Interacción y Perspectiva. Revista de Trabajo Social Vol. 14 N
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2 / julio-septiembre, 2024
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Por democracia digital se quiere significar al tipo de democracia que se ha venido
desarrollando en los espacios virtuales de la WEB. Si antes las democracias tradicionales
se daban en espacios geográficos demarcados por los Estados, ahora todas las
condiciones tecnológicas están dadas, para llevar la participación ciudadana en temas
de interés colectivo; de contraloría social o, incluso, en lo relativo al acto del sufragio, a
los mecanismos de participación virtual mediante aplicaciones, redes o páginas de
organismos oficiales en la WEB, de modo que paulatinamente la ciudadanía tradicional
dará lugar al surgimiento y consolidación de una ciudadanía digital, con poder de
dedición, acción y participación en los lugares materiales de la sociedad y en los
universos digitales.
Según Ford (2015) son muchos los beneficios que trae consigo la digitalización
de la democracia, entre los cuales destacan: Reducir la corrupción, acceso eficiente a la
información de interés público, estructuración de una sociedad colaborativa, mayores
espacios de experiencias colaborativas y deliberativas de democracia, inclusión y no
discriminación de las personas e impulso de la modernización tecnológica del Estado. No
obstante, como se puede suponer a priori, la democracia digital también tiene aspectos
negativos que deben ser identificados y debatidos abiertamente, sin sesgos o falacias.
En palabras de Mena (2021), destacan en los aspectos negativos de las
experiencias de democracia digital que la web, no es, necesariamente, un sitio
democrático, ya que la internet está controlada por corporaciones multinacionales que
no necesariamente responden al llamado interés general de la ciudadanía:
Son personas e instituciones, como por ejemplo Microsoft, Google, American
Express, Visa, CNN, compañías de televisión y de teléfonos. En conjunto, este
nuevo entramado social está controlado y dominado por entidades privadas.
La inexistencia de un poder público y democrático en Internet es uno de los
argumentos para cuestionar que la red sea un espacio democrático. (Mena,
2021, p. 176)
No obstante, Mena se equivoca al suponer que el control de la WEB, total o parcial,
por parte de ciertos organismos estatales significaría, en contraste, la garantía de la
democratización de los espacios digitales, cuando sabemos que los Estados
normalmente devienen en fuerzas autoritarias cuando se trata del manejo público de la
información. En este orden de ideas, la única garantía, si es que la hay, para consolidar
a las experiencias de democracia digital históricamente existentes está en el desarrollo
de una sociedad civil informada y dispuesta a construir sus espacios de democracia y
ciudadanía digital, a contravía de los intereses mezquinos de los Estados y de las
grandes corporaciones, de ahí que hay cierto pensamiento libertario en la reivindicación
de las formas de democracia directa como la democracia digital.
Otro de los aspectos problemáticos para la consolidación de una verdadera
democracia digital, está en el uso de las IA en labores políticas, ya que se puede suponer
que las IA podrían sustituir a la inteligencia humana en los aparatos de toma de
decisiones desde los cuáles se controla al orden social. En este sentido, resulta
paradójico que el gobierno de la IA no significa, al menos por el momento, que sea un