Omnia Año 24, No. 2 (mayo-agosto, 2018) pp. 94 - 109
Universidad del Zulia. ISSN: 1315-8856
Depósito legal pp 199502ZU2628
Miranda: el Cid desterrado.
Argumentos y nociones característicos
del pensamiento mirandista
Carlos E. Torres Geisse
Resumen
Este trabajo realizó una reflexión acerca de la importancia, la in-
fluencia y el alcance histórico de la vida del general Francisco de Miran-
da. Prócer de gran trascendencia para los movimientos independentistas
de América Latina y el mundo en su época, por haber participado en
acontecimientos que definieron el curso de la historia humana en su con-
texto occidental. Por ello, para el propósito de este artículo, se usó el mé-
todo Hermenéutico con la aplicación del círculo de Lectura como método
de análisis, de discusión y critica de algunos textos clásicos. Vale desta-
car que no se concluye, sino que se presenta una reflexión final, como
tentativa de este trabajo para motivar y promover el interés por la vida y
circunstancia que rodeo al Miranda Latinoamericano, al Miranda Ilus-
trado y soñador de la libertad. Miranda por encima de todo, fue hombre y
no por ello pierde grandeza y virtud. Hombre que amó muchas cosas,
pero que perdió muchas más, que en algún momento no fue grato ante
sus conciudadanos nacionales y aun así se supo rodear de las condicio-
nes, personas y situaciones más excepcionales de la época, que contó
con las mejores recomendaciones y amistades.
Palabras clave: Miranda, Conciudadanos, Libertad, Independencia, Ilus-
tración.
Recibido: 01-04-18 · Aceptado: 16-09-18
* *Soc, Asistente de Investigación en el Centro de Estudios Históricos, (LUZ). Coord. Circulo de Lec
-
turas Mirandistas de C.E.H. Maestrante del Programa de Desarrollo Social de la D.E.G.P. de la
F.C.E.S. de la Universidad del Zulia. Cel. 0424-6443879 Correo: cetg2828@gmail.com TW: @zol
-
rack_78
Miranda: the banish CID.
argument and elements characteristic
in the thinking mirandista
Abstract
This work reflects on the importance, the influence and the historical of
the life of General Francisco de Miranda. A hero of great importance and leg
-
acy for the independence movements in Latin-América and the world of his
time, participating in main events which defined the course of occidental hu
-
man history. Therefore, a historiographical approach was applied for this
study, crating a reading circle as a method of analysis, discussion and critics
of some classic texts. It is also worth highlighting that this work does not
make a formal conclusion but presents a final resolution on the idea of pro
-
moting an expanding the interest on his life and the circumstance that sur
-
rounded the Miranda Latin-América, the Miranda illustrated and the
dreamer of freedom. Miranda was a man more than anything, which does not
take to take any doubt about his greatness and virtues. A man who loved so
many things but lost so many other, a man who in some point of his life was
un loved by his fellowcitizen and even so he could manage all the conditions,
characters and most exceptional situations of his time, also known for having
always the best advice and friendships.
Key words: Miranda, Fellowcitizen, Liberty, Independence, Illustrated.
Introducción
En el contexto universitario es casi inexistente el trabajo intelec
-
tual, continuo y sistemático sobre la vida y el pensamiento de Francisco
de Miranda, hecho que implica un desconocimiento y una deuda con la
memoria histórica del Precursor de las Independencias políticas hispa
-
noamericanas.
En razón de ello, desde el Centro de Estudios Históricos de la Facul
-
tad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia se ha deci
-
dido planificar y aperturar un Círculo de Lecturas Mirandistas para con
-
tribuir a saldar dicha deuda histórica.
El precursor universal, el creador de la idea de una América inde
-
pendiente y libre, el ilustrador de la Hispanoamérica. Fue el único en su
estilo, dejo bien en claro el propósito que tramaba, lo lidero con carácter y
a la hora de proteger su proyecto se desconocía a mismo “la agresividad
antes la cordialidad”. Pero cuando se trataba de unificar las mejores he
-
rramientas eran la “Educación”, y lo que entendía por ello era: Cortez,
Respeto y Carisma, que no son sino productos esenciales de un “Hombre
Sólido”.
Omnia • Año 24, No. 2, 2018, pp. 94 - 109 95
“Casi al año del matrimonio el 5 de abril de 1750, se realizó el bauti
-
zo a Sebastián Francisco, nacido el 28 de marzo de 1750 y su padrino fue
el Bachiller Don Tomás de Melo. Este niño de la familia Miranda y Rodrí
-
guez era el primer miembro nacido en Venezuela.” (Polanco 1996). Hay
que destacar que fue activo en tres continentes y tres acontecimientos
magnos de su era, (áfrica, Europa y América; la independencia de los es
-
tados unidos de América, la revolución francesa y la lucha por la libertad
de hispano América).
