Universidad del Zulia - Facultad de Humanidades y Educación
Encuentro Educacional
e-ISSN 2731-2429 ~ Depósito legal ZU2021000152
Vol. 30 (2) julio - diciembre 2023: 415-434
La educación como proceso de humanización para el desarrollo
integral de los estudiantes en Ecuador
Sergio García Sanclemente
Facultad de la Pedagogía. Universidad Técnica Luis Vargas Torres de Esmeraldas. Ecuador
conscientemind@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-3846-8624
Resumen
La educación en Ecuador no solo debe promover conocimientos académicos, sino que también
debe enfocarse en promover valores, habilidades sociales y emocionales, contribuyendo así a la
formación integral de individuos capaces de enfrentar los desafíos de la vida y contribuir
positivamente a la sociedad. Este trabajo tuvo como propósito analizar el enfoque educativo
centrado en el proceso de humanización en las instituciones educativas del Catón Esmeraldas de
Ecuador. Se fundamentó en las teorías de Freire (2023), Lisboa (2023), Bolaño (2021), Illich
(2020), Giroux (2018), entre otros. La metodología adoptada fue postpositivista, con un enfoque
cualitativo y métodos fenomenológicos hermenéuticos. Se llevó a cabo una entrevista a
profundidad con 12 docentes para recopilar información relevante. Los resultados revelaron una
receptividad positiva hacia la integración de un enfoque de humanización en la educación,
destacando la importancia del desarrollo integral de los estudiantes. Los docentes expresaron la
necesidad de fomentar el pensamiento crítico, la empatía y la creatividad como componentes
esenciales de este proceso. Además, se evidenció un deseo de personalizar la educación de
acuerdo con las necesidades individuales de los alumnos, promoviendo un ambiente de
aprendizaje inclusivo y acogedor. En conclusión, la implementación de un enfoque de
humanización en estas instituciones educativas se percibe como una oportunidad valiosa para
potenciar el desarrollo integral de los estudiantes y fomentar un ambiente educativo más
inclusivo y participativo.
Palabras clave: Educación; humanización; desarrollo personal integral.
Abstract
Education as a process of humanization for the integral
development of students in Ecuador
Education in Ecuador should not only promote academic knowledge but also focus on instilling
values, social skills, and emotional intelligence. This contributes to the comprehensive
development of individuals capable of facing life's challenges and making positive contributions
to society. This study aimed to analyze the humanization-focused educational approach in
educational institutions in the Canton Esmeraldas of Ecuador. The study drew on the theories of
Freire (2023), Lisboa (2023), Bolaño (2021), Illich (2020), Giroux (2018), among others. The
methodology adopted was postpositivist, with a qualitative approach and hermeneutic
phenomenological methods. In-depth interviews were conducted with 12 teachers to gather
relevant information. The results revealed a positive receptivity to the integration of a
humanization approach in education, emphasizing the importance of the comprehensive
development of students. Teachers expressed the need to foster critical thinking, empathy, and
creativity as essential components of this process. Additionally, there was a desire to personalize
education according to individual student needs, promoting an inclusive and welcoming learning
environment. In conclusion, the implementation of a humanization approach in these educational
institutions is seen as a valuable opportunity to enhance the comprehensive development of
students and foster a more inclusive and participatory educational environment.
Keywords: Education; humanization; comprehensive personal development
Introducción
La educación, vista como un proceso de humanización, ha recibido respaldo a lo largo del
tiempo por filósofos y educadores. Estos defensores subrayan que las sociedades actuales
enfrentan desafíos considerables para cultivar individuos capacitados. Sin embargo, se plantea
una preocupación importante, ya que, no siempre cumple su papel humanizador, de allí que,
muchas veces se promueven algunas creencias, como el racismo y el sexismo, que van en contra
de la esencia de la humanización (Escalera, 2011).
Asimismo, según Acosta y Blanco (2022) la concepción de la educación como un proceso de
humanización ha recibido respaldo a lo largo de la historia por filósofos y educadores,
reconociendo su potencial transformador en la formación integral de los individuos. Sin embargo,
esta idea también plantea desafíos sustanciales. Un problema central reside en que la educación,
en algunos casos, no logra cumplir plenamente con su función humanizadora.
Según Bermello-Murillo et al. (2023), el desafío radica en garantizar que la educación no solo
transmita conocimientos académicos, sino que también cultive valores fundamentales de respeto,
igualdad y comprensión. La presencia de sesgos y prejuicios en el entorno educativo puede
obstaculizar el proceso de humanización al perpetuar divisiones y desigualdades. Es esencial
abordar estas problemáticas para garantizar que la educación cumpla su papel como agente de
humanización, contribuyendo a la construcción de sociedades más justas e inclusivas.
