Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XXXI, No. 4, Octubre - Diciembre 2025. pp. 644-661
FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Como citar: Bracho-Fuenmayor, P. L. (2025). Entre la
excelencia y la exigencia: Impacto del capitalismo académico en universidades
latinoamericanas. Revista De Ciencias Sociales, XXXI(4), 644-661.
Entre la excelencia y la
exigencia: Impacto del capitalismo académico en universidades latinoamericanas
Bracho-Fuenmayor, Pedro Luis*
Resumen
El desarrollo del presente estudio se enfocó en
analizar cómo el capitalismo académico ha transformado las exigencias de
productividad científica en las universidades latinoamericanas, por lo cual, se
realizó una investigación con enfoque mixto, al tener en cuenta lo cuantitativo
a través de las encuestas a 50 docentes de universidades de Latinoamérica como
Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y Venezuela, además de entrevistar a un
grupo de 12 informantes clave, en referencia a la productividad científica
exigida en las instituciones universitarias de afiliación. Los resultados
indican que, en estas universidades, hay exigencias en cuanto a producir y
publicar en revistas indexadas en Web of Science y Scopus (Q1 y Q2)
preferiblemente, aunado a que deben participar en eventos locales, nacionales e
internacionales donde representen a la universidad, aspectos que sirven para su
reconocimiento y evaluación. Se concluye que estas exigencias tienen su base en
que en la medida que los académicos logran incrementar su métrica e índices,
que miden la pertinencia, eficiencia, eficacia e impacto de los proyectos y
actividades, esto coadyuva a mantener en la vanguardia competitiva a la universidad
donde están afiliados, de allí, el proceso referido al capitalismo académico,
dirigido a alcanzar la excelencia en las universidades latinoamericanas.
Palabras clave: Capitalismo
académico; producción científica; exigencias; competitividad; excelencia.
¨* Doctor
en Ciencia Política. Doctor en Ciencias Jurídicas. Postdoctorado en Docencia e
Investigación. Postdoctorado en Gerencia de la Educación Superior. Magister
Internacional en Derecho y Gestión Deportiva. Magíster en Derecho. Magíster
Scientiarum en Ciencias Penales y Criminológicas. Especialista en Metodología
de la Investigación. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales. Abogado por
la Excelentísima Corte Suprema de Justicia de Chile. Abogado. Profesor Titular
de la Escuela de Derecho y Gobierno de la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales en la Universidad Tecnológica Metropolitana, Santiago, Chile. Investigador del Instituto Interuniversitario de Investigación Educativa
(IESED-Chile). Socio activo del Instituto de Ciencias Penales de Chile. Miembro
oficial del Círculo Telemático de Derecho Penal. E-mail: pbracho@utem.cl ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3899-8163
Recibido: 2025-06-15 • Aceptado: 2025-09-02
Between excellence and demand: Impact of academic
capitalism on Latin American universities
Abstract
The development of this study focused on analyzing
how academic capitalism has transformed the demands of scientific productivity
in Latin American universities, for which a research with a mixed approach was
carried out, taking into account the quantitative measured through surveys of
50 professors from Latin American universities such as Argentina, Chile,
Colombia, Ecuador and Venezuela, in addition to interviewing a group of 12 key
informants, in reference to the scientific productivity required in the
affiliated university institutions. The results indicate that, in these
universities, there are requirements in terms of producing and publishing in
journals indexed in Web of Science and Scopus (Q1 and Q2) preferably, in
addition to the fact that they must participate in local, national and
international events where they represent the university, aspects that serve
for their recognition and evaluation. It is concluded that these requirements
are based on the fact that to the extent that academics manage to increase
their metrics and indices, which measure the relevance, efficiency,
effectiveness and impact of projects and activities, this helps to keep the
university where they are affiliated at the competitive vanguard, hence the
process referred to academic capitalism, aimed at achieving excellence in Latin
American universities.
Keywords: Academic
capitalism; scientific production; demands; competitiveness; excellence.
Introducción
La universidad de otrora se encargaba de la
formación del futuro profesional, enfocándose fundamentalmente en la docencia
realizada desde el aula, donde académicos y estudiantes establecían una
relación directa para el desarrollo de la enseñanza-aprendizaje con miras de
formar a los nuevos profesionales. Espino-Díaz y García-Cano (2024), refieren
que la Universidad es una institución que ha experimentado variaciones, de
acuerdo con las diferentes civilizaciones y que esto ha sido producto de una
larga historia, vinculada directamente con la tradición occidental y que “ha
sufrido multitud de cambios a lo largo de los siglos, particularmente en el
pasado siglo” (p. 2).
Sin embargo, en la actualidad, los procesos que se
gestan en las Instituciones de Educación Superior (IES), son variados, lo cual
implica ir más allá de la docencia, incorporando la gestión, la vinculación con
el medio y la investigación, experimentando cambios para ser competitivos. Con
este proceso, según Labraña y Brunner (2022), se da “la propia idea de
universidad muda, desde la universidad comprometida con la transformación de la
sociedad a la universidad como institución que forma capital humano” (p. 138).
