y a la salud como
derecho.
Partiendo
de esta premisa, el acceso a la atención de salud es uno de los principios
básicos para el progreso de una comunidad, paralelo a la disponibilidad y distribución
de los recursos sociales, económicos; entre los que se encuentra la educación,
el abastecimiento de agua potable, la energía eléctrica, viviendas, manejo de
aguas residuales entre otras. Los líderes sociales en las comunidades son actores
interesados en el desarrollo y progreso de su territorio, requieren participar de
forma activa y continua desde la fase de identificación de necesidades en salud
y caracterización de las condiciones sanitarias de su entorno, para generar
iniciativas que favorezcan el cuidado ambiental, el autocuidado, con
autodeterminación. Al respecto, señalan Vargas, Leal y Hernández (2018), que:
(…)
se considera de importancia el desarrollo de mecanismos para la atención
primaria en salud y de estrategias para reducir las desigualdades e inequidades
entre países y al interior de los mismos, con la formulación de políticas
públicas construidas con la participación de las comunidades supervisadas por
autoridades de salud, como una de las acciones para activar la protección social
y aumentar el acceso a los servicios de salud con estándares de calidad.
(p.109)
En ese sentido, Gallo,
Meneses y Minotta (2014), conciben la participación social como un proceso
mediante el cual los miembros de una comunidad se comprometen individual o colectivamente
a desarrollar capacidades que transformen sus problemas de salud mediante
acciones de mejora, a partir de alianzas colaborativas con otros actores sociales
de su comunidad o institucionales, acorde a sus competencias y capacidad de
gobernanza.
Mahoney, Potter y Marsh
(2007), diferencian entre los conceptos
de participación ciudadana y participación comunitaria, entendidas como dinámicas
que involucran las comunidades en tomas de decisiones relacionadas con
problemáticas de sus territorios; pero especialmente en el ámbito de las
problemáticas en salud. Las diferencias respecto a la participación ciudadana
en salud, hacen referencia a un ámbito de carácter individual en el cual se
reclaman sus derechos desde una perspectiva de fiscalización; mientras que la
participación comunitaria, involucra un interés colectivo con beneficios
sociales compartidos.
La
participación en general, se conoce como el proceso de involucramiento de los
diferentes actores sociales, donde sus acciones en diferentes ámbitos de la promoción
y atención en salud, propenden por la creación de espacios que favorecen el
bienestar y la calidad de vida, destacando el empoderamiento colectivo. Construir
un modelo de gestión integral, es dar respuesta a las necesidades de una comunidad
o de un territorio desde sus problemáticas y recursos propios; en
contraposición a los modelos centrados en enfoques biomédicos y
hospitalocéntricos, que persisten en diversos sistemas y servicios sanitarios de
Latinoamérica (Rincón y Rodríguez, 2005).
Para
construir un modelo de salud basado en la comunidad se requiere reconocer y
fortalecer las capacidades individuales y colectivas mediante mecanismos de participación
social comunitaria. La Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2013),
establece que los cambios en los sistemas de salud con una mirada preventiva,
implica una nueva visión que responda al cuidado en salud, donde la educación
del individuo y la participación social, se constituyen en pilares para afrontar
las problemáticas identificadas por la comunidad, respetar las prácticas de
salud propia como la medicina tradicional, las particularidades étnicas y culturales
e impulsar el conocimiento colectivo para el autocuidado en salud.
La gestión
social y comunitaria en salud puede darle soporte al modelo para su desarrollo
e implementación, en virtud que puede optimizar el uso de los recursos como una
respuesta sociológica a los problemas en materia de salud en el territorio. La participación
social devela prioridades en la protección en salud que incluyen la higiene de
los alimentos, la purificación de las aguas, el saneamiento medioambiental, la
seguridad de los medicamentos, los cuales pueden desencadenar efectos adversos
para la salud debido a riesgos medioambientales, y se constituyen en
consecuencia, en sujetos a interés en salud pública (OPS, 1986; 2013)
2. Metodología
Se realizó
un estudio con métodos mixtos, y un abordaje con elementos de la metodología Acción
– Investigación – Participación (AIP), de acuerdo con Balcazar (2003). En ese
sentido, los componentes centrales incluyen tanto la investigación de las
problemáticas de los territorios objeto de estudio y la caracterización de la
población, como también acciones de alfabetización en salud y un proceso
participativo, con la finalidad de generar elementos para la construcción de un
modelo de salud propia, que responda a las características socioculturales
diferenciales en estas comunidades dispersas.