Hombre muy sociable, respetuoso, de buen trato e inteligente, muy
persuasivo y audaz. Su filosofía: “Con este propio designio e cultivado de
antemano con esmero los principales idiomas de la Europa que fueron la
profesión en que desde mis tiernos años me colocó la suerte y mi naci
-
miento.” (Polanco 1996.). Significa que comprendía que lo justo y lo nece
-
sario no era suficiente para destacar entre los comunes de la época en la
cual se vive.
Todos estos principios (Que aún no son otra cosa), toda esta si
-
miente, que con no pequeño afán y gastos se ha estado sembrando en mi
entendimiento por espacio de 30 años que tengo de edad, quedaría desde
luego sin fruto ni provecho por la falta de cultura a tiempo: la experiencia
y conocimiento que el hombre adquiere, visitando y examinando perso-
nalmente, con inteligencia prolija el gran libro del universo, las socieda-
des más sabias y virtuosas que lo componen; sus leyes, gobiernos, agri-
cultura, policía, comercio, arte militar, navegación, ciencias, artes, etc.,
Es lo que únicamente puede sazonar el fruto y completar en algún modo
la obra magna de formar un hombre sólido. (Miranda 1780). Las ojeadas
relativas a Miranda, buscan el argumento y las nociones característicos
del pensamiento Mirandista, ni más ni menos.
Francisco de Miranda y su relación con América hispana
El Cid Desterrado
“...el amor a la libertad adquirido por mis estudios de todos los pue
-
blos libres que de ella gozan, ha sido siempre mi norma, y mi único objeto
ha sido fomentar la libertad entre los hombres y he servido a su causa en
América”. (Francisco de Miranda, fragmento del discurso pronunciado
en la convención nacional, suprema institución de la revolución france
-
sa). (Miranda, 1973:11).
La fuerza creadora de los grandes destinos comienza su labor y a
muy temprana edad, nuestro querido Paquito (Mote familiar) se nos va a
tierras lejanas, emprende su viaje, sin saber que sería un destierro algo
voluntarios y consiente. Quizás motivado por el homero de sus antiguos,
por el Virgilio de su alma, o por el Apolo universal Miranda parece cono
-
cer su destino o por lo menos intuirlo y emprende su viaje cómo si de una
empresa alcanzable se tratase. Muchos estudiosos y eruditos no apoyan
Miranda: el Cid desterrado. Argumentos y nociones característicos...
96 Carlos E. Torres Geisse
la tesis que dota a Miranda de una impresionante visión histórica, sin
embargo los hechos parecen ser otros.
Una niñez invadida por vicisitudes que en cualquier caso moldean un
mundo que quizás para nuestro personaje son solo errores circunstancia
-
les, y que obligan al joven francisco buscar fuera de su tierra las respuestas
que en lo más íntimo de un ser humano se puede alojar y que en un estado
normal de la situación no tendría cabida. Por ejemplo: ¿Seria valido creer
que a pesar de su origen, Miranda tuvo una niñez algo vilipendiada y vejada
de alguna manera?, obvio que en algo debió afectar, al niño Miranda el largo
y tedioso juicio, que obligó a D. Sebastián de Miranda y Ravelo acudir ante
los favores de su majestad el Rey de España Fernando VI.
También debió afectar vivir en una tumultuosa ciudad como Cara
-
cas donde revueltas desencadenadas por grandes mercaderes como
Gual y España o por otros que no andaban sino tras sus propios intere
-
ses pero que mostraban un descontento por vivir en una patria sin na
-
ción. En circunstancias incomodas que esos tiempos no solo Miranda
sino muchos otros jóvenes veían y vivían, comienza la aventura nuestro
Cid, al hacerse de un carácter, digamos que necesario para comprender
que su futuro cercano sería posible sólo en el viejo continente.
Destierro querido, iluminado el irá a sufrir y vivir nuestro Cid, lleno de
laudos y ávidos de campeón. La aristocracia es su maestra, la diplomacia su
instructora, la discreción su guardiana y su conciencia la que lo libera.
El primer hombre americano globalizado
El 25 de Enero de 1771 con una España bajo el reinado de Carlos
III, el intrépido Miranda parte a servir al Rey de sus padres y logra enlis-
tarse con el grado de Capitán en el año de 1773. Colmado de deseos el jo
-
ven desterrado va en busca de belleza, verdad, ciencias, conocimiento e
instrucción. Y ese afán de luchar contra la ignorancia, pretende en pro
-
fundidad su propia erudición con obras, tratados y textos, como por
ejemplo: Hume, Locke, Burlamaqui, Raynal, Maquiavelo, Aristóteles,
Santo Tomas de Aquino, y muchos otros.