Para Aguillón y López (2023), es fundamental para los educadores y las instituciones
educativas reflexionar sobre sus prácticas y promover enfoques pedagógicos que fomenten la
verdadera humanización. Esto implica no solo impartir conocimientos, sino también cultivar el
pensamiento crítico, la empatía y la conciencia social. Al superar los desafíos inherentes a la
humanización en la educación, se puede avanzar hacia un modelo más equitativo y enriquecedor,
donde cada estudiante tenga la oportunidad de desarrollarse integralmente y contribuir
positivamente a la sociedad.
Además, la educación puede volverse excluyente y de baja calidad, contribuyendo así a la
desigualdad y la injusticia social. Asimismo, existe el riesgo de instrumentalizar la educación
para la preparación laboral, limitando la capacidad de los estudiantes para pensar críticamente y
participar plenamente en la sociedad. Problemas específicos incluyen sesgos en el currículo,
métodos de enseñanza autoritarios y un sistema educativo ineficiente y desigual (Pallarés, 2020).
De acuerdo a Vargas et al. (2020), para abordar estos desafíos, es fundamental que la
educación se base en principios de inclusión, pensamiento crítico y participación activa de los
estudiantes en su propio proceso de aprendizaje. De esta manera, se puede perseguir el ideal de la
educación como un proceso efectivo de humanización.
La educación como un proceso de humanización ha sido abordada por varios autores
influyentes a lo largo del tiempo. Según Freire (2015), un educador brasileño y pionero de la
pedagogía crítica, destaca, en su obra Pedagogía del oprimido, que la educación puede ser un
medio de liberación. Por su parte, la filósofa estadounidense Nussbaum (2012) aboga por la
importancia de las humanidades en la educación, centrándose en el desarrollo de capacidades
humanas fundamentales.
Asimismo, Dewey (1995), considerado uno de los fundadores de la educación progresista,
argumenta en Democracia y educación que la educación debe preparar a los estudiantes para la
vida democrática. Para Montessori (1998), educadora italiana, desarrolló un método centrado en
el desarrollo individual del niño; mientras que Ivan Illich critica el sistema educativo en La
sociedad desescolarizada por considerar que la institución educativa tradicional se ha vuelto
contraproducente y alienante (Illich, 2020).
En la actualidad, autores contemporáneos como Hooks (2021), Giroux (2018) y McLaren
(2012), continúan explorando la educación como un proceso emancipador, crítico y
transformador, con énfasis en la justicia social, la liberación y el cuidado. No obstante, la obra
Pedagogía del oprimido de Freire (2015) sigue siendo un referente clásico en esta discusión. Los
sistemas educativos están llamados a desempeñar un papel crucial en la promoción de la
educación como proceso de humanización.
De allí que, la inclusión resulte fundamental para asegurar que todos los estudiantes,
independientemente de su origen, tengan acceso a una educación de calidad, superando barreras
como la pobreza o la discriminación (Bolaño, 2021). La promoción de la crítica es fundamental,
capacitando a los alumnos para pensar de manera reflexiva y cuestionar la información que
reciben, fomentando la toma de decisiones informadas y la responsabilidad social. La
participación activa de los estudiantes en su propio aprendizaje es clave para desarrollar
autonomía e independencia (Freire, 2022).
Para mejorar su papel, los sistemas educativos deben adoptar currículos que promuevan la
diversidad, la inclusión y la justicia social (Freire, 2014). La formación de docentes en
metodologías que fomenten el pensamiento crítico y la participación es también fundamental, al
igual que la creación de entornos escolares seguros y acogedores para todos. Proporcionar
oportunidades extracurriculares que permitan a los estudiantes explorar sus intereses y
habilidades bien pueden contribuir a este proceso (Iafrancesco, 2003).
En la práctica educativa se pueden integrar temas como la historia de la diversidad y la justicia
social, utilizar metodologías que fomenten el debate y la discusión, e incluir contenido contra la
discriminación y el acoso. Al ofrecer actividades extracurriculares variadas, las escuelas permiten
a los educandos desarrollar habilidades y talentos únicos (Freire, 2022). Acciones como estas
contribuirían a la humanización de la educación, asegurando que sea un proceso enriquecedor
que potencie el desarrollo integral de los estudiantes (Alviarez, 2023).