La
población participante en el estudio corresponde a los miembros de la comunidad,
que son los actores críticos en la transformación de su propia realidad social;
y los líderes de la comunidad, los cuales ejercen la gobernanza en el
territorio, como son el gobernador del Cabildo, el médico ancestral y el guía
espiritual, al identificarse como los canales de comunicación para develar las
problemáticas sociales a los investigadores respecto a la comunidad habitante
de los territorios de Puerto Merizalde y Joaquincito, localizados sobre la
rivera del Rio Naya, y que conforman las poblaciones objeto de estudio, en el contexto
de la problemática del Pacífico Colombiano enunciada previamente.
Se diseñó
como estrategia, para el abordaje inicial de la población y posteriormente,
dinamizar la acción social de participación, un diplomado que permitiese un
espacio de intercambio de saberes; para la conceptualización de un modelo
propio, como lo refiere la política de atención integral en salud PAIS y el
Modelo de Acción territorial, desde el enfoque intercultural y diferencial. El
Diplomado, generó un espacio de intercambio de saberes, con actividades
dinámicas como la construcción de las líneas de tiempo, las cartografías
sociales y las matrices de determinantes de la salud, elementos de gran
importancia para diseñar el modelo de gestión integral de salud.
En el
ejercicio del Diplomado es importante resaltar, que las comunidades se
trabajaron de manera independiente en cada territorio, conservando la identidad
de sus habitantes y la particularidad de cada población; así para la comunidad
indígena se hizo traducción en su dialecto de forma simultánea, a medida que el
investigador orientaba las actividades de educación en salud. El número de
participantes en la comunidad afro fueron 82 personas y en la comunidad
indígena 30.
En la
recolección de información se incluyeron técnicas de observación durante las
visitas a las comunidades y se realizaron ocho entrevistas a profundidad a
líderes comunitarios. Además, se realizaron nueve grupos focales, de los cuales
cinco fueron en Puerto Merizalde, que es la comunidad afrodescendiente, en donde
se conformaron subgrupos integrados por informantes claves, destacables por su
liderazgo social: Maestros, microempresarios, profesionales de la salud, líderes
religiosos y miembros del consejo comunitario. Para las entrevistas a
profundidad y los grupos focales, se utilizaron guías de preguntas basadas en
la adaptación de un cuestionario sobre participación social en la gestión
territorial (Blandón-Lotero y
Jaramillo-Mejía, 2020).
Asimismo, en
el territorio de Joaquincito que es la comunidad indígena, se desarrollaron
cuatro grupos focales distribuidos en subgrupos conformados por los siguientes
actores sociales, también seleccionados por el mismo criterio de informante
clave ya mencionado. Así, el primer subgrupo fue constituido por los
integrantes del cabildo indígena, incluyendo al gobernador, tesorero, enfermero
y el vocero de la comunidad en instancias gubernamentales. El segundo subgrupo,
fue conformado con las mujeres artesanas; mientras que el tercer subgrupo, incluyó
los cuidadores de la salud, tales como el medico ancestral (identifica los
padecimientos en salud), el pieldicero (prepara tratamientos fundamentados en
plantas medicinales); y en el cuarto subgrupo, participaron hombres con
actividades productivas para el sustento de la comunidad (siembra, caza, pesca
y recolección agrícola).
Adicionalmente, para la caracterización de la
población se empleó en la recolección de información, la adaptación de un
cuestionario que desarrolló la OPS (2008), para el abordaje intercultural de la
malaria. Este cuestionario, aplicado mediante censo y como informante el cabeza
de hogar o adulto presente en la vivienda, incluyó 33 preguntas distribuidas en
las siguientes categorías: Datos generales, características de la vivienda, conocimientos
sobre factores relacionados con la salud, prácticas en salud, acceso a la red
de servicios de salud y participación comunitaria.
La
información fue organizada para el análisis teniendo en cuenta cuatro aspectos
principales: 1) Composición demográfica; 2) Dimensiones políticas,
socioeconómicas, ambientales; 3) Características institucionales y sociales
para la promoción de la salud y prevención de la enfermedad; y, 4)
Participación social en la gestión territorial de la salud. A su vez, los ejes transversales
macro que se tuvieron en cuenta para la codificación durante el análisis
incluyeron: La interculturalidad, el enfoque poblacional y los determinantes
sociales de la salud, los cuales permitieron evidenciar la problemática social
en salud de estas comunidades vulnerables y rurales con enfoque diferencial. También,
se consideró la identificación de las tensiones entre actores institucionales,
comunitarios y del conflicto armado, acorde con los planteamientos de Buckley y
Waring (2013).
