ANARTIA

Publicación del Museo de Biología de la Universidad del Zulia ISSN 1315-642X


Anartia, 29 (diciembre 2019): 5-6



Editorial

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Editorial


El comité editorial de la revista se complace en presen- tar otra entrega de Anartia (No. 29), con reciente registro serial internacional (ISSN 2665-0347) y depósito legal (ZU2019000213) para versión electrónica, en línea. La revista, no obstante seguirá imprimiéndose y distribuyén- dose en físico, como en sus inicios, con sus registros ori- ginales (Depósito Legal pp.88-0384 e ISSN 1315-642X). Los novedosos códigos electrónicos son fruto del apoyo de un grupo de personas que colaboraron con este comi- té para mantener la revista Anartia “a flote y navegando” en tiempos adversos. Especial mención merece Carmen Alicia Fuentes de la Biblioteca Nacional de Venezuela, su esmerada atención y experiencia para manejar estos casos nos permitió sortear barricadas burocráticas en un am- biente de trabajo hostilizado por el deterioro de servicios institucionales básicos. Extendemos este agradecimiento a Germán Cardozo, a cargo de los servicios bibliotecarios de la Universidad del Zulia. Las dificultades de la presen- te edición nos llevaron a reflexionar y entender mejor el significado de continuidad y permanencia en este tipo de actividad, sobre todo en el campo de las ciencias natura- les, casi siempre desdeñado en la provincia zuliana, donde tratamos por muchos medios de superar el colapso y evi- tar el cierre forzoso de su única facultad de ciencias, en la Universidad del Zulia.

Varias revistas venezolanas, en esta misma línea cien- tífica, dejaron de salir y otras tantas persisten de manera irregular. Una de ellas, quizás la más antigua, es el Boletín de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales, del cual aparecieron 154 números entre los años 1931 y 2006, serie que sin contar con una versión electrónica, se apoyó exi- tosamente en un tiraje numeroso y en una amplia red de intercambios con instituciones nacionales y extranjeras. Dicho boletín fue creado por Luis Razetti, Alfredo Jahn, Henri Pittier y Eduardo Röhl, entre otras personalidades de la elite científica de su época, quienes coparticiparon en gran medida en el desarrollo de las ciencias naturales en la Venezuela moderna. Le sigue en mención la Memo- ria de La Salle, publicada desde 1941 bajo los auspicios de la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle y luego en 2001 (a partir del No. 151) por la Fundación La Salle de

Ciencias Naturales. Esta revista fue por décadas, uno de los principales vehículos para la difusión de investigacio- nes zoológicas, botánicas y oceanográfícas realizadas en este país. La Memoria alcanza 185 números, con las úl- timas once entregas distribuidas únicamente por medios electrónicos. Acta Biológica Venezuelica publicada por el Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la Universi- dad Central de Venezuela, fue fundada por Janis Racenis en 1951, correspondiendo su más reciente edición al vo- lumen 38(2) del año 2018, siendo el volumen 33 el último impreso. Esta revista sigue siendo un medio de divulga- ción de la producción intelectual de zoólogos y ecólogos del país.

Otras series impresas corrieron con menos suerte y dejaron de circular, pero sin duda quedan todavía en la memoria de muchos investigadores y en el acervo biblio- tecario mundial. Sus artículos son de consulta obligatoria. Una mención especial merecen revistas poco conocidas por las nuevas generaciones, como Defensa de la Natura- leza (solo seis números entre 1970 y 1973), Natura (128 números impresos entre 1958 y 2006), Evencias (iniciati- va de Agustín Fernández Yépez), el Boletín del Museo de Ciencias Naturales (publicado entre 1953 y 1960, 7 tomos en seis entregas), las Publicaciones Ocasionales del Museo de Ciencias Naturales (15 números entre 1962 y 1969), Nove- dades Científicas: Contribuciones Ocasionales del Museo de Historia Natural La Salle (1949-1971), Pantepui (publi- cada entre 1986 y 1993), de la que se imprimieron cinco números, Acta Terramaris (de 1989 a 1998, once números) y más recientemente Scientia Guaianae (1990-2003, trece números). Poco sabemos del estado actual de Acta Apuro- quia, así como del destino de Acta Científica Venezolana, Biollania, Cuadernos Geográficos, la Revista de Ecología La- tinoamericana y Tarea Común. Esta relación es muestra de una lista más amplia de revistas de investigación y de divul- gación científica que incluyeron en su temario a las ciencias naturales; algunas circulan ampliamente todavía, como es el caso de Interciencia, que no es propiamente una revista venezolana sino del ámbito latinoamericano y otras que si bien se encuentran eventualmente rezagadas o en rece- sos circunstanciales, se mantienen abiertas en plataformas

G. Rivas & T. Barros


electrónicas como Acta Botánica Venezuelica, el Boletín de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, el Boletín de la Sociedad Venezolana de Espeleología, el Bo- letín del Centro de Investigaciones Biológicas, el Boletín del Instituto Oceanográfico, Ciencia, Ecotrópicos, Entomotropi- ca (ex Boletín de Entomología Venezolana N.S.), Ernstia, Kasmera, Pittieria y Saber, por mencionar las más afines a nuestros intereses.

Por último, aunque no por menos importante, hemos de mencionar algunas revistas de divulgación y ensayo, produ- cidas por organizaciones públicas y privadas, que incluían en su temario tópicos de ciencias naturales. La revista El Farol (Creole Petroleum Corporation), comenzó a publi- carse en 1939, dejando de circular a principio de los 70. La muy notable Revista Shell (Compañía Shell de Venezuela), comenzó a circular en 1952, cesando a mediados de 1960. Las revistas Líneas (C. A. La Electricidad de Caracas y sus empresas filiales), Vencemos (Venezolana de Cementos) y M (Grupo Corimon), que circularon al menos entre las

décadas de 1960 y 1970. Entre las publicaciones periódi- cas de corte similar producidas por las filiales de Petróleos de Venezuela S. A. (PDVSA) se encontraban Cuadernos Ecológicos Corpoven, Cuadernos Lagoven y Carta Ecológica de Lagoven. Existiendo además boletines oficiales de orga- nismos ministeriales que publicaban noticias y novedades del quehacer científico venezolano como El Agricultor Ve- nezolano (Ministerio de Agricultura y Cría), Ciencia al Día (CENAMEC) y Carta Científica de Venezuela (OCI).

La aceptación y el reconocimiento de los lectores de los artículos que hacen posible la permanencia de Anartia ha de ser el estímulo para continuar su misión. Nos importa lo verosímil de sus contenidos y la ecuanimidad propia de las publicaciones científicas de estos tiempos, pero igual atendemos con diligencia y criterio la estética de la revista como objeto cultural, combatiendo atentamente la super- ficialidad y el mal gusto, pero sobre todo el descuido.


Gilson A. Rivas & Tito R. Barros