Para Sciarelli et al. (2021),
la Universidad debe ayudar a construir un ecosistema empresarial local
contribuyendo con el crecimiento económico para mejorar la rentabilidad del
conocimiento derivado de la investigación e innovación, analizando todos
aquellos indicadores que puedan influir en el emprendimiento académico y que
tengan un impacto real sobre el desarrollo económico y social, gozando de
cierta autonomía.
En tal sentido, González-Calvo (2020) manifiesta
que “el funcionamiento de las universidades refleja, cada día con más énfasis,
el modelo productivo y mercantil de la nuestra sociedad” (p. 71), y según
Ibarra (2003), enmarcada, en la obra de Slaughter y Leslie (2001), por su
originalidad, contribuye a entender la reestructuración de la educación
superior, especialmente con las universidades de investigación, analizando: Que
el capitalismo académico surgió como consecuencia de que los mercados globales
crecieron, que las políticas públicas nacionales se enfocaron en la innovación
y en la investigación aplicada “la reducción del monto de subsidio directo del
Estado a las instituciones, y el incremento de los vínculos de los académicos
con el mercado” (Ibarra, 2003, p. 145).
El capitalismo académico, constituye la manera
cómo las universidades a través de su personal docente genera ingresos, asegurando
recursos externos, provenientes de distintas fuentes o mediante actividades que
propicien el ingreso de dinero, considerando Brunner, Labraña et al. (2022),
que el “patentamiento y subsecuentes regalías y licencias; la creación de
compañías derivadas (spin of companies); la invención de empresas al alcance de
la mano de la universidad que las origina, constituidas como personas jurídicas
separadas; y generación de asociaciones universidad-industria” (p. 28), ofrecen
un sentido mercantil a las operaciones dentro de la Universidad, y coadyuvan
con la obtención de ganancias, proporcionando valor monetario a algunos
servicios que desde ella se brindan.
Esos ingresos que se generan según Saforcada y
Rodríguez (2019), propician “la competencia institucional, la búsqueda de
fondos y la venta de servicios” (p. 14). Entonces, las universidades
desarrollan una serie de actividades para incrementar sus ingresos, basándose
en la producción científica de sus miembros, conducente a generar esos
recursos, por ello, se plantea en este trabajo analizar cómo el capitalismo
académico ha transformado las exigencias de productividad científica en las
universidades Latinoamericanas y si esta práctica redunda en fortalecer la
búsqueda de la excelencia o es una manifestación de la exigencia.
1. Fundamentación teórica
1.1. Implicancias de la mercantilización del
conocimiento en la vida y carrera del personal académico
La vida experimenta cambios, como lo expresa
Bauman (2004), cuando plantea la modernidad líquida, al referirse a la fluidez
de las estructuras sociales contemporáneas, afirmando que, se logran de acuerdo
con Hernández (2015), “por lo menos tres décadas de continuo y próspero
desarrollo, en el que el ser humano encuentra tierra firme para ser y
relacionarse con los demás” (p. 2), e indica que el mundo se transforma todos
los días, y que las ideas de ayer ya tal vez, no sean nuevas el día de mañana,
de allí que las universidades como centro de formación están en ese proceso,
crean y experimentan procesos innovadores cónsonos con la satisfacción de
necesidades y exigencias de la sociedad.
La Universidad, desde sus orígenes hasta la
actualidad, ha ido desarrollando en cada momento, los roles que la sociedad le
demandaba (Espino-Díaz y García-Cano, 2024). Y es que, en la actualidad, no
solo se busca la enseñanza, se va más allá, a lo práctico, a lo vinculante, por
ello, tiene una nueva misión, como lo expresa Touriñan (2020), una tercera
misión, enfocándose en la responsabilidad social institucional universitaria,
así como la necesidad de que el conocimiento se transforme en valor económico,
para incidir en la competitividad “facilitando la innovación, la creatividad y
el desarrollo cultural, social, científico y tecnológico” (p. 41).
Por ello, explican Rivas et al. (2025), que “las
universidades son espacios académicos y científicos por excelencia,
convirtiéndose en la principal fuente de la difusión del conocimiento que se
adquiere y se construye para transformar las sociedades” (p. 356), de allí su
relevancia y en efecto, en ellas se propicia la triada educación, innovación e
investigación, con el propósito de transferir conocimiento como objetivo
estratégico, teniendo en cuenta la sociedad moderna que según Bauman (2004):
Es compulsiva, obsesiva, continua, irrefrenable y
eternamente incompleta, donde hay ansias de modernizarse, por ello, se habla de
nuevo y mejorado; desmantelamiento, eliminación, discontinuación, fusión o
achicamiento, todo en aras de una mayor capacidad de hacer más de lo mismo en
el futuro, aumentar la productividad o la competitividad. (p. 33)
Lo mencionado sugiere la necesidad de actuar para
evidenciar el conocimiento, lo que lleva a una competencia individual por
destacar, incluso a costa del colectivo. Esa necesidad de posicionarse y
sobresalir, también se refleja en el contexto universitario actual, donde las
IES buscan posicionarse mejor, en términos de productividad y acreditación de
excelencia, a través del desempeño de su personal académico, y por lo general,
como lo cuestionan Jacques-P y Boisier-O (2019), “en las universidades se
concibe la docencia como la obligación básica que debe cumplir un académico
como retribución a su remuneración. Los incentivos adicionales se orientan
entonces preferentemente en la investigación, publicación y asistencias a
congresos” (p. 12), generando resultados de manera general para las
universidades.