3. Resultados
y discusión
A continuación,
se presentan los resultados más relevantes de los cuatro ejes principales de
análisis mencionados.
3.1. Composición
demográfica de la población de la zona rural del rio Naya: Territorio
Joaquincito y Puerto Merizalde
En la
composición de la comunidad con respecto a la etnia, se encuentra que el 60,7%
son Indígenas y el 39,3% Afros, de los cuales el 7,1% llevan en la comunidad
menos de 10 años, el 42,9%, entre 10 y 29 años, y el restante 50,0% llevan más
de 30 años viviendo en la comunidad. El rol que desempeñan en la comunidad en
su mayoría son dirigentes orientadores (21,4%), seguido de docentes y
trabajador en salud con un 17,9% cada uno. Con relación al género el 53,6% son
mujeres, y con respecto a la edad el 32,2% se concentran entre los 30 y 49
años, en tanto que el 3,6% son menores de 20 años.
Respecto a
las características por cada territorio, el nivel educativo de la población
afro de Puerto Merizalde en un 57,1% tienen bachillerato completo y el 7,1% cuentan
con formación universitaria. El 92,9% tienen alguna ocupación entre las que se
destaca la de agricultor (32,1%), artesano (25,0%) y actividades profesionales
(21,4%).
Mientras
que se destaca en la población de la vereda Joaquincito, que el 100% son indígenas,
con formación académica de primaria en un 52,31%, 44,1%
secundaria y el 2,1% tienen formación universitaria. En la actualidad el 54,6%
de la población no asiste a ningún centro educativo. De los que asisten, el 64%
lo hacen a escuela o colegio y el 25,7% a hogares de bienestar familiar. El 34,7%
se desempeñan en oficios varios, el 21,8% son amas de casa y realizan labores
manuales relacionadas con artesanías, y el 21,1% tienen otras ocupaciones. En
el territorio predomina el género masculino con el 52,7%. El total de
habitantes que están actualmente son 247 en virtud de los desplazamientos que
se generan por el conflicto armado.
A partir de
la técnica de observación y recorridos del territorio por los investigadores, se
identifican zonas muy contaminadas por excretas y basuras, en ríos y quebradas.
El Hospital local, tiene poco control en el manejo de los residuos
hospitalarios, que son ubicados en terrenos que se inundan fácilmente y cuando
hay crecientes, son arrastrados esos desechos al afluente principal, que en
este caso es el rio Naya, el cual desemboca en el mar Pacífico, y este problema
es agravado por la alta pluviosidad de la región.
3.2. Características
institucionales y sociales para la promoción de la salud y prevención de la
enfermedad
En cuanto a
la encuesta, se identifican desde las preguntas de acceso a los servicios de
salud, que la atención es deficiente y los recursos destinados como insumos,
equipos, personal médico, medios de trasporte, medicamentos, entre otros, están
mal distribuidos y no dan respuesta a las necesidades de sus pobladores. Estas
comunidades tienen características comunes como son: Difícil acceso, bajo nivel
escolar, representaciones interculturales importantes, la multilingüística,
poco personal de salud sin amplia experiencia dentro del territorio, escasos
recursos para la educación y la salud, ausencia de acciones intersectoriales,
desinterés de las autoridades locales, regionales y nacionales, que denotan un
abandono del Estado.
3.3. Participación
social en la gestión territorial de la salud
La
metodología utilizada generó espacios de diálogo y confianza, que promovieron
el interés de los diversos actores sociales, ampliando la base del conocimiento
sobre la historia local, las prácticas en salud, historias de vida, y ancestralidad.
Los investigadores destacan la realización del Diplomado como estrategia de reconocimiento
de las problemáticas y dinamización de la participación, empleando técnicas didácticas,
así como procesos de enseñanza aprendizaje entre los que se destacan: Talleres,
charlas magistrales, pictografía, cartografía, juego de roles, entre otros. Las
112 personas que corresponden al total de participantes de las diferentes
etnias, independientemente de su grado de educación y posición social, contribuyeron
en forma activa al proceso de investigación, apropiándose de conocimientos en
temáticas de salud desde las realidades de los territorios, pero ante todo
revalorizando sus saberes propios ancestrales en un ejercicio de “aprender a
aprender”.