En este sentido, los docentes desempeñan un papel decisivo en la promoción de la educación
como un proceso de humanización en las aulas, concretamente, es mucho lo que pueden hacer
para crear un entorno de aprendizaje seguro y acogedor donde cada estudiante se sienta aceptado,
independientemente de sus circunstancias o creencias; fomentar la empatía y la comprensión,
permitiendo a los estudiantes desarrollar habilidades interpersonales que contribuirán a una
convivencia armoniosa (Freire, 2023).
Ejemplos concretos incluyen el inicio de la clase con un círculo de paz para fomentar la
conexión entre los alumnos, proyectos grupales que requieran colaboración, lectura de historias
que aborden temas de diversidad y justicia social, y visitas a organizaciones comunitarias para
comprender y contribuir al mejoramiento de la comunidad (Freire y Passetti, 2019).
Interpretando, lo expuesto por los autores se considera que, estas acciones no solo enriquecen la
educación, sino que también contribuyen a la formación integral de los estudiantes, convirtiendo
las aulas en espacios donde el aprendizaje va más allá de los contenidos curriculares, abrazando
el desarrollo humano.
Para Villegas y Alcaide-Fernández (2023), la educación emerge como un procedimiento
inherentemente ligado a la humanización, con el objetivo de lograr el desarrollo completo de la
persona. Este crecimiento incluye facetas intelectuales, físicas, emocionales y sociales, con la
aspiración de alcanzar la realización total del individuo. Al facilitar el despliegue del potencial
humano, la educación capacita a las personas para comprender su entorno y participar
activamente en la sociedad (Freire 2019).
Este proceso, entendido como humanización, se sustenta en principios fundamentales, como,
la dignidad humana, la cual surge como un derecho inalienable, demandando una educación
respetuosa con la condición humana de cada individuo. Asimismo, se enfoca en la libertad, como
pilar esencial, propugna que la educación sea un proceso voluntario que favorezca el desarrollo
del pensamiento y la identidad propios (Naranjo et al, 2023).
Lisboa (2023), expresa que la igualdad se consolida como un principio inclusivo, procurando
que la educación sea accesible para todas las personas, sin distinciones sociales o económicas. La
solidaridad, en tanto valor intrínseco, se erige como un motor que impulsa la cooperación entre
individuos. El enfoque de humanización a través de la educación puede manifestarse en diversas
metodologías, todas convergiendo en el propósito común de potenciar el desarrollo humano y
alcanzar la plenitud.
Freire (2019), plantea que la educación incluye el fomento del pensamiento crítico,
permitiendo a las personas cuestionar su entorno y tomar decisiones informadas. Asimismo, la
promoción de la empatía y la comprensión se erige como un medio para apreciar distintas
perspectivas y construir una sociedad más justa. La educación también impulsa la creatividad y la
innovación, facultando a las personas para encontrar soluciones novedosas y contribuir al
progreso social (Freire 2022).
Este planteamiento destaca la profunda conexión entre la educación y la humanización,
sugiriendo que la educación no es simplemente la adquisición de conocimientos, sino un proceso
esencial para cultivar la plenitud y el desarrollo integral de las personas. Al considerar la
educación como un medio para la humanización, se reconoce su impacto no solo en la esfera
intelectual, sino en la formación de valores, habilidades sociales y el crecimiento personal.
La educación, vista como un proceso de humanización, se convierte en el vehículo principal
para el florecimiento del potencial humano. Cada individuo, al ser expuesto a experiencias
educativas significativas, tiene la oportunidad de desarrollar sus capacidades y talentos únicos.
Este enfoque reconoce que la educación va más allá de la mera transmisión de información; es un
catalizador para el descubrimiento y la realización de las habilidades y destrezas que yacen
latentes en cada persona.
La máxima realización en todos los aspectos de la vida sugiere que la educación no solo
influye en el ámbito académico, sino que también incide en el bienestar emocional, el
crecimiento espiritual y el desarrollo moral. Este enfoque holístico busca formar individuos que
sean capaces no solo de destacar en sus campos de estudio, sino también de contribuir
positivamente a la sociedad y de enfrentar los desafíos de la vida de manera ética y compasiva.
La propuesta de establecer un enfoque educativo como un proceso de humanización en las
instituciones educativas del Catón Esmeraldas de Ecuador implica reconocer la importancia de
personalizar la educación para satisfacer las necesidades y potenciales individuales de los
estudiantes. De allí que este trabajo tuvo como propósito analizar el enfoque educativo centrado
en el proceso de humanización en las instituciones educativas del Catón Esmeraldas de Ecuador.