En ese sentido, explica Urbina-García (2020), que
las universidades enfrentan un proceso competitivo, realizando un estudio donde
evidencia que en las últimas dos décadas, el sector de las IES ha pasado por
una serie constante de crecimiento tanto en la matrícula de estudiantes, como
para generar ingresos procedentes de la investigación, lo que se traduce en una
creciente y abrumadora carga de trabajo de los académicos, tal como explican
Franco-Santos y Doherty (2017), teniendo en cuenta que las universidades en su
proceso de transformación, se adaptan a cambios importantes según las
exigencias del momento.
Estos planteamientos permiten evidenciar los
cambios que se están desarrollando en las IES donde no solo interesa el
desempeño del profesor en la docencia, en el proceso de enseñanza-aprendizaje
que ejecuta, sino que es tomada en cuenta su labor dentro de la investigación,
siendo una obligatoriedad, el generar productividad científica a través de la
elaboración de artículos, libros y capítulos de libros, así como la
participación en congresos y eventos académicos nacionales e internacionales
que repercutan en la validación del docente ante sus pares e incorporar
indicadores para coadyuvar con el proceso de acreditación institucional de la
universidad.
1.2. Políticas institucionales para la publicación
en revistas indexadas y la participación en eventos académicos internacionales
En el campo de la investigación, los docentes,
además de realizar sus artículos o ponencias, deben considerar, la divulgación
y difusión de sus resultados, por ello, un paper supone
múltiples tareas, mencionando Perdomo y Morales (2022), que involucra elegir la
revista idónea analizando el género discursivo, la audiencia y el nivel de
especialización, así como las exigencias de la institución donde labora.
Por ello, se considera importante en este estudio
examinar si las políticas institucionales incentivan o imponen la publicación
en revistas indexadas y la participación en eventos académicos internacionales,
por lo cual, en la revisión bibliográfica, se encontró que cada Universidad
establece sus políticas, tomando en consideración los objetivos, la misión y
visión que la determinan, y en líneas generales se proponen tener presencia en
congresos, simposios, foros y seminarios nacionales e internacionales de
investigación, desarrollo e innovacion (I+D+i), donde sus académicos
representen a la institución y difundan resultados de investigación en eventos
académicos relevantes.
Desde la Universidad, se incentiva a los
investigadores y profesionales del sector productivo y gubernamental,
generándose espacios de networking para
fortalecer alianzas estratégicas y proyectos interinstitucionales, que, a su
vez, contribuyan con la mejora continua de su personal docente, que impacte
positivamente en la formación de sus estudiantes. Ejemplo de esto es lo
enunciado en las políticas institucionales, caso de la Universidad
Internacional de Ciencia y Tecnología (UNICyT, 2025), en Panamá, donde se
“reconoce la importancia de la participación de docentes, investigadores y
estudiantes en eventos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) como
una estrategia fundamental” (p. 6), que permita el fortalecimiento y generación
de conocimiento, teniéndose en cuenta las alianzas de colaboración
interinstitucional que propicien un impacto académico y social de la
investigación.
En ese mismo orden de ideas, la Universidad
Autónoma de Occidente (2025), en Colombia, plantea orientaciones que establecen
lineamientos y buenas prácticas para que los profesores de la IES: “Realicen
publicaciones académicas/científicas de alta calidad, alineadas con las
definiciones del SNCTI, con estándares internacionales y con las estrategias
institucionales de visibilidad e impacto” (p. 3), indicando que la producción
académica debe garantizar su visibilidad e impacto en la comunidad científica,
y no solo contribuyen a la difusión del conocimiento, posicionando a la
Universidad en lo académico, dentro del sistema de ciencia, tecnología e
innovación, tal como lo establece Colciencias (2016).
Estas acciones de universidades en diferentes
contextos geográficos, marcan un hito que se generaliza, por cuanto estimula el
desarrollo y la participación de sus docentes en eventos de distinta índole,
donde divulgan lo que la IES esta produciendo desde la investigación y no
permanece a lo interno de la institución sino que se comparte el conocimiento y
se impulsa la competencia académica y la competitividad profesional para
enfocarse en la producción científica en beneficio de la sociedad y la
comunidad científico-académica.
1.3. Desafíos y tensiones que enfrentan los
académicos ante el capitalismo académico
En el marco de la transformación de las IES y las
exigencias impuestas en la sociedad del conocimiento, quienes más se esfuerzan
son los académicos, debiendo cumplir no solo con la docencia, sino con las
obligaciones impuestas por la Universidad, en relación con docencia,
investigación y vinculación con el medio, erigiéndose como un desafío que
genera tensión en este estamento.