Miranda afanoso observador del arte, de la naturaleza y preocupa
-
do por su instrucción, anda y observa todo, hace notas, analiza y estudia
todo lo que su quehacer le permite. Desde que se embarca en el puerto de
la Guaira en la Fragata denominada “Príncipe Federico”, la cual arriba a
Cádiz el 1ero de Marzo de 1771, hasta el mismo mes de Marzo pero de
1816, el día 25 que sufre un ataque cerebral que perdura varias semanas
y que termina por derrotar a nuestro Cid desterrado “el 14 de Julio de
1816 a la una y cinco de la mañana” (Polanco, 1996,78), hasta este mo
-
mento de Marzo el errante Miranda, el viajero sabio escribió lo que vio.
De esta manera comienza el viaje real de nuestro Precursor, que
aun en esta fechas actuales (año 2017), sigue desterrado. Un hombre
que con tan sólo un año a lo sumo dos se le cuenta en una tremenda par
-
ticipación en la defensa del fuerte de Melilla (Marruecos- África, 1774-
1775).
Omnia • Año 24, No. 2, 2018, pp. 94 - 109 97
Miranda contaba con 23 años o 24, cuando estalla la guerra entre
este país y España, entre el Rey Carlos III y Sidi Mohamed, el enfrenta
-
miento dura cerca de dos (2) años y nuestro primer prócer, nuestro pre
-
cursor y gestor de libertadores sufrió como todos los presentes en aquella
plaza de Melilla de hambre y enfermedades y aproximadamente 8000
proyectiles qué abatieron el emplazamiento Español que se había insta
-
lado allí desde el año 1493 y por supuesto no se puede olvidar la no pe
-
queña “Tortura de los abrazadores rayos del sol africano” (Grigulievich,
2006:23); sin gloria, pero sin pena, logró ser parte de la victoria alcanza
-
da en Melilla. Y por primera vez un Venezolano, un hijo de estas tierras,
Guerreaba en tierras Africanas.
Miranda no obtuvo nada, ni condecoración, ni ascenso, ya que el
ministro de guerra se los negó. Aunque su estadía en Cádiz, luego en Ma
-
drid, un poco después en Granada, después en Málaga y posterior trans
-
ferencia a Melilla, le permitió obtener sus primeros libros, tanto de “Ma
-
temáticas, de arte militares, de historia, de religión, filosofía y literatu
-
ras” (Polanco, 1996:78).
Todo ello, como base de su formación, aparentemente autodidacta
y con conocimiento de causa, ya que “varios de esos libros eran de carác-
ter heréticos” (Polanco, 1996:56); aún más, cuando ahora sabemos que
mantenía una selección de los mismos autores que renovaba, y protegía
celosamente, que solo los abandonaba cuando podía cambiarlos por edi-
ciones de mejor calidad y de mejor valía.
Su mayor tesoro podría decirse las obras de: Pope y Virgilio, las de
Maquiavelo, Destrucción de las India por las Casas, los libros de Burke y
de Locke, los principios de la Política natural de Burlamaqui, el Arte de la
Guerra de Puissegur, Tácticas de Guibert, la Historia Filosófica del Abate
Raynal y los Comentarios de Cesar. Ésta colección con más obra suma
-
das a lo largo del tiempo se le conoce como la biblioteca Madrileña, la cual
muestra a un joven estudiante, metódico, preocupado y con muchas in
-
quietudes.
Según nos cuenta Polanco, ésta primera biblioteca y basado en los
catálogos o listas que aparecen en Colombeia, tomo I: 312 y siguientes,
estudia, lee y aprende de: Religión, estudio la Historia eclesiástica y tiene
junto así la Biblia; las Matemáticas en diferentes formas, Trigonometría,
geometría y Algebra; la Física y la Óptica; la Literatura y el Lenguaje.
Por ende se encuentran obras sobre Gramática, Poesía y Comedia;
la Historia y las revoluciones son lo suyo, lee sobre la Revolución en In
-
glaterra, la Historia de Alemania, la Conquista del Perú; y por si fuera
poco también lee a Lope de Vega, Hume, Hipócrates y Lucrecio; aprende
de Geografía mediante el manejo de Mapas y del globo.
También, y para justificar el grado de Capitán estudia, Tácticas, Ar
-
quitectura, Ingeniería, Artillería, Fortificaciones y Ataque de plazas todo
relacionados al Arte Militar; no debemos olvidar que aprende Francés,
Gramática Italiana, Gramática Inglesa y la comparación del Inglés con el
Miranda: el Cid desterrado. Argumentos y nociones característicos...
98 Carlos E. Torres Geisse
Francés y el Español; por último en esta etapa que cabe mencionar, real
-
mente no termina hasta unos meses antes de su muerte, adquiere una
Flauta y estudia y lee Reflexiones sobre la música de abate Dubos.
Aproximación al legado de Miranda
“Francisco de Miranda, el Precursor de la insurgencia de la América
Latina Española, es el hispanoamericano más universal de los siglo XVIII
y XIX. Su participación en el proceso independentista de Estados Uni
-
dos, la Revolución Francesa y en la lucha liberadora de América Meridio
-
nal, lo sitúan como un excepcional revolucionario de ecuménica expe
-
riencia. Su ideario político lo muestra inscrito en el pensamiento ilustra
-
do, liberal y republicano moderado” (Ruiz, 1991:25).