En cada
comunidad se intercambiaron y socializaron sus problemáticas y experiencias, en
procesos de diálogo de saberes con los investigadores que logran generar
acciones colaborativas para transformar la realidad social de las personas
involucradas. Así, se logra promover la participación de los
miembros de comunidades en la búsqueda de soluciones a sus propios problemas,
así como ayudar a los miembros de las comunidades a incrementar el grado de
control que ellos tienen sobre aspectos relevantes en sus vidas, fortaleciendo
su empoderamiento y permitiendo el desarrollo endógeno, encaminado a la gestión
pública local, como han descrito autores como Fernández,
Belloso y Delgado (2008).
En los
sistemas de salud ese empoderamiento, se refiere entonces, a los procesos de
gestión social en salud, donde el conocimiento para la toma de decisiones
permite arreglos institucionales y sociales para la coordinación,
intersectorialidad, transectorialidad y transparencia, en la operatividad del
mismo sistema en pro de la transformación social que conduzca a la mejora del
nivel de vida de la población. En estos procesos de ejercicio de gestión
colectiva, interactúan actores estratégicos y organizaciones que aplican las
reglas de juego y otros procedimientos -formales e informales- que redundan en
lo que se llama gobernanza para la salud, acorde con el planteamiento de De la
Rosa y Arredondo (2017).
El
ejercicio de educación en salud, generó desarrollo de proyectos sociales con autonomía,
consecución de recursos estatales para mejorar infraestructura, que favorece el
bienestar de la comunidad, un ejemplo de participación y cogestión fue la
construcción comunitaria de un puente, que contribuyó a mitigar el riesgo
colectivo. Adicionalmente, la formación de líderes y gestores locales generó capacidades,
así como herramientas para tomar decisiones autónomas y críticas sobre sus
recursos materiales e inmateriales, permitiendo el desarrollo de elementos para
la propuesta de construcción de un modelo de gestión integral con bases comunitarias.
Dentro de
los logros, se destaca la construcción del concepto de salud que revaloriza sus
saberes ancestrales, lo que facilita la mirada integral en el modelo de salud
propio en atención a sus características culturales y cosmovisión. Llama la atención
al analizar los grupos focales, la construcción del concepto de salud: Que en
palabras de los participantes de las comunidades indígenas “es no ir al
médico”, “es estar bien”, “es tener casa”, “es comer bien”, “sentirse bien”,
“estar aliviado”, “es larga vida”.
En
contraste, la comunidad afro, define el concepto de salud como “un derecho”, “es bienestar”, prima el poder hacer las cosas, el trabajar, sentirse útil, poder ir a la
escuela; enunciando que si pueden hacer esas labores se considera que tienen
salud. Se describe la salud como vivir sin contaminación ambiental y tener
resuelto el problema de saneamiento básico, como el manejo adecuado de basura,
así como contar con escenarios para la recreación y el
deporte. La salud también “es estar alegre” (Gil, Pardo y Arenas, 2018). Los elementos descritos se presentan
en la siguiente Figura I, que sintetiza la red semántica del concepto de salud.
Fuente:
Elaboración propia, 2021.
Figura I: Red semántica del concepto
salud
Ambas
comunidades estudiadas identifican las brechas en salud que aportaron para definir
los elementos para la propuesta de construcción del modelo de gestión integral,
adaptado a las circunstancias específicas de cada población. Un eje central para
el modelo, después del diagnóstico, fue partir su construcción de la base, en
este caso, la propia comunidad; tener presente el contexto de sus determinantes
sociales de la salud, la densidad de población, las características de
vulnerabilidad que tienen, debido a las difíciles condiciones de vida que
afrontan, donde las necesidades básicas insatisfechas es uno de los fenómenos
que por regla existe, sumado a esta el difícil acceso a servicios como
educación, vivienda, alimentación, trabajo y salud, que generalmente, se
encuentran restringidos, así como deteriorados; y en donde la presencia del Estado
es escasa.
En resumen
la investigación muestra como para la propuesta de construcción de un modelo de
gestión integral en salud, debe considerarse las condiciones de vida de la
comunidad, donde las intervenciones deben partir de un abordaje integral a
nivel individual, y colectivo en salud; a partir de los determinantes sociales,
relacionar los saberes ancestrales que intervienen en el proceso salud -
enfermedad, y procesos de gestión social con la participación comunitaria, con
el fin de alcanzar una construcción colectiva de intervenciones en salud,
fomentando el bienestar de la población, mirando la salud desde un enfoque de
derecho humano y en donde la intersectorialidad es esencial para la gestión
social en salud.