Por tanto, en un análisis acerca del capitalismo
académico (Sigahi y Saltorato, 2018), se evidencia un cambio en los comportamientos
y procesos que orientan a las universidades como escenarios de formación, donde
según Sigahi y Saltorato (2019), predomina la lógica del mercado “en los
niveles macroestructurales, organizacionales e individuales” (p. 95), y por
eso, algunos investigadores a menudo utilizan capitalismo académico para
beneficiarse e incrementar sus créditos como profesional en la comunidad
científica.
Explican Araneda-Guirriman y Sepúlveda-Páez
(2021), que el capitalismo académico enfatiza en el desempeño, eficiencia y
eficacia del profesional con orientación al mercado, impactando “tanto en los
niveles estructurales como individuales, debido a que trae consigo nuevas
formas de producir el conocimiento” (p. 81), por ello, las autoridades
universitarias dirigen las acciones a procesos operativos que generen un valor
monetario y lo enmarcan en las políticas de ciencia, tecnología e innovación,
debiendo desarrollarse las investigaciones con metodologías disruptivas, para
hacerlas competitivas según Ricardo et al. (2024), así como para Cándano et al.
(2024); y, González et al. (2024), también constituye una exigencia del
contexto educativo actual.
En ese sentido, el capitalismo académico supone
desafíos y tensiones para los académicos, lo cual incluye la financiación, el
reconocimiento institucional y el equilibrio con otras responsabilidades. Para
Suárez-Amaya et al. (2022), los procesos investigativos, llegan a convertirse
en un desafío mayor para los profesores, sobre todo para quienes poseen ciertas
condiciones, mencionando: “Poca o nula experiencia en investigación y con alta
carga docente, además de investigadores de ciertas áreas de conocimiento donde
las publicaciones WoS cuartil 1 y 2
son exiguas, como es el caso de las ciencias sociales y humanas” (p. 360), y
por ello, limitan el ascenso de muchos académicos, afectando su estatus en la
institución universitaria. En suma, menciona García-Peñalvo (2025), los
investigadores publican en revistas de alto impacto no solo como una meta
académica, sino como “estrategia de visibilidad, reconocimiento y
posicionamiento dentro de una comunidad científica global” (p. 3).
En efecto, el trabajo que ejercen en la actualidad
los profesores universitarios se ha convertido en un desafío constante que no
les permite descansar y sentirse satisfechos, debido a que, por un lado, la
misma universidad les exige producción científica en beneficio del proceso de
acreditación institucional; y por otro, la auto imposición de alta
productividad científica que los posicione como investigadores con carrera
consolidada, a través del incremento del índice h, así como publicaciones en
revistas de alto impacto.
2. Metodología
Esta investigación se realizó bajo el enfoque
mixto, dado que se diseñaron objetivos que fueron resueltos tanto desde lo
cuantitativo, como de lo cualitativo, considerando a Hernández-Sampieri y
Mendoza (2018), quienes afirman que los métodos mixtos representan “procesos
sistemáticos, empíricos y críticos de investigación e implican la recolección y
el análisis de datos cuantitativos y cualitativos, así como su integración y
discusión conjunta, para realizar inferencias” (p. 612).
El estudio tiene un diseño convergente por cuanto,
como lo expresan Mills y Gay (2018), “datos cuantitativos e información
cualitativa se recopilan en igual proporción (o no), de forma concurrente, a lo
largo del estudio” (p. 486), entonces, las fortalezas que se obtienen en las
entrevistas y observaciones contribuyen a minimizar las limitaciones
cuantitativas, obtenidas de las encuestas. Además, es descriptiva la
investigación ejecutada.
Se consideró un total de 50 docentes de distintas
universidades de Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y Venezuela, cuyo muestreo
fue no probabilistico, con la estrategia de bola de nieve que sirvió para
lograr los encuestados y entrevistados necesarios, lo que incluyó visitas a los
campus de las universidades, por cuanto se asumió como criterio, recolectar la
información de quienes se mostraron interesados de manera voluntaria.
De igual manera, se tomaron en cuenta 12 informantes
clave, quienes participaron en una entrevista en profundidad para conocer al
respecto de su percepción en cuanto al capitalismo académico, si es una fórmula
que exige o busca la excelencia en las universidades. Se analizaron los datos
mediante el método hermenéutico (Fuster, 2019), que permite interpretar los
hechos y fenómenos desde lo que los documentos e informantes clave, exponen,
siendo el investigador cuidadoso de saber expresar desde la percepción del
otro, considerando lo que dice.
3. Resultados y discusión
Se presentan los resultados obtenidos de la
encuesta dirigida a los académicos de universidades de Argentina, Chile,
Colombia, Ecuador y Venezuela, así como también, las respuestas de los
informantes clave, 12 en total (2 de Argentina, 3 de Chile, 2 de Colombia, 2 de
Ecuador y 3 de Venezuela), quienes aportaron información acerca de las
exigencias en cuanto a la productividad científica en su desempeño académico.