Fundamentación teórica
La educación como un proceso de humanización desde un enfoque filosófico
Desde el enfoque filosófico, la educación como un proceso de humanización se basa en la idea
de que es un proceso que ayuda a las personas a desarrollar su potencial humano y alcanzar su
máximo nivel de realización. Esto significa que la educación debe ayudar a las personas a
desarrollar sus capacidades intelectuales, físicas, emocionales y sociales (Iza, 2018).
De acuerdo con Ramírez (2015), la educación se revela como un instrumento fundamental
para el desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo en las personas. Este proceso capacita a los
individuos para cuestionar su entorno y tomar decisiones informadas, cultivando así una
ciudadanía activa y consciente. Asimismo, la educación se establece como un vehículo para el
fortalecimiento de la empatía y la comprensión, fomentando relaciones interpersonales basadas
en el respeto y la tolerancia. Además, nutre la creatividad e innovación, capacitando a las
personas para encontrar soluciones novedosas a los desafíos que enfrentan (Grala, 2023).
La educación como un proceso de humanización desde un enfoque psicológico
La educación como un proceso de humanización se basa en la idea de que el aprendizaje es un
proceso activo y constructivo. Esto significa que los estudiantes son los protagonistas de su
propio aprendizaje y que deben participar activamente en el proceso de construcción del
conocimiento. La educación humanizada se opone a la que se basa en la transmisión pasiva de
conocimientos o en la repetición de contenidos (Ortiz, 2020).
Al respecto, Bermello-Murillo et al. (2023) señalan que, la educación desempeña un papel
importante en el desarrollo de la autoestima y la confianza en mismas de las personas. Al
impulsar estos aspectos, la educación allana el camino para que los individuos alcancen sus metas
y objetivos con determinación. Igualmente, contribuye al cultivo de la resiliencia,
proporcionando herramientas para enfrentar los desafíos de la vida con fortaleza. Además,
promueve habilidades sociales positivas, facilitando la construcción de relaciones saludables con
los demás.
La educación como un proceso de humanización desde un enfoque pedagógico
Para Pérez (2021), la educación como un proceso de humanización se basa en la idea de que
debe ser personalizada y contextualizada. Esto significa que la educación debe adaptarse a las
necesidades y características individuales de los estudiantes, así como al contexto social y
cultural en el que se desarrolla. La educación humanizada se opone a la estandarizada y
homogeneizadora.
Desde un enfoque pedagógico, los métodos de enseñanza que fomentan el aprendizaje activo y
la participación de los alumnos desempeñan un papel crucial en el desarrollo de la capacidad de
pensar de forma independiente y en la resolución de problemas. Los currículos que se centran en
el desarrollo integral de la persona contribuyen al crecimiento intelectual, físico, emocional y
social de los estudiantes (Freire, 2019).
Por otra parte, los entornos de aprendizaje respetuosos y acogedores crean un ambiente
propicio para que los alumnos se sientan seguros y motivados para aprender. Además, las
relaciones entre docentes y estudiantes basadas en la confianza y el respeto son fundamentales
para el desarrollo de la autoestima y la confianza en mismos de los aprendices, lo que facilita
una interacción y participación efectiva (Freire, 2015).
Metodología
La investigación se llevó a cabo desde un paradigma postpositivista, que se caracteriza por
adoptar una postura crítica hacia la objetividad absoluta y reconoce la influencia del observador
en la investigación (Acosta, 2023). En este contexto, se empleó un enfoque cualitativo, que busca
comprender y explorar fenómenos complejos desde la perspectiva de los participantes, más que
cuantificar variables de manera gida (Maldonado, 2019). Además, se aplicó el método
fenomenológico hermenéutico, un enfoque interpretativo que busca comprender el significado
subjetivo de las experiencias de los participantes (Acosta 2023).
La cnica de recolección de datos fue una entrevista en profundidad, dentro de la cual se
diseñó como instrumento un guion de entrevista contentiva de las siguientes preguntas:
1) ¿Cómo percibes la influencia de los valores y creencias transmitidos en el entorno educativo
en tu desarrollo personal y en la construcción de tu identidad?
2) ¿Qué experiencias has tenido en la educación que consideras han contribuido de manera
positiva a tu humanización, promoviendo valores como la empatía, la igualdad y el respeto?
3) ¿Cuáles cree que son los desafíos más significativos en el sistema educativo actual para
cumplir su función como agente humanizador, y cómo podrían abordarse estos desafíos de
manera efectiva?
4) ¿Cómo crees que una educación humanizada podría contribuir al desarrollo integral de los
estudiantes, más allá de la adquisición de conocimientos académicos?
5) ¿Cuáles serían los beneficios tangibles de implementar un enfoque educativo centrado en la
humanización, tanto a nivel individual como para la sociedad en su conjunto?
