Universidad del Zulia - Facultad de Humanidades y Educación
Encuentro Educacional
ISSN 1315-4079 ~ Depósito legal pp 199402ZU41
Vol. 26 (2) julio - diciembre 2019: 303-309
La formación docente como actividad clave para desarrollar habilidades
crítico reflexivas favorables en escenarios de cambio
César Alonso Bohórquez Meleán
Universidad Privada Doctor Rafael Belloso Chacín, URBE. Maracaibo-Venezuela
cesar81174@gmail.com; cbohorquez@urbe.edu.ve
Resumen
Los cambios introducidos por la cuarta revolución industrial y la era del conocimiento demandan
una formación docente pertinente a los retos y desafíos impuestos por un mundo cada vez más
interconectado y gobernado por las tecnologías de la información y la comunicación. En este
escenario de cambio, la capacidad de pensar analítica y racionalmente coloca a las personas en
condiciones favorables de adaptación. El presente ensayo tuvo como propósito en analizar la
formación del docente como actividad clave para desarrollar las habilidades crítico - reflexivas
garantes de una mediación efectiva. Algunas de las ideas expresadas están argumentadas según
los criterios teóricos de Bohórquez, 2018; Oliván, 2016; Pilonieta, 2011; Tobón, 2010;
UNESCO, 2008; Rodríguez, 2005; Borjas, 2003; David y Foray, 2002; entre otros. Para cumplir
con el propósito planteado, en primer lugar, se realiza una metareflexión; es decir, se discierne
sobre el acto reflexivo y su importancia en el ejercicio de la mediación; luego se analiza el
desarrollo de estas habilidades en el docente desde una perspectiva integral. Finalmente, se fija
una posición acerca de cuál debería ser la actuación de los sistemas educativos del mundo en
materia de gestión del talento humano docente, ante los cambios que trae consigo la era del
conocimiento.
Palabras clave: Formación docente; habilidades crítico - reflexivas; sistema educativo.
Teacher training as a key activity to develop favorable
critical reflexive skills in changing scenarios
Abstract
The changes introduced by the fourth industrial revolution and the era of knowledge demand
teacher training relevant to the challenges and challenges imposed by a world increasingly
interconnected and governed by information and communication technologies. In this scenario of
change, the ability to think analytically and rationally places people in favorable conditions of
adaptation. This essay focuses its interest on analyzing teacher training as a key activity to
develop critical-reflective skills that guarantee effective mediation. Some of the ideas expressed
are argued according to the theoretical criteria of Bohórquez, 2018; Oliván, 2016; Pilonieta,
2011; Tobón, 2010; UNESCO, 2008; Rodríguez, 2005; Borjas, 2003; David and Foray, 2002;
among others. To fulfill the stated purpose, first, a meta-reflection is carried out; That is to say, it
is discerned about the reflective act and its importance in the exercise of mediation; then the
development of these skills in the teacher is analyzed from an integral perspective. Finally, a
position is established on what should be the performance of the world's educational systems in
the management of human teaching talent, given the changes brought about by the age of
knowledge.
Keywords: Teacher training; critical - reflective skills; education system.
Introducción
La formación docente, lejos de ser concebida como una acción aislada, constituye una tarea
compleja, integral y fundamental que, junto a la investigación, representa una actividad clave
para lograr los cambios que se aspiran en aras de alcanzar una sociedad más justa e incluyente en
los escenarios de cambio, vislumbrados en la sociedad del conocimiento (Rodríguez, 2005;
Borjas, 2003).
En efecto, se trata de formar a quienes tienen la responsabilidad de educar a las futuras
generaciones para que transiten, por caminos de progreso y bienestar social, en un mundo
impredecible; interconectado y gobernado por las Tecnologías de la Información y la
Comunicación, TIC (UNESCO, 2008); donde los dogmatismos no son los mejores aliados para
hacer frente a los múltiples desafíos que en materia de educación toca sortear (Oliván, 2016;
Pilonieta, 2011; David y Foray, 2002; Morín, 2000).
Por tanto, ésta solo tendrá sentido en la medida que esté centrada en el desarrollo de
habilidades críticas reflexivas; así, la labor mediadora estará gobernada por el sentido lógico de
los actos y no por la imposición de criterios técnicos para operar un currículo. Ello implica
adoptar una didáctica del autoconocimiento como principio orientador, donde el docente en
formación, con relación al acto de mediación, comprenda que formarse implica, en un primer
plano, conocerse para luego promover el aprendizaje independiente en los sujetos mediados.