Puede observarse en la Tabla 1, con respecto a la
pregunta: ¿En la universidad donde presto mis servicios, se me exige producir y
divulgar actividades científicas de manera regular? que el 50% de los
académicos están de acuerdo con esta situación y el 32% muy de acuerdo, lo cual
corrobora lo que se está planteando en referencia al compromiso que asumen
estos profesores por producir y divulgar sus resultados como parte de sus
funciones y desempeño.
Tabla 1
Respuestas obtenidas
|
Preguntas |
TDA (1) |
D (2) |
NAND (3) |
A (4) |
TA (5) |
|
1. Exigencia de producir y divulgar investigación |
2% |
6% |
10% |
50% |
32% |
|
2. Exigencia de publicar en revistas específicas |
3% |
8% |
15% |
45% |
29% |
|
3. Exigencia de publicar en WoS/Scopus Q1/Q2 |
5% |
10% |
20% |
40% |
25% |
|
4. Altas exigencias respecto a publicaciones |
4% |
7% |
18% |
43% |
28% |
|
5. Exigencia de participar en eventos representando a la universidad |
3% |
9% |
20% |
40% |
28% |
|
6. Conocimiento sobre evaluación ante la Comisión Nacional de Acreditación |
15% |
25% |
30% |
20% |
10% |
|
7. Evaluación institucional considera desempeño didáctico |
20% |
30% |
25% |
15% |
10% |
|
8.Evaluación considera productividad I+D+i |
5% |
10% |
15% |
45% |
25% |
|
9.Evaluación considera esfuerzo en eventos adicionales |
25% |
30% |
25% |
12% |
8% |
|
10. Apoyo financiero para publicaciones y eventos |
40% |
30% |
15% |
10% |
5% |
|
11. Reconocimiento institucional a producción científica |
10% |
20% |
30% |
30% |
10% |
|
12. Cantidad de eventos académicos adecuada para desarrollo profesional |
15% |
25% |
30% |
20% |
10% |
|
13. Cantidad de artículos producidos adecuada para crecimiento personal |
18% |
28% |
25% |
20% |
9% |
|
14. Producción científica relacionada con práctica educativa y responsabilidades |
5% |
10% |
20% |
45% |
20% |
Fuente: Elaboración propia, 2025.
Se constata que existe una alta percepción de
exigencia para la producción y divulgación científica, considerando que la
mayoría de las respuestas de docentes se agrupan en totalmente de acuerdo y de
acuerdo que deben publicar en revistas indexadas en WoS y Scopus (Q1 y Q2),
principalmente, aunado a tener que participar en eventos representando a la
Universidad en congresos, coloquios, foros, simposios, jornadas, reuniones
científicas, entre otras a nivel local, nacional e internacional.
Guerra-Rincón et al. (2024), sostienen que, en la
actualidad se está dando mayor importancia al trabajo intelectual, lo que
resalta las capacidades mentales y la forma de cómo las personas perciben y
entienden las cosas, aunque se busca contribuir con el desempeño humano, y este
enfoque impulsa a las organizaciones hacia una era centrada en los procesos
cognitivos, basada en el desarrollo del conocimiento y en las habilidades o
cualidades características de los líderes para promover los cambios pertinentes
y exigidos en esta sociedad del siglo XXI.
Con respecto al conocimiento acerca de la
evaluación que se le hace a la Universidad donde labora para acreditar su
desempeño, en la Tabla 1, se observa que un 30% expresó que no está en total
conocimiento de esto, y un 30% está en desacuerdo, al respecto de su desempeño
en actividades didácticas no se asume en su totalidad para evaluarlo y
acreditar el trabajo que se realiza en la institución.
Sin embargo, el 45% está de acuerdo en que si se
evalúa su productividad científica considerando las actividades de
investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), aunque muy pocos de los
encuestados consideran que, en la evaluación institucional, se toma en cuenta
el esfuerzo adicional que realizan al participar en eventos académicos, además
de sus funciones académicas y administrativas, por lo cual, el 30% expresa
estar en desacuerdo con esto.
Por ser un estudio con enfoque mixto, se
consideraron respuestas aportadas por algunos de los entrevistados, teniéndose
en cuenta a académicos de universidades de Argentina, Chile, Colombia, Ecuador
y Venezuela, quienes respondieron a estas preguntas expresadas al respecto del
capitalismo académico, verificando que: Al preguntar si la universidad
contribuye con apoyo financiero para las publicaciones científicas y
participación en eventos académicos, el 40% de los docentes expresó que están
en total desacuerdo, al no recibir apoyo. Al respecto, EC1 manifestó que:
“Desconoce que los docentes cuenten con eso; recursos propios; viáticos
ocasionales si son en el exterior; gestión interna para incentivar la
investigación gratuita”. Sin embargo, para EC2: “Sí, la universidad apoya si se
cumplen requisitos de idoneidad y calidad”; mientras ECH1 manifiesta que:
En participación en eventos si contribuye
financieramente porque pagan los viáticos, (…). Con respecto a lo de los
articulos y las publicaciones, no, no lo financian, (...). La universidad tiene
otras políticas para fomentar la participación paritaria y equitativa y que las
profesoras sean investigadoras, les aprueban un financiamiento para apoyar a la
mujer científica, pero con los otros no.