6) ¿Cómo podría una educación humanizada ayudar a abordar desafíos sociales, como la
discriminación y la desigualdad, y fomentar la construcción de una sociedad más justa y
equitativa?
7) ¿En qué medida considera que una educación humanizada puede contribuir al bienestar
emocional y mental de los estudiantes, fortaleciendo su salud mental y su capacidad para
enfrentar desafíos?
8) ¿Cuáles serían, desde su perspectiva, los impactos positivos de una educación humanizada en
la formación de ciudadanos comprometidos, capaces de contribuir de manera activa y
positiva a la sociedad?
9) ¿Cómo cree que una educación humanizada podría influir en el desarrollo de habilidades
socioemocionales, como la empatía, la colaboración y el pensamiento crítico, preparando a
los estudiantes para enfrentar los complejos desafíos del mundo contemporáneo?
El instrumento fue aplicado a 12 docentes de tres instituciones educativas del Cantón
Esmeralda de Ecuador (Escuela Politécnica Nacional, Escuela Superior Politécnica Agropecuaria
De Manabí Manuel Félix López - ESPAM MFL y Escuela Superior Politécnica de Chimborazo),
seleccionados intencionalmente para garantizar la diversidad de experiencias y perspectivas, en
concordancia con los principios de este paradigma postpositivista y enfoque cualitativo.
Para ser incluidos en la muestra, los educadores debían cumplir con los siguientes criterios: ser
docente activo de las instituciones educativas del Cantón Esmeralda de Ecuador objeto de estudio
contar con al menos 5 años de experiencia docente y estar dispuesto a participar en una entrevista
en profundidad, considerando así la riqueza de la experiencia docente en el análisis
fenomenológico.
El procedimiento de investigación se dividió en cuatro etapas: la definición del objetivo, la
metodología y los instrumentos; recolección de datos mediante entrevistas, focalizando en las
experiencias y perspectivas de los docentes; análisis fenomenológico hermenéutico de los datos,
destacando la interpretación profunda de los significados subyacentes. Este análisis se llevó a
cabo utilizando el software Atlas. Ti, permitiendo una codificación sistemática y la identificación
de patrones emergentes a través de categorizaciones.
La triangulación, un procedimiento concluyente en la investigación cualitativa, ya que, según
Mieles y Tonon (2015), se implementa durante todo el proceso. En este sentido, se realizaron
comparaciones y contrastes entre diferentes fuentes y métodos para garantizar la validez y la
fiabilidad de los hallazgos. La convergencia de datos provenientes de diversas fuentes y la
comparación de resultados contribuyeron a fortalecer la credibilidad de la investigación.
Resultados y discusión
Seguidamente se presentan los resultados, después de haber analizado la información
suministradas por los docentes entrevistados.
Figura 1. Red semántica: Factores que intervienen en la educación humanizada
Fuente: Elaboración propia (2023)
En la figura 1 se muestran los factores que intervienen en la educación humanizada. Del
testimonio de los informantes se dejó ver que, la educación humanizada se ve moldeada por
diversos factores, comenzando por los personales. Las habilidades, intereses y motivaciones
individuales de los estudiantes son cruciales para su desarrollo, máxime en un entorno educativo
que reconozca y atienda sus necesidades diferenciales.
A nivel social, la educación humanizada busca la inclusión y equidad, fomentando el respeto
por la diversidad cultural y social en el entorno educativo. Este marco se amplía con factores
educativos, como el currículo y los métodos de enseñanza, los cuales deben priorizar el desarrollo
integral, el pensamiento crítico y la creatividad.
Los factores familiares juegan un papel fundamental al brindar el apoyo necesario para el éxito
estudiantil. La colaboración entre la escuela y la familia se convierte en un componente esencial
de una educación humanizada. A su vez, la participación comunitaria se erige como un pilar,
donde la comunidad respalda la vida escolar y los estudiantes se sienten parte de un proyecto
compartido.
En el ámbito político, las políticas educativas son determinantes. Una educación humanizada
requiere el respaldo de políticas públicas que garanticen el acceso universal a una educación de
calidad. Desde una óptica económica, la asignación adecuada de recursos productivos y
económicos se vuelve esencial para ofrecer una educación con igualdad de oportunidades.
Estas categorías, aunque simplificadas, sirven como punto de partida para reflexionar sobre los
múltiples factores que convergen en una educación humanizada. Desde las capacidades
individuales hasta el respaldo político y económico, cada elemento está interconectado,
influyendo de manera única en contextos específicos. La interrelación de estos factores es crucial
para promover una educación que contribuya al desarrollo integral de las personas.