Muestra de lo anterior es su legado, el más preciado tesoro que de
-
tentó el prócer en vida, que procede o mejor que proviene de una práctica
que habla muy bien de él como auto-didacta y metodólogo infatigable de
la vida, Este personaje multifacético e intrigante hace votos con lo com
-
plejo por sus obras y por su alcance con una vida práctica.
Con una juventud cargada de preocupaciones poco frecuentes para
los jóvenes contemporáneos de época, nos da una biografía de una mag-
nitud impresionante. Al parecer todo indica que Miranda poseía prácti-
cas peculiares, cómo la observación analítica, la anotación de datos de
interés, el cual era permanente en su hacer cotidiano, el estudio constan-
te de plazas, museos, fortificaciones, templos, y todo índole de edificacio-
nes, pero llama aún más la atención su pasión por el análisis comprensi-
vo de todo en cuanto a costumbres, organización social, cultura y arte,
también es de vital importancia para Miranda las fuentes escritas.
De esta manera, y con esto en mente, comienza a recolectar impre
-
sos y mapas desde el mismo momento de su llegada a Europa en el año de
1772, “cuando se le observa de uniforme de capitán del regimiento de in
-
fantería de la princesa” (Ruiz, 1991:27), cosa que no limita en sus prácti
-
cas sino más bien lo alienta a seguir con su pasión por los libros ahora ya
interesado por los grandes clásicos.
Cabe mencionar que su viaje comienza en Caracas-Venezuela, ya
que es el punto de partida del criollo pero es importante notar que su lle
-
gada a Cádiz-España marcaría en Miranda su huella indeleble, ya que
luego de esto el viaje se convierte en una suerte de ida y vuelta a este pri
-
mer punto de llegada Europeo, ya que el fin de su vida lo encuentra allí
mismo, en la prisión de la Carraca de esa misma localidad un 14 de julio
de 1816.
Esta práctica de las que hablamos al principio, las llevó a cabo a lo
largo de su vida por los diferentes destinos a los que arribó, entre los cua
-
les se encuentran en primer lugar España pero el “sabio errante como lo
llamarán en algunos salones y recepciones que frecuentaría en la recién
formada Nación de los Estados Unidos” (Polanco, 1996:79), obtuvo si se
puede decir en una manera jocosa muchas millas de viajeros acumula
-
das en cuarenta (40) años de peregrinaje.
Omnia • Año 24, No. 2, 2018, pp. 94 - 109 99
Y en esos cuarenta (40) años logro acumular más que millas, luga
-
res, Libros, personajes, guerras y batallas y corroborar que “Solo el hom
-
bre activo conoce sus debilidades y sus excelencias” (carta a John
Turnbull S/A). También expresa “La experiencia y conocimiento que el
hombre adquiere, visitando y examinando personalmente, con inteligen
-
cia prolija el gran libro del universo, las sociedades más sabias y virtuo
-
sas que lo componen, sus leyes, gobierno, agricultura, policía, comercio,
arte militar, navegación, ciencias, artes, etc., es lo que únicamente puede
sazonar el fruto y completar en algún modo la obra magna de formar un
hombre sólido” (Picón, 1946:152).
Algunos Personajes Conocidos por Miranda
Miranda: el Cid desterrado. Argumentos y nociones característicos...
100 Carlos E. Torres Geisse
del Campo, Bernardo. Em
-
bajador de España en Lon
-
dres.
del Gálvez, Bernardo. Gene
-
ral, Comandante en jefe del
Caribe, (Hermano del Minis-
tro de Guerra de España).
DeRibas. Napolitano ayu-
dante de Potiomkin. (le Pres-
ta Dinero a Miranda).
Düer. Coronel, Leñador.
EE.UU.
Esteban de Arteaga. Jesuita,
estudioso de la Estética.
Hamilton Alejandro. Político
y Aristócrata, Secretario de
Washington, EE.UU.
Haydn, Franz Joseph. Músi
-
co y Compositor Austriaco.
Herhard. Gobernador EE.UU.
Jefferson, Thomas. Político
norteamericano.
Knox, Henry. General, Mi
-
nistro de Guerra, Vendedor
de Libros, EE.UU.
Kutuzov, M.I. General que
venció a Napoleón en 1812.
Lafayette. General Francés,
Héroe de la Revolución de
EE.UU.
A.I. Viazemski. Príncipe de
Jerson. (Gobernador). La es
-
posa de Viazemski es sobri
-
na del General O’Relly.
Adams, John. Segundo Pre-
sidente de EE.UU.
Adams, Samuel. Abogado,
Político, Embajador de
EE.UU., en Londres.
Attwood, Philipp. Negociante
Ingles conocido en Jamaica.