Se aclara que en Chile el Consejo de Rectores y
Rectoras de las Universidades Chilenas (CRUCH, 2015), establece un fondo para
el presupuesto dirigido a I+D+i con el propósito de “acelerar el camino para
que exista ciencia y tecnología hecha en Chile, en cada región del país” (según
palabras del presidente Boric, en el 2023, siguiendo lo expuesto por el
Ministerio de Educación de Chile [Mineduc], 2020), y este dinero se distribuye
según la posición de cada institución en el ranking de desempeño y
con especial énfasis en el índice de productividad, por ello se entienden las
exigencias a sus académicos, donde según Quezada-Hofflinger y Vallejos-Romero
(2018), “se espera que los incentivos económicos asociados a la posición de
cada universidad en el ranking de indicadores de desempeño hicieran que estas
mejoraran su calidad y eficiencia” (p. 11).
En cuanto a la importancia que se le otorga a la
investigación como función sustantiva del académico, referida en este caso al
capitalismo académico, se detecta que aunque su objetivo, según Manky y López
(2025) “es promover la capacidad de investigación, ello no ha sido acompañado
por un aumento salarial significativo para los docentes, ni fondos de
investigación para todas las disciplinas” (p. 18), por tanto, son los mismos
docentes quienes en su mayoría, deben cubrir los gastos que amerita el publicar
en revistas de alto impacto (APC) y participar en eventos cada cierto tiempo,
como exigencia en el marco de su desempeño académico y evaluación.
En ese mismo orden de ideas, al analizar el
reconocimiento que otorga la Universidad donde presta servicios, el 30% de los
docentes, está de acuerdo con el planteamiento de que la producción científica
incrementa los resultados de las actividades de investigación, desarrollo e
innovación (I+D+i) que ejecuta; otro 30% opina no estar ni de acuerdo ni en
desacuerdo. Consideran EV1 y EA2, que “reconoce el trabajo del docente”; “En la
evaluación anual para la categorización profesional”.
Por ello, se considera que algunas universidades
tienen agendas estratégicas para esto; mientras otras se limitan a certificados
de reconocimiento (EE1), lo que puede ser percibido como un incentivo
insuficiente y, por tanto, la mayoría asume costos de publicación (APC),
conocidos según Jurado et al. (2025), como las tasas de publicación que se
justifican para el mantenimiento de las revistas y sus equipos; y viajes a
eventos, generando inequidad para contratados, porque sus salarios no les
permite tener este tipo de inversiones.
Lo expuesto se contrapone al planteamiento de
Suárez-Amaya et al. (2022), quienes sostienen que para estimular la
investigación en general y, la producción científica en particular, las universidades
disponen de incentivos, tanto monetarios, como no monetarios; no obstante, el
reconocimiento de la producción científica se da principalmente a través de la
evaluación anual para categorización profesional, tal como igual lo manifiestan
EE2 y ECH3. Por su parte, EC1 expresa:
Si, la Universidad reconoce y valora la producción
científica como un pilar fundamental en su misión institucional. A través de su
Agenda para el Desarrollo de la Investigación, Innovación y Transferencia
(SIGIITC), la universidad establece políticas estratégicas para fomentar la
investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i), incluyendo la formulación
y priorización de proyectos, la ejecución y evaluación de los mismos, así como
la transferencia de resultados al sector productivo y la sociedad civil.
En referencia a la participación en eventos
anuales, y en la producción y publicación de artículos; y el 30% de los
encuestados no están ni de acuerdo ni en desacuerdo con la cantidad de eventos
académicos en las que participa al año para su desarrollo profesional. Se
observa que esto desde la perspectiva de los entrevistados está en líneas
generales entre 2 y 3, lo que marca que hay una variabilidad importante en la
participación en eventos, indicando el 28% que está en desacuerdo con que la
cantidad de artículos científicos que produce al año sea beneficiosa para su
crecimiento y desarrollo personal.
Mientras la mayoría considera de 2 a 3 eventos al
año como manejable, EE1 reporta participar en «muchísimos eventos, al año como
20», lo que sugiere una sobrecarga de participación o una estrategia para
acumular certificados, aspecto este investigado por Manky y López (2025),
quienes refieren: “Nuestros hallazgos muestran que docentes y autoridades se
han reapropiado de la demanda de títulos y publicaciones para generar nuevas
fuentes de ingreso sin generar conocimiento experto” (p. 18), lo que favorece
la cantidad y no lo que se busca, esto es, la calidad y la excelencia, porque
en ese constante hacer no siempre se logra el conocimiento.
