Vol. 18 Nº 1, Enero-Junio 2021. Pp. 111-114 Universidad del Zulia - ISSN 1690-7582
Por: Pedro Santander Molina. Editorial El Perro y La Rana (2020)
En estos tiempos de pandemia, el mundo lucha "por respirar". Sin embargo, Latinoamérica ha luchado por hacerlo hace más de 500 años, período en que ha estado estrangulada por un enemigo que la supera en
recursos y poder: el imperialismo. En principio, esta batalla fue a sangre y fuego; ahora, la contienda es más compleja, profunda y, paradójicamente, más sutil: en los medios de comunicación como nuevos espacios de construcción del poder.
Partiendo de la premisa de que “la comunicación constituye un hecho político”, Pedro Santander hace un profundo y revelador análisis en su libro: “La batalla comunicacional: defensa, ataque y contraataque en América Latina”. En esta obra, el autor se distancia de la postura victimista de los análisis que ha hecho la izquierda sobre los procesos comunicacionales imperialistas en la región, para dar una visión empoderada de este bloque de la resistencia y cuáles son los hitos comunicacionales que han desafiado y derrumbado los falsos discursos “de la mayoría” desde los carteles mediáticos.
Santander afirma, con su metáfora bélica, que se está ante una guerra asimétrica -señalada en su momento por Allende, Fidel y Chávez-, pero el bando anti-hegemónico está muy lejos de declararse derrotado. Al enemigo
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se le estudia, pero sin ignorar las potencialidades con las que cuentan los sectores de izquierda para efectuar un contrataque comunicacional certero que erosione las bases de cada ataque recibido desde esos nuevos espacios de construcción de poder: los medios de comunicación.
Desde el primer capítulo, el autor comienza haciendo una disección pormenorizada de ese teatro de operaciones comunicacional donde los grandes actores monopólicos luchan por incidir en la cotidianidad de las personas, mientras se reflejan las relaciones de poder dentro de la sociedad.
Esta guerra interpretativa emplea una artillería discursiva que moviliza ideologías orientadas a socavar la mente y los corazones de quienes integran a los sectores anti-imperiales. Se trata de medios entendidos como "Dispositivos del desaliento y desmovilización" que disparan el discurso distópico como parte del fuego cruzado en una Guerra de Cuarta Generación, donde la muerte del sueño sobre un mundo multipolar e inclusivo es el botín codiciado por un enemigo superior en recursos tecnológicos y mediáticos, pero no por ello a prueba de verdades.
Cada página de esta obra maneja el mismo late motiv: la urgencia por construir fuerzas desde lo comunicacional-mediático, partiendo de un estudio del enemigo –ellos-, pero también analizando a un nosotros para buscar claves, regularidades, excepcionalidades, correlaciones e hipótesis con el fin de articular contra-ofensivas que, por una parte, “obliguen al atacante a adoptar posiciones y maniobras defensivas”, mientras que, por otra, reduzcan la intensidad del fuego enemigo y se “insufle energía y moral” al bando progresista.
En esta obra se brinda una mirada profunda y acertada sobre ellos (el enemigo) y su artillería del pensamiento que trabaja con el efecto de agenda, el media lawfare y las fake news para la interpelación permanente de los líderes y lideresas de izquierda, bajo la exageración/mitigación, distorsión y descrédito de estos, apelando a la verosimilitud mas no a la verdad.
Sin embargo, el gran valor de esta obra radica en que el autor señala los desaciertos de la izquierda en esta guerra comunicacional. Uno de los errores es el llamado "Síndrome del reflejo contrario", que tiene lugar cuando los medios de la derecha imponen su agenda y la izquierda entra
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en una desgastante dinámica reactiva que ocasiona la consolidación de la agenda enemiga.
Ante esta realidad, Santander propone tácticas como la creación de espacios de participación para enunciadores y audiencias que, a manera de comunidades interpretativas, puedan provocar un efecto de rebote en los mensajes del enemigo imperial. Asimismo, este autor apela a un llamado de conciencia sobre el discurso de la izquierda, que muchas veces se invisibiliza para provocar una legitimación discursiva del enemigo.
Otra estrategia es acompañar la acción político-comunicacional con una base doctrinaria que proteja de la improvisación y las dificultades de articulación. Sobre esta base doctrinaria, se encuentra el derecho a la comunicación y los marcos jurídicos que sirvan de defensa ante la monopolización mediática excluyente de la diversidad de voces existentes para en la sociedad.
Santander explica en este libro que fue un cambio en la relación democracia–medios y la relación comunidad-comunicación lo que esos gobiernos progresistas latinoamericanos, con Venezuela a la cabeza, emprendieron como parte de la ola emancipadora e histórica. Estas nuevas políticas tuvieron como rasgos comunes el carácter antimonopólico de las leyes, las regulaciones a la propiedad, el reconocimiento y la diversificación de diferentes tipos de medios, incluyendo los comunitarios.
Entre otras características, también se señala cómo estas políticas apelaron al rediseño de la gestión del espectro radio-electrónico a través de nuevas las legislaciones nacionales. De igual manera, se trabajó en el replanteamiento de cuotas de pantalla para las producciones nacionales y extranjeras, toda vez que se dio paso a un proceso ciudadano participativo y directo sustentado en el derecho a la comunicación. De este último caso, el autor toma como ejemplo el programa “¡Aló, Presidente!”, conducido por Hugo Chávez, que sentó un nuevo paradigma en la relación comunicacional entre el pueblo/audiencia y sus gobernantes.
Entre los ataques certeros asestados por la izquierda latinoamericana al enemigo imperial, Santander expone algunos casos de articulaciones sociales-mediáticas que han afectado al enemigo, tal como sucedió con los movimientos #YoSoy132 (México) y #CubaSalvaVidas. Con ellos,
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la izquierda generó su propio efecto agenda que obligó a las fuerzas hegemónicas a reaccionar.
En la obra también se exponen otras experiencias comunicacionales exitosas como Las Tesis, el libro Sinceramente, de Cristina Kirchner, y la serie colombiana Matarife, las cuales son el resultado de la acumulación de fuerzas sociales que enrumban las iniciativas comunicacionales para convertirse en una contraofensiva que golpea al adversario.
El gran resultado que arroja esta obra es la urgencia por repensar los procesos comunicacionales en Latinoamérica desde el empoderamiento ante un enemigo que no descansa ni da tregua. El papel de la izquierda en esta guerra no es solo el de la defensa comunicacional, sino también contribuir a la construcción y fortalecimiento de un gran bloque histórico que hiera de muerte a esos falsos paradigmas que desde hace más de 500 años han pisoteado a la patria nuestramericana.
Deris Cruzco
Editora de Quórum Académico