Biezborodko. Príncipe encar-
gado de los negocios en el ex-
tranjero,
Bolívar, Juan Vicente. Ha
-
cendado Mantuano Venezo
-
lano.
Boyd. Comandante Ingles.
Bulgakov, Jakov Ivanovich.
Embajador Ruso en Cons
-
tantinopla.
Cajigal, Juan Manuel. Gene
-
ral Español.
Campbell. General Ingles.
Carlos III. Rey de España.
Catalina II. Emperatriz de
Rusia (la Grande).
de Navia Osorio, Victorio.
General Español de Cuerpo
de Expedicionarios.
Algunos Lugares Conocidos por Miranda
Omnia • Año 24, No. 2, 2018, pp. 94 - 109 101
Leleux, Pierre Antoine An
-
dré. Edecán Secretario y
amigo de Miranda y Bolívar
Lloyd. Doctor, Patriota de
Boston-EE.UU.
Mamonov, Alejandro. Oficial y
Nuevo Favorito de Catalina II.
Miranda de Ravelo, Don Se
-
bastián. Mercader.
Nassau Singen. Príncipe del
Sequito de Potiomkin.
Nejliudov. Coronel y Coman
-
dante de la Ciudad de Korsa
-
kov.
O’Relly. Conde, Coronel,
Aristócrata, Español.
Paine, Thomas. Filósofo,
EE.UU.
Potiomkin, Mijailovich, Gri-
gori. Príncipe de Taurida.
Raninski. General Ruso en
Jerson.
Rendón, Francisco. Conde,
Embajador de España en
EE.UU.
Rozorovic. Cónsul Austriaco
en Constantinopla.
Seagrove. Negociante EE.UU
Shuvalov. Príncipe y Minis
-
tro de la Corte rusa.
Smith, William S. Coronel
EE.UU.
Suvorov. Estratega Militar
Ruso.
Turnbull, John. Negociante
Ingles.
Vanshutern. Negociante Ho-
landés en Jerson.
Washington, George. Prócer
EE.UU.
Zazo y Ortega, Ramón. Archi-
vero Real.
España
Cádiz-España (1771).
Granada-España.
Madrid-España.
Málaga-España.
Marruecos
Melilla-Marruecos, África.
(1973-75).
América Central
Bahamas.
Dominica (1780-1781).
Guadalupe.
Habana-Cuba, Mar Caribe.
Kingston-Jamaica, Mar Ca
-
ribe.
Tritinidad.
Haití.
Estados Unidos
Albany-New Haven, New
York, EE.UU.
Boston- EE.UU.
Charleston-Carolina del
Sur, EE.UU.
Filadelfia-Carolina del Sur,
EE.UU. (1783).
Louisiana, EE.UU.
Boston, EE.UU
Miranda: el Cid desterrado. Argumentos y nociones característicos...
102 Carlos E. Torres Geisse
New Bern Carolina del Norte,
EE.UU.
New York (17/01/1784)
EE.UU.
Pensacola-Florida, EE.UU.
Salem-Boston, EE.UU.
Inglaterra
Inglaterra-Londres
(01/02/1784).
El 9 de Agosto de 1785 sale
de Inglaterra por Holanda
hacia Berlín.
Francia
Bordeux.
Calais.
Lille.
Paris.
Alemania
Hamburgo.
Berlín.
Dresden.
Post-dam.
Dinamarca
Copenhague.
Holanda
Amsterdam.
Rotterdam.
Hungría
Praga-Hungría.
Austria
Viena-Austria.
Italia. (1786)
Bolonia-Italia.
Livorno-Italia.
Lucca-Italia.
Mantua-Italia.
Módena-Italia.
Nápoles-Italia.
Padua-Italia.
Parma-Italia.
Pisa-Italia.
Pistoia-Italia.
Ragusa-Italia.
Roma-Italia.
Siena-Italia.
Vaticano-Italia.
Venecia-Italia.
Verona-Italia.
Grecia
Acrópolis-Grecia.
Atenas-Grecia.
Crimea-Grecia.
Albania
Seútari-Albania.
Turquía
Constantinopla.
Mezquita.
Rusia
Bajchisarai-Jerson, Rusia
Inkerman-Jerson, Rusia.
Jerson Puerta Meridional de
Rusia.
karasubazar-Jerson, Rusia
Kiev-Rusia.
Kremnchung-Jerson, Rusia.
Krim-Jerson, Rusia.
Moscú.
Perekop-Jerson, Rusia.
San Petersburgo (Antigua
Leningrado).
Sebastopol-Jerson, Rusia.
Sinkeropol-Jerson, Rusia.
Algunos Libros y Obras Coleccionados por Miranda
Omnia • Año 24, No. 2, 2018, pp. 94 - 109 103
Clásicos Griegos
Aristóteles.
Arquímedes (1558).
Cicerón.
Esopo.
Eurípides.
Herodotodo(1502).
Hipócrates.
