Plasma rico en plaquetas en heridas quirúrgicas / Segarra-Martinez y col. ___________________________________________________________
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INTRODUCCIÓN
Las heridas quirúrgicas constituyen una de las citas más habituales
de consulta en cirugía veterinaria. El desconocimiento de los principios
básicos del abordaje sobre el tratamiento de este tipo de herida podría
desencadenarse en peores complicaciones, con secuelas permanentes,
ya sea en la función anatómica o la estética del animal [17].
Una herida es una interrupción de la integridad anatómica,
siológica y funcional del tegumento, piel y mucosas. Se considera
que la etiología es un agente físico de tipo mecánico. Los signos
y síntomas son dolor, hemorragia, separación de los bordes e
inamación y su cicatrización requiere un complejo balance entre
elementos de la matriz y factores de crecimiento (FC) [7].
Como es sabido, la piel es el órgano más grande, tanto en el ser
humano como en los animales, tiene un alto grado de importancia
debido a que ésta cumple con varias funciones en el cuerpo entre
las que se destacan la termorregulación, la sensibilidad, protección,
funciones metabólicas, entre otros [23]. Se encuentra formada por
tres diferentes capas: epidermis, dermis e hipodermis. Estas tres
capas forman parte de la mayoría de los mamíferos, sin embargo,
en el caso de los conejos (Oryctolagus cuniculus), existe una capa
denominada película, conformada por un músculo esquelético
subcutáneo, esta capa tiene más importancia cuando se trata de
comercializar su piel ya que en el proceso de curado y su remoción
es diferente a la habitual [20].
De allí que sea de suma importancia entender los mecanismos
etiológicos que producen las heridas para establecer el alcance
de la lesión, en cuanto a cantidad de tejido necrótico y grado de
contaminación presente en la misma; ya que estos mecanismos son
factores clave a la hora de orientar el tratamiento más idóneo y el
tipo de cierre o cicatrización que hay que emplear [5].
La cicatrización es un proceso dinámico que combina eventos
físicos, químicos y celulares para regenerar el tejido lesionado o
sustituirlos por colágeno [5]. También una herida se reere a una
complejidad que caracteriza el balance entre elementos que juegan un
papel importante en el proceso de la restauración y que depende de
una serie de elementos, tales como: la base o matriz, FC, eritrocitos,
tamaño, tensión, movilidad, infección y tejido subyacente [7, 19].
En el proceso normal de cicatrización en los animales en general,
se diferencian 4 etapas: una primera fase denominada inamatoria,
que ocurre entre el primer y segundo día (d) y que se caracteriza por
una respuesta vascular y otro celular, manifestadas por vasodilatación,
aumento de la permeabilidad vascular y aparición de leucocitos,
formándose una costra que sella la herida. Durante este período,
el tejido no recupera una fuerza de tensión apreciable y depende
únicamente del material de sutura para mantener su posición. Una
segunda fase llamada proliferativa, que se da entre el tercer y décimo
cuarto d. En este período, aparecen los broblastos (células germinales
del tejido broso) que van a formar el tejido de granulación, compuesto
por sustancia fundamental y colágeno. Además, ocurre recanalización
de los vasos linfáticos y se forman capilares sanguíneos.
Fase de remodelación: Se extiende entre el décimo quinto d hasta
que se logra la cicatrización completa (seis meses a un año). El
principal evento siológico es la epitelización y el aumento progresivo
de la fuerza tensil de la piel (del 70 al 90% de la fuerza de tensión
original). Posteriormente, ocurre la remodelación del colágeno y la
regresión endotelial, traducida clínicamente por una disminución
del color de la cicatriz [25].
Las cirugías abiertas en animales comprenden una práctica invasiva
pero esencial que, a diferencia de otros métodos, permiten al veterinario
observar con mayor claridad la zona en la que se requiere intervención,
aunado a esto es posible la palpación lo que representa un gran plus
a la hora de identicar el área afectada [22]. La recuperación post-
cirugía es una etapa con igual importancia que la operación, ya que
requiere de cuidados especiales para evitar que la herida sufra alguna
complicación, favoreciendo así una cicatrización más acelerada [28].
La forma en la que se tratan las heridas ha ido evolucionando con
el pasar del tiempo y la invención de la asepsia, ya que antiguamente
se usaba incluso heces de animales para tratar las heridas de los
humanos, por lo que las infecciones no solo se hacían presentes, sino
que se creía que era parte del proceso de curación y cicatrización [22].
El uso del plasma rico en plaquetas (PRP), aunque relativamente
nuevo, presenta varias ventajas que permiten, que los procesos de
curación mejoren, tanto en el tiempo como en la efectividad de los
mismos, a esto hay que agregar que sus efectos secundarios son mínimos
[14]. La regeneración acelerada que brinda este método, es debida
especícamente a las plaquetas en sí, ya que su función primordial
es la de reparación de tejidos contribuyendo con la cicatrización [11].
El uso de PRP, que no es más que el líquido previamente procesado
de sangre extraída del paciente a tratar, cuya principal característica
es poseer una cantidad de plaquetas por encima de la media, es la que
ayuda principalmente a la regeneración de la piel y tejido óseo [10].
La efectividad del PRP en Medicina Humana ya ha sido probada
y su aplicación se ha dirigido principalmente en la recuperación de
huesos fracturados; este método se está aplicando de la misma forma
en animales, teniendo excelentes resultados con la combinación de
terapia física [6, 26].
La cicatrización es un proceso que lleva a su vez varias etapas,
en las cuales no solo se requiere de cuidado especiales, sino que
el tiempo es un factor importante, por lo tanto, el uso de PRP
favorecería una rápida recuperación ósea, regeneración de tejidos
y la disminución del sangrado [1].
En la PRP, la fuente del tratamiento la constituye el mismo paciente
(su propio plasma), por lo que el rechazo llega a ser mínimo, sugiriéndolo,
por lo tanto, como una opción viable y segura en muchos procesos
postquirúrgicos, aunado a lo que ya se ha mencionado, en que tanto
en el equipo como el entrenamiento, requerido para la obtención del
PRP es mínimo, y el costo del tratamiento es relativamente económico
en comparación con otros procesos terapéuticos de elección [9].
Como ya se indicó con anterioridad, el uso de la PRP ha sido enfocado
principalmente en la Medicina Humana, sin embargo, su utilidad puede
ser igual de evidente en la Medicina Veterinaria [13], aunque los estudios
en esta última son menos, los mismos, presentan resultados positivos
de restauración, como lo indica González y col. [11], cuyos resultados en
tratamientos para enfermedades degenerativas de las articulaciones
en equinos (Equus caballus) son alentadores; sin embargo, requiere
de mucha más investigación; de igual manera Mickleson y col. [18]
exponen que el uso de PRP al tratar heridas en una gran cantidad de
animales silvestres, se obtiene una recuperación más eciente en
cuanto a tiempos se reere.
Otras de las aplicaciones experimentales del uso de PRP en
Medicina Veterinaria la constituye los citado por Ozgursoy y col. [21],
quienes demostraron en sus estudios que es posible tratar heridas a
nivel de las cuerdas vocales, mediante la administración de 6 dosis de