En síntesis, y en atención a la participación social como
estrategia para la propuesta de construcción de un modelo de gestión integral,
el diplomado desarrollado en las comunidades logró generar una mirada integral
a las condiciones socioeconómicas, geopolíticas, con reconfiguración de la
visión territorial, con fines de mejoramiento para un entorno saludable.
Acorde con
los planteamientos de Quispe,
Ayaviri y Maldonado (2018), son precisamente las organizaciones
comunitarias el mayor recurso en entornos rurales para la gestión integral y el
desarrollo local, puesto que como actores principales ejercen un control
social, participan como ciudadanos en el marco de sus derechos y presentan sus
necesidades desde su contexto cultural y territorial, para que los demás
actores institucionales y gubernamentales atiendan esas necesidades.
Algunas
organizaciones tienen mayor posicionamiento en los aspectos de desarrollo y
bienestar para la comunidad acorde al contexto (Navas et al., 2010), como en este
estudio donde se destacan las asociaciones de mujeres y de pescadores,
artesanas, comerciantes, las diferentes formas de organización que se den en la
comunidad favorecen el ejercicio de trabajo comunitario y provee un contexto
concreto que puede ayudar a las instituciones de salud a mejorar sus acciones
de programas y proyectos tendientes a promocionar la salud y prevención de la
enfermedad.
Conclusiones
Hablar de una metodología o proceso
para elaborar una propuesta de construcción de un modelo de gestión integral
basado en la participación social en comunidades rurales e interculturales, es
complejo, porque su construcción implica reconocer y respetar el imaginario que
tienen las comunidades para la atención en salud, sumado a la falta de confianza
en las instituciones, las limitaciones socioeconómicas de su ubicación
geográfica, las brechas para el acceso a los servicios y la poca atención por
los actores de los diferentes sectores involucrados en la seguridad social.
Las poblaciones que habitan las
regiones con menor densidad poblacional en el país, y para el caso de esta
investigación aquellas ubicadas en territorios dispersos del litoral pacífico, se
configuran como especialmente vulnerables debido a las difíciles condiciones de
vida que afrontan, donde las necesidades básicas insatisfechas son altas, y el
acceso a servicios como educación, vivienda, trabajo y salud, generalmente se
encuentran restringidos y deteriorados.
Es reconocido para la gestión en
salud pública, que atender los problemas de salud implica atender los factores
de riesgo individuales, así como también los determinantes sociales en la
salud; máxime en comunidades con niveles de bajo desarrollo social, económico,
y que por su ubicación geográfica son clasificadas como población dispersa de
alta ruralidad, en donde las barreras geográficas para el acceso a los
servicios son críticas, en virtud de las largas distancias por medios navegables,
y agobiadas por el alto costo del combustible para el desplazamiento en lancha,
porque es su único medio de transporte para recibir una atención en salud.
Aunque la figura institucional de estos
territorios es un hospital de primer nivel, ubicado en el corregimiento de
Puerto Merizalde, dentro de los riesgos para una eficiente gestión está que no
cuenta con personal experimentado para la atención, insumos insuficientes, barreras de acceso para
transporte a otras instituciones de mayor complejidad, lo cual encarece el
gasto de bolsillo de sus habitantes, y limita la implementación de la estrategia
en atención primaria por el poco personal asistencial, y se realiza en acciones puntuales una o dos
veces al año, con desplazamientos a los asentamientos más dispersos del
territorio.
Estas condiciones develan que aspectos
claves a considerar en la propuesta de construcción de un modelo de gestión
integral, requiere como elemento relevante que este sea dirigido a mejorar la
oportunidad en la atención, continuidad y uso eficiente de los recursos
locales, buscando impactar en los indicadores de salud de los territorios
dispersos del pacífico colombiano. El Estado, en su ejercicio de gobernanza, necesita
apoyar las instituciones y actores territoriales, a fin de evitar el
desplazamiento de sus habitantes a territorios urbanos, en donde es preocupante
la posibilidad de generar asentamientos informales en áreas marginales, con lo
cual se profundiza el riesgo en salud, se impacta negativamente los indicadores
sanitarios, congestionando otras instituciones de mayor nivel de complejidad,
cuando la gestión en salud en cambio podría ser local, reconociendo los
recursos existentes, así como potencializando las capacidades propias dentro de
los territorios.