En ese sentido, las teorías apuntan a señalar que la educación humanizada implica la
consideración meticulosa de una serie de factores que influyen en el desarrollo integral de los
estudiantes, donde incluyen, los factores personales, en los cuales destacan, según Freire (2022),
la importancia de reconocer las habilidades individuales, intereses y motivaciones de cada
estudiante. Esto implica adaptar el enfoque educativo para maximizar su potencial y fomentar
una participación activa.
De acuerdo con Freire (2019), en el ámbito social, la educación humanizada se compromete
con la creación de entornos inclusivos que celebran la diversidad y abogan por la equidad. La
promoción de un ambiente que valore y respete las diferencias sociales y culturales es
fundamental para construir una educación que sea accesible para todos.
Según Freire (2023), a nivel educativo, la estructura del currículo, los métodos de enseñanza y
el ambiente escolar son factores decisivos, ya que, un enfoque educativo humanizado va más allá
de la mera transmisión de conocimientos, priorizando el desarrollo de habilidades como el
pensamiento crítico y la resolución de problemas. La participación activa y el diálogo entre
estudiantes se convierten en elementos fundamentales.
Desde la posición del autor de este estudio, se enfatiza que, la intrincada red de factores
mencionados se entrelaza de manera sinérgica, formando un tejido complejo que moldea la
experiencia educativa de cada estudiante de manera única. Estos elementos, al interactuar de
manera dinámica, crean un entorno en el que las características individuales, el contexto social,
los métodos educativos, el apoyo familiar, la participación comunitaria, las políticas educativas y
los recursos económicos se amalgaman para construir una educación humanizada.
Además, en esta sinfonía de influencias, cada estudiante se ve inmerso en un ambiente que no
solo busca potenciar sus habilidades académicas, sino que también se propone fomentar su
crecimiento integral. Más allá de la transmisión de conocimientos, esta educación humanizada se
convierte en un catalizador para el desarrollo de habilidades sociales, emocionales y éticas. La
interconexión de estos factores no solo busca cultivar la mente, sino también nutrir el espíritu y
fortalecer el carácter de cada individuo.
Finalmente, el investigador considera que, la educación humanizada, al reconocer la
complejidad inherente a cada estudiante, busca cultivar no solo la capacidad cognitiva, sino
también la habilidad de enfrentar desafíos, comprender y respetar la diversidad, y contribuir de
manera significativa a la sociedad.
Esta integración armoniosa de factores diversos no solo enriquece el proceso de aprendizaje,
sino que también sienta las bases para la formación de individuos completos, preparados para
afrontar los retos de la vida con comprensión, empatía y un sentido profundo de su propio
potencial. En definitiva, esta interconexión compleja da forma a una educación que no solo educa
mentes, sino que también cultiva corazones y espíritus.
Ahora bien, al considerar las razones para promover una educación humanizada se aportaron
ideas que permitieron elaborar la siguiente red semántica (figura 2).
Figura 2. Red semántica: Causas para promover una educación humanizada
Fuente: Elaboración propia (2023)
En la figura 2 se muestran las causas para proponer una educación humanizadora, donde se
evidencia que, de acuerdo con los docentes entrevistados, proponer una educación humanizada
encuentra sus fundamentos en diversas causas fundamentales que abogan por la dignidad y el
desarrollo pleno de cada individuo. Por tanto, el respeto a la dignidad humana emerge como una
razón primordial. Se sostiene que todas las personas tienen el derecho inherente a recibir una
educación que honre su dignidad y reconozca su condición humana, estableciendo así una base
ética esencial.
Asimismo, la libertad surge como otro pilar para la educación humanizada, la educación debe
ser un proceso caracterizado por la libertad y la voluntariedad, proporcionando un espacio donde
cada individuo pueda cultivar su pensamiento independiente y forjar su propia identidad,
permitiendo así un florecimiento personal auténtico.
Para los informantes, la igualdad se posiciona como una razón irrefutable, ya que, la
educación debe ser accesible a todas las personas, independientemente de su origen, condición
social o económica. Este principio busca eliminar barreras y garantizar que todos tengan igualdad
de oportunidades para el desarrollo académico y personal. Lo mismo ocurre con la solidaridad y
la cooperación entre individuos, las cuales se deben proclamar como valores centrales de una
educación humanizada. En este sentido, al fomentar la solidaridad, se busca construir una
comunidad educativa que reconozca y apoye las necesidades de cada miembro, promoviendo un
ambiente de colaboración y apoyo mutuo.