Homero. La Odisea.
Horacio.
Isócrates.
Jenofonte.
Lucrecio.
Píndaro.
Platón.
Plutarco (1509).
Virgilio.
Comedia
Lope de Vega, Comedias
(1626).
Derecho
Alfonso el Sabio. Corpus Iu
-
ris Civilis.
Alfonso el Sabio. Las Siete
Partidas.
Carlos V, El Código Criminal.
Carlos V, Las Leyes de In
-
dias.
Delaparte, Los Comentarios.
Sobre el Código Francés de
Procedimiento Civil.
Eden, Principios de la Ley Pe
-
nal.
Grotius, De Iure Belli et Pacis.
Vattel, Derecho de Gente.
Filosofía
Bacón.
Condillac.
Confucio.
D’Alambert.
Descarte.
Diderot, Enciclopedia.
Feyjoo.
Hume.
Jeremías Benthan.
Moliere.
Montaigne.
Puffendorf.
Racine.
Rousseau.
Tomas Hobbes.
Tomás Moro.
Voltaire.
Geografía
Manejo de Mapas y del globo.
Historia
Historia de Alemania.
La Conquista del Perú.
Revolución en Inglaterra.
Lenguaje y Gramática
Español.
Covarrubias, Sebastián. Dic
-
cionario de la Lengua Caste
-
llana (1726).
Covarrubias, Sebastián. Te
-
soros de la Lengua Castella
-
na (1611).
Gramática de la Real Acade
-
mia (1771).
Miranda y el ciudadano
Observaciones en Polanco Alcántara
Sin muchos rodeos expreso una preocupación por el ciudadano ac
-
tual de Venezuela y más aún por el ciudadano inexistente de Venezuela. Al
parecer y es mi humilde opinión, no poseemos muchos congéneres ciuda
-
danos, sino más bien habitantes. Cosa que trato de reprochar y hacer no
-
tar cada vez que puedo, sin embargo no me queda otra cosa que las pala
-
bras y deseo traer al dialogo común y cotidiano a mi querido Miranda.
Nuestro ilustre prócer, explica que al parecer un individuo se en
-
cuentra diferenciado de un ciudadano en cuanto a la relación que uno y
otro puede formar, se trata de una dura prueba que para este individuo
Miranda: el Cid desterrado. Argumentos y nociones característicos...
104 Carlos E. Torres Geisse
Inglés.
Francés.
Italiana.
Literatura y Obras
Benjamín Franklin.
Burlamaqui.
Calderón, Autos Sacramen
-
tales.
Cervantes, Miguel Saavedra
de (1797 y 1780).
El Diablo Cojuelo.
Ercilla.
Garcilaso de la Vega.
Gasendi.
Gil Blas.
Gracián.
Granada, Luis de, Fray.
León, Luis, Fray.
Maquiavelo.
Quevedo.
Raynal.
Santa Teresa.
Matemáticas y Física
Algebra.
Geometría.
Trigonometría.
Física.
Óptica.
Tratados de Arte Militar.
Arquitectura.
Artillería.
Ataque de plazas.
Fortificaciones.
Ingeniería.
Tácticas.
Poesía y Música
Tomás Antonio Sánchez,
Poesía Castellana (1779).
El Cid.
Dubos, Abate. Reflexiones
sobre la música.
Flauta.
Religión
Felipe II, Biblia Sacra
Polyglott. (1569-1572).
San Agustín.
Bossue.
tiene ante o ante su misma conciencia para demostrar su valor ante el
mundo, claro está disponiendo de varios elementos intrínsecos e inhe
-
rentes al ser humano como lo es sus características individuales, sus ca
-
pacidades, sus destrezas y sus propios límites pero sin olvidar claro esta
su propio valor.
Para Miranda “todo ello es alcanzado, sólo con la muestra de habili
-
dad en el trato con los demás, la comprensión del estado de cada quien y
el respeto por sus posiciones… para hacer así patente su capacidad de
relación para ser admitido, tolerado y querido, para poder así, alcanzar
admiración y respeto” (Polanco 1996:118).
En apariencia la idea de ciudadano para Miranda no fue escrita
pero demostró con elementos vivenciales y ejemplares de su propia per
-
sona que para la época lo más importante era los modales, “es decir la
forma de hacer ver externamente la educación y temas de interés para los
interlocutores” (Polanco 1996:119).
Es bastante conocido que nuestro Miranda de ideó una metodolo
-
gía para abordar la vida social de la que se rodeó y tanto en lo militar
como en lo civil correlacionó muy destacadamente el “Piensa y actúa ade-
cuadamente” por ejemplo se adecuaba tan bien que definía las exigen-
cias de actuación y parecer a las condiciones del entono ya sea en un po-
blado pequeño o en una gran metrópolis, o en una guerra.