En efecto, nadie logra dar de lo que no tiene. En ese sentido, esa misma didáctica del
autoconocimiento imbuye al docente en formación en una dinámica reflexiva que le lleva a
reconocer sus fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de cara a su naturaleza integral
(biopsicosocial espiritual); y en ese sentido, asumir el compromiso y reto transcendental, de
autorreflexionar sobre aspectos vinculados a sus relaciones sociales (con familiares, colegas,
estudiantes y demás actores aliados en el hecho educativo); su vida espiritual, sus emociones; y
sobre los aspectos intelectuales que lo limitan en su rol como mediador - promotor de un
aprendizaje significativo e independiente.
Se trata de un reto que, además de ser complejo, se reviste de trascendentalidad, puesto que le
lleva a conectarse (comunicarse) consigo mismo, para comprenderse; educar su ser; ser empático;
aprender a conocer la complejidad de su entorno social; e interactuar en comunión con otros para
lograr generar en el mismo transformaciones positivas (Morín 2000). En síntesis, una didáctica
del autoconocimiento, en el marco de la sociedad actual, implica aprender a comunicar para
comprender; comprender para conocer y ser; ser para convivir y hacer; hacer para transformar y
evolucionar.
Implica también concebir los procesos de mediación como una actividad promotora del
incremento de las habilidades cognitivas y socio - afectivas necesarias para formar a un ser
independiente; capaz de superar los retos y desafíos que le impiden adaptarse en la denominada
era de la cuarta revolución industrial. Así, adoptar una didáctica del autoconocimiento, en el
marco de una dinámica de formación - investigación permanente del docente mediador, requiere
de compromiso consigo mismo y con la sociedad. En ese sentido, se puede inferir que la
formación docente orientada al desarrollo de habilidades críticas - reflexivas redunda en un
desempeño educativo consciente, ético e independiente.
Asimismo, su carácter complejo obliga a fijar la mirada en algunos aspectos de orden
biológico, psicológico, sociales y espirituales que determinan su concepción como acción integral
clave para definir y comprender el rol trascendental del docente mediador como agente
transformador en la era del conocimiento. En efecto, en ese contexto existen diversos factores (de
naturaleza bilógica, psicológica, social y espiritual) que limitan la formación de su perfil
reflexivo.
En este escenario de cambio, la capacidad de pensar analítica y racionalmente coloca a las
personas en condiciones favorables de adaptación
El propósito del presente ensayo fue analizar la formación del docente como actividad clave
para desarrollar las habilidades crítico - reflexivas garantes de una mediación efectiva, que
permitan responder a cuestionamientos asociados a los métodos de selección y formación de los
profesionales de la docencia.
En ese sentido, se llevó a cabo una metareflexión; es decir, se discierne sobre el acto reflexivo;
se analiza el desarrollo de pensamiento analítico y racional desde una perspectiva integral y se
expresan las consideraciones finales fijando posición acerca de cuál debería ser la actuación de
los sistemas educativos del mundo, en lo que refiere a gestión del talento humano, ante el
escenario de cambio que trae consigo la era del conocimiento.
Desarrollo
El acto reflexivo
La reflexión es concebida como el acto de razonar sobre el orden preestablecido de las cosas
para conseguir argumentos que permitan validarlo o cuestionarlo y, en consecuencia,
transformarlo. La validación consiste en comprender y apoyar la lógica de lo que ya se sabe,
mientras que el cuestionamiento da cuenta de un proceso de búsqueda de respuestas ante aspectos
ilógicos o poco claros que pudieran conducir a determinar incoherencias que justifican la
transformación radical de lo preconcebido. Así, todo proceso reflexivo lleva implícito una
dimensión ética que busca transformar la realidad para lograr hacer de ella el estado deseado o
“deber ser de la misma” de cara un estándar o patrón asumido por quien ejerce el hecho reflexivo.
De allí que, el desarrollo de habilidades crítico reflexivas, en el contexto de la formación
docente, representa una actividad clave para enfrentar el dinamismo y los retos educativos
subyacentes en los escenarios de cambio de la era del conocimiento, donde los procesos
económicos estarán inspirados en el saber; en las habilidades cognitivas integrales de las personas
(Pilonieta, 2011; David y Foray, 2002).
En este contexto, el trabajo, la gobernanza y las empresas son considerados como los tres ejes
orgánicos donde los cambios van a ser más profundos, por tanto, los sistemas educativos no
pueden ni debe permanecer indiferentes ante esa realidad, y una manera estratégica de afrontarla
es asumiendo la formación docente en su dimensión compleja e integral (Oliván, 2016).