La promoción de la paz y la resolución pacífica de conflictos se convierte en otra razón
esencial, ya que los entrevistados creen que la educación debe ser un vehículo para inculcar
valores de paz y armonía, cultivando en los estudiantes la capacidad de abordar las diferencias de
manera constructiva y contribuir a la construcción de un mundo más pacífico. La sostenibilidad,
tanto ambiental como social, surge también como un principio imperativo. Esto debido a que, la
educación debe ser un catalizador para la conciencia ambiental y social, promoviendo prácticas
sostenibles que contribuyan a la preservación del medio ambiente y al bienestar de la sociedad en
su conjunto.
Desde una perspectiva teórica respaldada por Hooks (2021) y, Villegas y Alcaide-Fernández
(2023), la educación humanizada se presenta como una fuerza dinámica y transformadora que va
más allá de la simple transmisión de conocimientos académicos. Su objetivo es impulsar un
desarrollo sostenible no solo a nivel ambiental, sino también en lo que respecta al crecimiento
integral de individuos y sociedades en su conjunto. Este enfoque educativo adopta una
perspectiva holística que reconoce y nutre no solo la mente, sino también el corazón y el espíritu
de cada individuo, trascendiendo las fronteras convencionales.
Además, Lisboa (2023) y Alviarez (2023) sostienen que la educación humanizada sirve como
catalizador para el florecimiento personal, buscando cultivar habilidades sociales, emocionales y
éticas. Estas habilidades permiten a los estudiantes no solo destacar en sus campos académicos,
sino también enfrentar los desafíos fundamentales de la humanidad con comprensión y empatía.
Adoptando una visión integral, esta forma de educación se convierte en un vehículo para
fomentar la conciencia crítica, la responsabilidad social y la capacidad de contribuir a la
construcción de sociedades más justas, inclusivas y sostenible.
El enfoque educativo humanizado no se limita a preparar a los estudiantes para carreras
específicas, sino que se orienta a formar ciudadanos globales conscientes de su papel en el
mundo. Busca equipar a las personas con las herramientas necesarias para abordar cuestiones
complejas como la desigualdad, la crisis ambiental y los conflictos sociales (Bolaño, 2021). De
esta manera, la educación humanizada se convierte en un agente de cambio social, promoviendo
valores de justicia, igualdad y respeto por la diversidad, y empoderando a los individuos para ser
agentes de transformación positiva en sus comunidades y en el mundo en general (Iza, 2018).
Todo esto también permite al investigador inferir, la educación humanizada no solo se
propone transmitir conocimientos, sino también forjar ciudadanos comprometidos, conscientes y
éticos, capaces de enfrentar los retos actuales y futuros con una perspectiva informada y un
sentido profundo de responsabilidad hacia el bienestar colectivo.
Al considerar las ventajas de una educación humanizadas fueron manifestados varios
conceptos que permitieron extraer las siguientes categorías (figura 3).
Figura 3. Red semántica: Ventajas de una educación humanizada
Fuente: Elaboración propia (2023)
La figura 3 muestra las ventajas de una educación humanizadora, ya que los informantes
destacaron que este tipo de educación beneficia los procesos educativos, al contemplar al
estudiante desde una perspectiva integral del desarrollo personal, fomentando el crecimiento
intelectual, físico, emocional y social de cada individuo. Además, promueven la participación
activa de los estudiantes en su propio proceso de aprendizaje, otorgándoles un papel activo y
significativo. Los informantes señalaron que un aspecto fundamental de la educación humanizada
es el respeto por la diversidad cultural y social, reconociendo la riqueza que aporta cada
perspectiva.
Este enfoque contribuye a la construcción de una sociedad más justa y equitativa, alentando la
igualdad de oportunidades para todos. Además, hicieron hincapié en que la educación
humanizada no solo busca el desarrollo académico, sino que también aspira a mejorar la calidad
de vida de las personas, ya que, al reconocer la importancia de aspectos emocionales y sociales,
se crea un ambiente educativo que va más allá de la mera transmisión de conocimientos.
Al evaluar el discurso de los informantes a la luz de las bases teóricas, según Vargas et al.
(2020), la educación humanizada se configura como el fundamento que aborda diversos aspectos
del crecimiento humano. Esto implica la existencia de un entorno educativo donde los estudiantes
no son meros receptores pasivos de información, sino agentes activos que participan en la
construcción de su propio conocimiento (Villegas y Alcaide-Fernández, 2023).
Desde esta perspectiva, la educación humanizada se presenta como un escenario dinámico en
el que se cultivan no solo las habilidades académicas, sino también las habilidades sociales y
emocionales. Este enfoque va más allá de las aulas y libros de texto, abrazando la noción de que
cada individuo es único y posee diversas potencialidades (Grala, 2023).