Realizar esta investigación fue
para los investigadores todo un reto, dadas las condiciones sociopolíticas complejas
con un proceso incipiente de afrontamiento estatal, luego de la firma reciente de
los acuerdos de Paz, y también fue un reto la llegada a los territorios, por
las dificultades de transporte y medios de comunicación. De igual forma, un
hallazgo destacable y limitante que tuvo que enfrentar este proyecto fue la ausencia
de un sistema de información, que permitiera una adecuada caracterización de la
población y el sub registro, que se encuentra en el Sistema de información
nacional; lo cual se evidencia durante las visitas de campo para la recolección
de datos y que conllevó a realizar un censo de la comunidad.
Aunque existen tres aseguradoras de salud, los registros de estas
entidades no son confiables y tienden a estar desactualizadas, porque la población
cambia frecuentemente el sitio de residencia, por la situación de conflicto
armado que se vive en la región, donde el Estado los tiene desatendidos en
términos de seguridad.
Se destaca con este estudio la
participación social y comunitaria como estrategia de desarrollo endógeno del
territorio, lo que propicia una gestión colectiva integral dirigida a una
transformación social acorde a los recursos y ajustada a las necesidades
específicas locales, con grandes retos y complejidades como corresponde a los
ubicados en zonas rurales y dispersas.
El mejoramiento de la salud, exige en estas comunidades un trabajo
fundamental de bienestar colectivo, desde una dinámica
participativa orientada por un mismo fin; llevando al empoderamiento y la auto-responsabilidad
con el cuidado de todos, como lo destaca en la Carta de Ottawa la OMS (1986),
para propiciar la construcción de capacidades y la movilización
en la solución de los problemas de salud; paralelo a los cambios en hábitos y
conductas, desarrollando habilidades para la vida, así como generar mecanismos
propios para satisfacer las necesidades individuales y colectivas.
Es
necesario en la construcción de los modelos integrales territoriales de salud, fortalecer
la participación a nivel local de los individuos y las comunidades para mejorar
el sistema de salud, propiciando que el individuo, la familia y la comunidad
tengan voz en la adopción de decisiones; así mismo, se debe fortalecer la
ejecución y las intervenciones de los individuos y la comunidad, así como
apoyar y mantener eficazmente las políticas sanitarias en pro de la familia con
sostenibilidad en el transcurso del tiempo. La comunidad es quien legitima,
valida y permite el desarrollo de las estrategias desde el empoderamiento de la
misma y a través de la participación activa del colectivo, apropiándose de su
cuidado y tomando la salud como un derecho para el logro del bienestar.
Algunas
organizaciones presentan mayor posicionamiento en los aspectos de desarrollo y
bienestar para su comunidad, como en este estudio donde prevalecen las
asociaciones de mujeres, así como de pescadores, artesanas, comerciantes, al
igual que las distintas formas de organización que se den en la comunidad,
quienes favorecen el trabajo comunitario y provee un contexto concreto que
puede contribuir a las instituciones de salud a mejorar sus acciones de
programas y proyectos propensos a promocionar la salud y prevención de la
enfermedad.
Referencias
bibliográficas
Balcazar, F. E (2003). Investigación acción participativa
(iap): Aspectos conceptuales y dificultades de implementación. Fundamentos en Humanidades, IV(7-8),
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Blandón-Lotero, L. C., y Jaramillo-Mejía, M. C. (2020). Communities on the move: community
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Atención Primaria
en Salud para municipios con alta dispersión
rural del litoral pacífico
colombiano.”. Cali, Colombia: Universidad Icesi, Universidad
Santiago de
Cali, Universidad Libre-seccional Cali y
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* Este artículo
considera algunos resultado del Proyecto de investigación «Viabilidad de
desarrollar un modelo basado en Atención Primaria en Salud para municipios con
alta ruralidad dispersa del Litoral Pacífico colombiano». Cofinanciado por
Colciencias (convocatoria 725 de 2015) y la Universidad Icesi, Universidad
Santiago de Cali, Universidad Libre seccional Cali y Universidad Javeriana
Cali. Agradecemos a las comunidades indígena
de Joaquincito y comunidad afro del corregimiento de Puerto Merizalde (Distrito
de Buenaventura, Colombia).
** Magister en Educación
Superior. Docente en la Universidad Santiago de Cali,
Colombia. E-mail: janethgil@usc.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5322-0494
*** PhD. Salud Pública. Docente
en la Universidad
Santiago de Cali, Colombia. E-mail: naydu.acosta00@usc.edu.co
ORCID: http://orcid.org/0000-0002-6246-560X
Recibido: 2021-05-15 · Aceptado:
2021-08-02