De igual manera, se detecta en las respuestas de
la mayoría de los entrevistados que se considera que 2 o 3 artículos al año es
un ritmo realista y beneficioso, pero más allá de eso, considera el 45% estar
de acuerdo que la producción científica está directamente relacionada con el
desarrollo de la práctica educativa y sus responsabilidades académicas, y por
ello, al año es una sobrecarga que les exige mucho, porque además de tener que
investigar todo el tiempo, deben realizar el manuscrito, pasar por varias
revisiones hasta enviarlo a una revista, que es una odisea por las exigencias
de cada una de ellas, y más cuando la condición en muchas universidades es que
éstas sean de alto impacto.
Martínez (2023), resalta la importancia de
publicar en revistas de alto impacto para el avance científico en Latinoamérica
y aunque no debiera ser la única meta de los investigadores, sino contribuir
con el conocimiento, deben hacerlo porque de allí depende que toda Universidad
incremente su métrica de calidad a través de la producción de sus académicos,
de sus actividades y desempeño (Cárdenas et al., 2023), al medir pertinencia,
relevancia, eficacia interna y externa, impacto, suficiencia de la investigación,
como criterios que acreditan la excelencia.
Entonces, se hace relevante analizar qué está
pasando, por qué al académico se le exige tanto, y posiblemente no reciba en la
misma medida que da su tiempo, conocimiento, esfuerzo, cuestión que implica
razonar sobre los hechos y decidir aquellos que desde lo moral es lo más
correcto para generar alternativas mediante la investigación y la vinculación
con el medio (Bracho-Fuenmayor, 2025), tomando en cuenta que además, la persona
tiene una carga de experiencias y conocimientos con las cuales puede
interpretar las situaciones y saber qué se puede aceptar y qué rechazar, según
los principios que se determinan en una sociedad justa, respetando sus derechos
y brindándole iguales oportunidades para crecer, desarrollarse y ascender en el
claustro universitario.
Para Bolívar (2019), el capitalismo académico
puede acabar con la idea tradicional de ciencia, reemplazando al académico por
un sujeto “cuantificado y bibliometrificado” (p. 1), y agregan Saura y Bolívar
(2019), que los académicos creen “que son libres en sus prácticas, mediante el
invisible poder de unas formas blandas de gobernanza (soft governance), nuevas
relaciones de conocimiento-poder (rankings, evaluaciones cuantificadoras) y
procesos de digitalización (bibliometría, impactos) están provocando nuevas
subjetividades académicas” (p. 9).
No obstante, se espera que ellos produzcan para
generar un impacto bibliométrico, situación de la cual se escribe y se analiza
al sentirse el docente abrumado ante tantas exigencias y por ello, advierten
Brunner et al. (2019), que se deben diferenciar dentro del enfoque del
capitalismo académico, los elementos estructurales y modos de actuar de los
distintos actores, así como los niveles y variedades del mismo, que son propias
de cada contexto, todo ello, para diferenciar los comportamiento de los actores
y las estructuras que inducen, promueven o posibilitan.
En ese orden de ideas, EC2 introduce la variable
del tipo de proyecto y recursos para publicaciones de alto impacto. EE1
menciona que el tiempo no da para más, lo que resalta la restricción temporal
como un factor limitante en la producción científica, haciendo énfasis EA2 y
ECh3 en ciertos comportamientos que asumen algunos académicos en cuanto a
solicitar apoyo a asistentes de investigación, para la realización de articulos
“por no tener tiempo”, y tener que cumplir con las exigencias de la
Universidad, llevándolos “a prácticas poco honestas” (EA1, EV2), que los
exponen como profesionales poco éticos, donde delegan un alto porcentaje de sus
obligaciones como investigadores responsables en estudiantes y/o asistentes de
investigación.
El tiempo que el académico debe distribuir entre
la docencia, investigación y vinculación con el medio, es otro problema,
manifestando EA2, EC1, ECh2 que no hay tiempo, hay que hacer tanto, que el
tiempo no rinde, concordando esto con lo planteado por Gill (2018), quien
sostiene que el tiempo es quizás la mayor fuente de disputas, “¡Más, mejor, más
rápido!” (p. 6), por cuanto el tiempo académico en la universidad neoliberal es
fundamental, se requiere “tiempo: tiempo para pensar, escribir, leer,
investigar” (p. 6).
En efecto, es una lucha para los académicos
gestionar sus cargas de trabajo y mantenerse al día ante tanta insistencia,
mencionando algunos
entrevistados (EA2, EE2, EV3, ECh3, EC3), que o no se
hace todo lo que debe hacerse, o se cae en algo que algunos informantes clave
comentan mandan a hacer sus trabajos, y pagan por ello, tratando de quedar bien
y cumplir, por lo cual, la producción no es propia, es de otros, denominados ghostwriter y concuerda
esto con lo expuesto por Martínez-Pinto et al. (2024), al respecto de la
integridad académica.