En opinión de Pallarés (2020), al enfocarse en la participación activa de los estudiantes, la
educación humanizada despierta la curiosidad y el deseo de aprender, convirtiendo el proceso
educativo en una aventura personalizada para cada uno. Además, al promover el respeto por la
diversidad, se crea un ambiente en el que las diferencias son celebradas, no solo toleradas. Este
enfoque no solo busca formar mentes brillantes, sino también corazones comprensivos y
ciudadanos comprometidos. Al contribuir a la construcción de una sociedad justa, la educación
humanizada se convierte en un catalizador para el cambio social positivo.
Desde la postura del investigador, en este enfoque los estudiantes se convierten en
protagonistas activos de su propio aprendizaje, pero esto solo es posible cuando existe una
colaboración estrecha entre ellos y los educadores. La relación entre docentes y alumnos se
transforma en una asociación donde ambos contribuyen al proceso educativo. Los maestros dejan
de ser meros transmisores de información y se convierten en facilitadores del descubrimiento,
guiando a los estudiantes en su viaje hacia el conocimiento.
Pero la colaboración no se detiene ahí. Las familias desempeñan un papel fundamental en el
éxito de la educación humanizada. Por tanto, cuando los padres, madres y demás miembros de la
familia se involucran activamente en la educación de sus hijos, se crea un entorno de apoyo
crucial. Este respaldo no solo se limita al ámbito académico, sino que se extiende al desarrollo
emocional y social de los educandos.
Además, la comunidad en su conjunto también tiene un papel principal. La educación
humanizada busca conectar el aprendizaje con la realidad circundante, incorporando la riqueza
cultural y social de la comunidad en el proceso educativo. Esto no solo enriquece la experiencia
de aprendizaje, sino que también fortalece los lazos entre la escuela y la sociedad.
A nivel más amplio, la colaboración con los gobiernos y la sociedad en su conjunto es crucial
para crear políticas educativas que respalden y fomenten la implementación de enfoques
humanizados. La inversión en la formación de docentes, la creación de entornos educativos
inclusivos y el acceso equitativo a recursos son elementos fundamentales que requieren un
compromiso a nivel gubernamental y social.
Todo esto indica que, la educación humanizada es un esfuerzo colectivo que requiere la
colaboración armoniosa de estudiantes, docentes, familias, comunidades, Estado y la sociedad en
su conjunto. Solo a través de esta colaboración integral se podrá desbloquear el verdadero
potencial de la educación humanizada y cosechar sus frutos en personas más humanas, y
sociedades más fraternas y justas.
Conclusiones
El análisis de la información empírica, teórica y argumentativa permite concluir que, tras
examinar detenidamente el enfoque educativo centrado en el proceso de humanización en las
instituciones educativas del Catón Esmeraldas de Ecuador, se evidencia una receptividad por
parte de los educadores hacia este enfoque. Este hallazgo sugiere que hay una disposición y
reconocimiento por parte de los docentes hacia la importancia de integrar un enfoque de
humanización en la educación. Este grado de aceptación proporciona una base sólida para
explorar y potenciar aún más esta perspectiva en el entorno educativo.
Los docentes, al expresar la necesidad de fomentar el pensamiento crítico, la empatía y la
creatividad como componentes esenciales del proceso de humanización, señalan la relevancia de
no limitarse únicamente a la transmisión de conocimientos académicos. Este énfasis en el
desarrollo integral destaca la importancia de cultivar habilidades socioemocionales que
contribuyan al crecimiento holístico de los estudiantes, preparándolos para enfrentar los desafíos
de la vida con una mentalidad más completa.
Además, la intención de personalizar la educación de acuerdo con las necesidades individuales
de los alumnos destaca un enfoque inclusivo y acogedor. Este deseo de adaptarse a la diversidad
de los estudiantes subraya la importancia de reconocer y respetar las particularidades de cada
persona, creando así un ambiente educativo que celebra la singularidad de cada estudiante.
Finalmente, la implementación de un enfoque de humanización en estas instituciones
educativas se percibe como una valiosa oportunidad para potenciar el desarrollo integral de los
estudiantes y contribuir a la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Este enfoque no
solo busca el desarrollo académico, sino que aspira a mejorar la calidad de vida de las personas al
reconocer la importancia de los aspectos emocionales y sociales. Todo esto resalta la relevancia y
el potencial positivo de adoptar un enfoque humanizador en el ámbito educativo del Catón
Esmeraldas de Ecuador.
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