Fija su técnica y prepara su método en un pequeño poblado de
EE.UU. en el año de 1783 y queda anotado en su diario con la fecha de 10
de junio, en New Bern; y como si de una guía instructiva se tratase pro-
porciona 8 pasos que aplicará como método optimo: 1- Conocer a las per-
sonas, 2- Tratarlas, 3- Examinar sus costumbres, 4- Visitar sus propie-
dades, 5- Aceptar sus invitaciones, 6- Obtener su aprecio, 7- Relacionar
-
se de manera cercana con los ciudadanos más destacados, 8- Leer todo lo
que esté a la mano sobre la historia de la ciudad y de la zona. “se sirve a
su vez, tanto de hombres y con mujeres, de un método de trato que le ha
-
bía dado óptimos resultados, el obsequio o préstamos de libros” (Polanco
1996:120).
Por otro lado y en otro contexto, Miranda en conversación directa
con el que luego presidente de los EE.UU. John Adams es capaz de hacer
algunas observaciones y objeciones a la misma Constitución de Massa
-
chusetts de 1780, y que por consideración a la misma democracia en di
-
cha carta magna se notaba una ausencia de reconocimiento a un ele
-
mento que al parecer para Miranda es de carácter sublime la “Virtud”.
(Anotación al 16 de Sep. de 1786: 118 Diario de Robertson y que reposa
también en el Archivo General de Miranda Edición (1930 Tomo I: 314).
Cabe mencionar que Virtud, según varios diccionarios es “la Dispo
-
sición constante del alma que nos incita a obrar bien y a evitar el
mal.”(Pequeño Larousse, 2007). Pero otras acepciones de la misma pala
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bra hacen referencia a la eficacia y propiedad del individuo y que las vir
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tudes cardinales, entiéndase estas como cada una de las cuatro (4) virtu
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des del Hombre (Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza), son en mo
-
raleja a lo anterior expuesto, o sea a las objeciones de Miranda y Adams
quien convino con el prócer que si existía un vacío que debe ser llenado y
un error al no considerar la virtud para la creación de un hombre sólido.
(Polanco 1996:124).
Cuando escuchamos o leímos quizás por primera vez a Bolívar co
-
mentar sobre Miranda es en el diagnostico enviado por los Comisionados
a la Junta de Caracas concluía de la siguiente manera “le hemos visto en
conexión con personas de la primera grandeza y con casi todos los carac
-
teres respetable que existen en la actualidad en Londres. Hemos obser
-
vado su conducta doméstica, su sobriedad, sus procederes francos y ho
-
nestos, su aplicación al estudio y todas las virtudes que caracterizan al
hombre de bien y al Ciudadano. Miranda es un hombre que reúne emi
-
nentemente las cualidades constitutivas de un patriota celoso, de un Ge
-
neral experto y de un profundo político.” (Polanco 197:16).
También Miranda, mostró lo que posiblemente sea su concepción
de Hombre-Ciudadano y en virtud de sus propios meritos corroborados
incluso por un tribunal francés desde 1795 hasta 1798, cuando regreso
a Inglaterra, dictamino que consta a todos su conducta de defensor de la
república y de su revolución. Cosa que posiblemente le a Miranda una
exaltación de hombre íntegro en sus principios, ecléctico en su proceder,
confiable en sus instintos y loable en su parecer, característica bastante
virtuosas que hacen a un individuo ganar y triunfar en muchos flancos.
Al verse vilipendiado de diferente formas ya que lo llamaban espa-
ñol de segunda o peruano, sin conocer las diferencias que tenemos como
venezolanos y de manera despectiva usaba esto al descredito, buscó la
manera virtuosa de mostrar su propia templanza, o su visión de justicia,
a lo sumo, usó su propia fortaleza para transformarse de un simple mili
-
tar que había prestado su servicios a la revolución para convertirse en un
político autocritico. Transformando así, su conducta y su espíritu para
reclamar desde su derecho ganado de francés a opinar y obrar en la polí
-
tica vigente con críticas duras al sistema y a la estructura, pero al final el
sistema lo rechaza y lo excluye.
En este punto es importante destacar que un ciudadano debe po
-
seer la capacidad de observar, analizar y evaluar el entorno, la situación
y la realidad para luego decidir la estrategia de actuación que puede ser
adaptarse, transformarse u oponerse según sea la ocasión necesaria.
Por otro lado, pero en el mismo orden de ideas Miranda muestra en
otra ocasión quien es el ciudadano necesario en los tiempos difíciles de la
nación francesa y pública un folleto con su opinión y los remedios conve
-
nientes a los males de la tiranía, anarquía y peligros que se corrían en esa
contemporánea realidad. “la patria está en peligro y todo buen ciudadano
tiene que socorrerla. Ante las graves dificultades ocasionadas por la tira
-
nía y la anarquía, sólo queda la unión de los hombres virtuosos y cultos
que con la sola luz de su energía, salvarán al país…” (Polanco 1996:336).
Miranda: el Cid desterrado. Argumentos y nociones característicos...