El desarrollo de habilidades crítico - reflexivas desde una perspectiva integral
El desarrollo de habilidades crítico - reflexivas implica comprender que, como todo acto
formativo, representa una acción compleja e integral, y por tanto requiere de la formulación -
implementación - valoración de estrategias integrales y efectivas, que en el marco de la
formación andragógica, permitan abordar el fenómeno asumiendo la complejidad y diversidad de
sus dimensiones.
Así, por ejemplo, desde el punto de vista biológico, reflexionar exige un funcionamiento
óptimo de la actividad cerebral (neuronal) que permita el normal desenvolvimiento de las
funciones cerebrales y, en consecuencia, el normal desarrollo de procesos y habilidades
cognitivas. Desde lo psicológico, exige una salud mental que permita administrar las emociones
en aras de evitar la impulsividad para desplegar un pensamiento coherente y ordenado, donde las
ideas sean expresadas de manera secuencial, siendo cada una de ellas consecuencia lógica de
otras de menor o mayor complejidad.
Desde la dimensión social, el perfil del docente crítico - reflexivo, requiere de sensibilidad
ante los múltiples problemas sociales que azotan a la humanidad. Esta sensibilidad le permitirá
interesarse por investigar concibiendo la realidad desde un enfoque ontológico complejo;
analizando y relacionando todas las aristas de los problemas sociales; sus múltiples causas y
consecuencias, para actuar pertinentemente mediante una mediación reflexiva orientada a la
transformación y bienestar social (Tobón, 2010).
Desde la dimensión espiritual, un docente reflexivo requiere de una actitud humilde; con
conciencia del carácter trascendental del hecho educativo; dispuesto a aprender de todos y a
enseñar de manera desinteresada para llevar a cabo los cambios necesarios en el marco de una
educación inclusiva y de calidad.
Asimismo, todos estos aspectos se interrelacionan entre para coadyuvar al cambio. En
efecto, de nada sirve tener escuelas con docentes intelectuales e inteligentes, si estos no poseen la
sensibilidad necesaria para comprometerse y aportar con su mediación a los múltiples problemas
sociales que azotan la humanidad.
El compromiso representa una actitud vinculada a una filosofía personal que, en caso de no
estar presente o fortalecido, requiere ser gestionado o desarrollado; puesto que nadie adquiere
compromiso con una causa externa sino está comprometido consigo mismo y con el sentido
trascendental que ella representa en favor de sí mismo y de sus semejantes (Bohórquez, 2018).
De manera que, el compromiso con la formación implica lealtad, identidad y participación;
tres valores o axiomas que se conjugan para estimular el desarrollo de acciones transformadoras
en contextos educativos. La lealtad consigo mismo y con el hecho educativo, refiere a la
convicción de actuar movido por el interés de servir generando un beneficio trascendental a nivel
personal y colectivo. Implica asumir como prioridad la dignidad humana ante otros intereses
triviales.
La identidad, nace como consecuencia de esa actitud leal que permite al docente en formación
identificarse con los fines del hecho educativo y actuar consecuentemente para su concreción.
Finalmente, la participación, representa la expresión palpable de los valores antes mencionados
(lealtad e identidad); puesto que motivan al docente en formación a actuar dando lo mejor de
para aportar a la causa educativa con la cual se identifica.
Ahora bien, desde una perspectiva contraria, estarían limitados también para ejercer la
docencia aquellas personas, con una sana intención de aportar al hecho educativo pero, con
limitaciones en su desarrollo intelectual, de allí la importancia de comprometerse con su
autoformación. Otro ejemplo que ilustra la interrelación de los aspectos antes mencionados es el
caso de los docentes que, con desarrollo intelectual acorde y sensibilidad ante la problemática
social, limitan su acción mediadora y participativa por falta de humildad; son docentes que creen
saberlo todo, y por tanto, demuestran una actitud arrogante, dogmática y cerrada que les impide
aprender de nuevas experiencias; aprender de otros; y por ende, en la mayoría de los casos,
tienden a desarrollar una falsa percepción de la realidad.
Consideraciones finales
La complejidad de la formación docente como actividad crítico - reflexiva, y sobre todo, su
importancia para lograr los cambios que demanda la sociedad del conocimiento, obliga a los
sistemas educativos del mundo a desarrollar políticas que regulen el ingreso y permanencia de
quienes tendrán la sagrada responsabilidad de orientar procesos educativos en la era del
conocimiento, con el propósito de garantizar que sean considerados los mejores perfiles de
mediadores.
En primera instancia pudiera parecer una iniciativa excluyente, no obstante, tales políticas
estarían garantizando el éxito de una de las actividades más importantes para el desarrollo de toda
nación como lo es la educación. Simplemente se trata de gestionar talento humano en el área que
tiene la sagrada responsabilidad de formar las generaciones futuras, como lo es el sector
educativo.
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