Universidad del Zulia - Facultad de Humanidades y Educación
Encuentro Educacional
ISSN 1315-4079 ~ Depósito legal pp 199402ZU41
Vol. 27 (1) enero - junio 2020: 7-9
Editorial
La investigación en tiempos de pandemia por COVID-19
El desarrollo científico basado en el positivismo aportó significativos avances en el
conocimiento con el consiguiente progreso tecnológico que beneficiaron a la humanidad. Sin
embargo; y no obstante dichos progresos, hoy enfrentamos un enemigo invisible y de alta
letalidad que el progreso tecnológico no pudo prever. En parte, esta crisis sanitaria se explica
por el sesgo en la asignación de recursos a la investigación y al desarrollo tecnológico
orientados a la industria bélica y desarrollo de armas nucleares que ponen en riesgo la salud y
la seguridad de la humanidad y en grave riesgo el equilibrio ecológico de la tierra; sesgo que
conllevó al descuido de las investigaciones en el campo de la salud pública. Los gobiernos del
mundo y aún los sistemas de salud más desarrollados no han logrado, a la fecha, vencer en esta
guerra contra el COVID-19.
Entre tanto, la distancia social, el aislamiento, la cuarentena y las restricciones al
desplazamiento de las personas conllevaron al confinamiento y limitaciones a la libertad de
acción en los diferentes ámbitos de la vida económica y social; y entre ellas, restricciones a las
labores de investigación cuando estas actividades exigen de interacciones y de trabajo de
campo. De hecho, para las instituciones de investigación y para las universidades, el COVID-
19 trajo restricciones en los aspectos financieros, en la información, en la logística y en el
ámbito del capital humano. Los fondos concursables y recursos orientados a la investigación
como los del canon (minero, petrolero, gasífero, entre otros), así como la asignación del
presupuesto público, se contrajeron significativamente por la caída de las recaudaciones fiscales
como efecto de la pandemia.
La producción de información, especialmente la información y datos que son generados en
campo o en la interacción entre sujeto y objeto de estudio se ven limitadas por el confinamiento;
y los agentes y operadores que actúan en los procesos logísticos de la investigación enfrentan
similares limitaciones. Pero eso no es todo; muchos académicos e investigadores renombrados
dejaron de existir víctimas del COVID-19. A la crisis sanitaria se suma la crisis económica y el
desempleo; sus efectos inmediatos son y serán el incremento de los niveles de pobreza en
segmentos importantes de la población. La mortandad es y será mayor; de no ser por este virus,
será por el hambre.
El COVID-19 abrió una brecha entre las líneas de investigación experimentales y la no
experimentales; la prioridad es, hoy, el desarrollo y producción de la vacuna. Vacunas experimentales
que se van distribuyendo en el mundo, entre tanto las indagaciones respecto al tratamiento de
las afecciones causadas por este virus en el organismo humano están rezagadas, aún.
En opinión de los microbiólogos y los virólogos, el SARS-CoV-2 no sería erradicado; es
decir, el virus siempre estará presente en el ambiente, por lo que pensar en desarrollar labores
de investigación con los métodos, procedimientos y técnicas usuales hasta antes de esta
pandemia ya no sería posible. Los conocimientos, las metodologías y las tecnologías en las
investigaciones cambiarán, habrá innovaciones en este terreno.
La investigación es pilar del desarrollo del conocimiento y el desarrollo humano. Sin
investigación no hubo, como tampoco habrá progreso técnico. Lo importante es que dicho
progreso contribuya no sólo a la competitividad y al bienestar humano, sino que contribuyan,
también, al cuidado del entorno ambiental y de los sistemas ecológicos en la tierra.
Los gobiernos, así como las instituciones académicas, deberán revisar sus prioridades y
líneas de investigación en la perspectiva de mejorar la salud pública, la seguridad alimentaria,
el cuidado ambiental y a desarrollar estrategias de gestión del riesgo de desastres;
independientemente de las líneas de investigación en energías renovables, nanotecnologías y
en inteligencia artificial, también importantes.
Otro elemento importante a considerar son los enfoques de la investigación desarrolladas y
a desarrollar. Observamos un marcado sesgo hacia las investigaciones positivas, cuantitativas
y deductivas; relegando aquellas de tipo cualitativas, inductivas y fenomenológicas.
Reconocemos la importancia de las indagaciones positivas y cuantitativas; no es que debamos
descartarlas. La comprensión y el conocimiento de los fenómenos sociales y humanos exigen
estudios con otros enfoques y desde otras perceptivas; no son suficientes las indagaciones
deductivas y cuantitativas. Prestar mayor énfasis a las investigaciones mixtas, holísticas,
complejas y fenomenológicas contribuirían a mayor comprensión de las realidades y fenómenos
humanos contemporáneos de cara al futuro y alejadas de un modernismo degradante.
Los esfuerzos y actividades de investigación requieren ser conocidas, comunicadas y
socializadas. Sin ellas, resulta un trabajo estéril e irrelevante. La comunicación y el debate; así
como la aplicación de los resultados obtenidos exigen de una tarea no menos importante que la
propia labor de investigación. Mérito aparte tiene la divulgación de las investigaciones. Por eso,
la continuidad de la publicación de la Revista Encuentro Educacional, n en circunstancias
actuales como la pandemia del COVID-19 tiene valor agregado, trabajo que lo hacemos, sin
escatimar esfuerzo alguno, con la convicción de mantener viva y vital del espíritu de
investigación entre nuestros académicos y lectores, a quienes nos debemos.
Sixto Arotoma Cacñahuaray
Departamento Académico de Ciencias Económicas y Administrativas.
Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. Ayacucho-Perú