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Concluir el texto es bastante difícil por el alcance que tiene pero
como decía Rousseau ya en 1762, en el Emilio “Todo es perfecto al salir
del hacedor de todas las cosas; todo degenera entre las manos del hom
-
bre” (Rousseau-1978:23), es menester la construcción de un ciudadano
virtuoso o que en aras de la virtud sea.
Reflexiones
Comenzar una reflexión es cosa de grandes pensadores, sin embar
-
go, pienso que una reflexión sobre un personaje tan emblemático, ilus
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trado y mitificado es cosa aún más difícil, pero con la ayuda de nuestro
prócer es mucho más fácil dar una idea general de lo que se piensa sobre
el fin de este trabajo, y sobre el personaje en cuestión.
El breve comentario realizado por Miranda acerca de los servicios a
la República, en unas notas que hizo preparando su defensa en parís el
10 de mayo de 1793, y que expresa lo que luego movió a todo un conti
-
nente, dice lo siguiente: “El amor a la libertad, tomado del estudio de to
-
dos los pueblos libres que la poseen: mi única meta para difundirla entre
los hombres, habiendo servido su causa en América.” (Ruiz, 1991:28).
“La ley debe amparar la libertad pública e individual contra la opresión
de los gobernantes.” Y “hay opresión contra el cuerpo social cuando uno
solo de sus miembros está oprimido. Hay opresión contra cada miembro
cuando el cuerpo social está oprimido” (Ruiz, 1991:40).
Sin pretender un trabajo harto exhaustivo, como puede ser una an-
tología, que sin duda no abundan, sin ser tampoco una recopilación ex-
tensa de la vida y obra de don Francisco de Miranda, la tentación de este
trabajo es motivar y promover el interés por la vida y circunstancias que
rodeo al Miranda hombre, al Miranda Latinoamericano, al Miranda ilus
-
trado y soñador de la libertad.
Las visiones de Miranda son metódicas pero humanas, son quizás
en un comienzo forzadas por la situación y el entorno, luego se presentan
ya como un objetivo a la mira, dotado de una comprensión aguda que lo
lleva hacia el ser de un analista situacional y permanente de los grandes
momentos que presentó la época y que le toco vivir. Sin embargo Miranda
más que todo fue hombre y no por ello pierde grandeza y virtud. Hombre
que amo muchas cosas pero que perdió muchas más, que en algún mo
-
mento fue antipático o por lo menos no grato ante sus conciudadanos na
-
cionales.
Para el año de 1811-12, la mayoría de hombres en Venezuela que
pretendían dirigir los acontecimientos de la época, tenían en promedio
una edad de treinta (30) años, lo cual producía un conflicto generacional
para nuestro personaje de al menos sesenta (60), problema que era pro
-
fundo en Miranda ya por la lejanía de su ausencia ya por la edad o como
lo explica el autor de Miranda el Precursor, “entre ellos no había ni cone
-
xión espiritual, ni continuidad ideológica. Eran dos mundos distintos
Omnia • Año 24, No. 2, 2018, pp. 94 - 109 107
que, aunque coincidentes en el fondo, tenían que chocar en la superfi
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cie.” (Polanco 1996:17).
Sin duda que Miranda se supo rodear de las condiciones, personas,
y situaciones más excepcionales de la época, que contó con las mejores
recomendaciones y amistades para darle una vida casi mágica de su
-
perhéroe, pero sin embargo, como lo explica Uslar Pietri “el hombre que
desembarco en Coro, que combatió en Valencia, que murió en un oscuro
calabozo como reo de Estado, era, sin duda, el criollo más culto de su
tiempo” (Polanco citando a Pietri, 1973:17).
Sin embargo no comenta Pietri que esa misma superioridad lo aleja
-
ba, en cierto modo de su medio, ya que “no podían entenderlo, los ansioso,
impulsivo y superficiales contertulios de Caracas”, significa que cuando
Miranda hablaba de la República, no pensaba en los folletos que trataban
de traducir los pipiolos de la época sobre la constitución de los Estados
Unidos, sino sobre Platón, Hobbes, Locke y Maquiavelo, con lo cual y de
manera segura se anido cierto resentimiento o desilusión de anacoreta,
cuando de manera política intentó hacer prevalecer su proyecto constitu-
cional y los demás patricios no aceptaron con brazos abiertos.
Este sentimiento humano lo acompaño hasta final como es debido,
ya que era más que humano, condenadamente humano, él lo expreso en
la célebre frase que pronuncio cuando fue hecho prisionero “Bochinche,
bochinche, esta gente solo sabe de bochinche” (Polanco 1996,18). Pero la
independencia se impuso. Él no llegó a presenciar ni a vivirla, por tanto
definirlo como Precursor es lo más exacto ya que proyectó las ideas origi-
narias y comenzó los periplos de la gran empresa que significó la inde-
pendencia en Venezuela.
Referencias bibliográficas
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