Esta consideración es relevante, por cuanto como
lo explican los autores antes citados, la integridad académica es valorada por
las diversas instituciones universitarias, porque forma parte de su misión,
destacando que una actuación enmarcada en valores como responsabilidad,
justicia, veracidad, honestidad, respeto y confianza, y por ello, se espera que
los profesores actúen en función de estos valores y principios, de allí que
hace falta analizar las causas y las consecuencias que pueden estarse
propiciando por el llamado capitalismo académico.
En tal sentido, se interpreta por las respuestas,
que las categorias que emergen indican que el rol de la calidad institucional y
los procesos de acreditación, reflejan que existe una conciencia generalizada
sobre el rol de la comisión de evaluación institucional, lo que subraya la
importancia de la producción científica en este contexto, de lo cual deben
estar enterados todos los docentes.
Asimismo, se indagó acerca de la consideración del
desempeño didáctico en la evaluación universitaria, manifestando EC1 que: “Sí,
es fundamental; la planificación, ejecución, motivación, actualización
pedagógica, uso de TIC”, coincidiendo con Lucero et al. (2024). EV3 toma en
cuenta que “tantas exigencias, a veces hace que el desempeño de su trabajo como
docente no sea la más satisfactoria”; y, EE2, opina de manera similar, teniendo
en cuenta que es interesante la respuesta de ECH1 quien plantea:
En cuanto al desempeño de actividades didácticas,
para la universidad es fundamental el proceso formativo de los estudiantes y
eso es lo más importante, sin embargo, también se apunta a generar
investigaciones de alto impacto que ayuda a posicionar la universidad y que
además de eso, se contribuya a la solución de problemas y conflictos de tipo
asociada al científico, entre otros.
Se evidencia en estos informantes clave, el
impacto en la estabilidad laboral y reconocimiento, mencionando que la alta
exigencia está directamente relacionada con la estabilidad laboral, lo que
añade una capa de presión adicional y miedo a perder el empleo si no se cumplen
los indicadores. Los docentes argentinos tienden a percibir que pueden equilibrar
mejor las exigencias de investigación y docencia, lo que favorece un mayor
compromiso con la labor educativa.
Aunado a ello, es un planteamiento común entre los
informantes clave, la exigencia de pertenecer a comisiones curriculares,
consejos asesores, coordinaciones de áreas, departamentos y carreras, jurados
de tesis y concursos docentes, trabajos que además de requerir tiempo, no son
remunerados, suponen que son parte de su carga docente, y por ello, deben decir
sí, porque depende de su disposición y actitud positiva ante estas acciones, su
adecuada evaluación.
Los hallazgos de este estudio son concordantes con
los de Walker (2021), quien comenta que entre sus entrevistados existe “una
permanente sensación de “no disponer de tiempo”, de “necesitar más tiempo”, de
“vivir ajustada en los tiempos” (p. 11), y todo esto incrementa la
multiplicidad de tareas necesarias para el funcionamiento de la actividad
académica que se realizan en el marco de las mismas dedicaciones horarias.
En muchos de los entrevistados se reflejó la
inquietud que hay falta de apoyo económico. Para EC1: “Básicamente se hacen con
recursos propios”, y muchos reciben sueldos bajos, junto con el predominio de
la falta de apoyo financiero directo para publicaciones y participación en eventos,
lo cual implica que los docentes a menudo deben asumir estos costos. Para ECh2
la ayuda económica:
Es más efectiva para las publicaciones, para la
participación en congresos entiendo que hay financiamiento. Sin embargo, lo he
solicitado en los últimos años, pero por alguna razón desde la dirección de
departamento este financiamiento no se ha otorgado. Por lo que no me atrevería
a decir que el financiamiento para participación en congresos es efectivo.
Esto genera un malestar económico y la sensación de
que la institución exige, pero no invierte en el bienestar de sus académicos,
lo cual es divergente a la posición de Castellanos y Almuinas (2021), para
quienes las universidades deben dirigir los esfuerzos hacia la gestión de la
labor que cumplen los docentes, y por tanto, está dentro de sus funciones
diseñar acciones alineadas con la estrategia institucional que favorezca la
actualización de los docentes e investigadores, contribuyendo a que cada vez
sean mejores y estén comprometidos con los objetivos institucionales.
Asimismo, los hallazgos indican tensión entre
roles y vocación, con descuido del desempeño didáctico, por cuanto tantas
exigencias a veces hacen que su trabajo como docente no sea el más
satisfactorio, lo que sugiere una tensión entre la investigación y la docencia,
y un posible malestar por no poder dedicar suficiente atención a su labor
formativa. Todo esto produce frustración por falta de vocación; no obstante,
hay cierta debilidad en muchísimos profesores que no tienen vocación por la investigación,
que puede generar un ambiente de juicio y frustración para quienes, si bien son
excelentes docentes, no se sienten inclinados hacia la investigación.
En líneas generales el reconocimiento es
insuficiente, aunque la producción científica se reconoce en la evaluación
anual para la categorización profesional, algunos reconocimientos se limitan a
certificados, lo que puede ser percibido como un incentivo insuficiente para el
esfuerzo adicional que se requiere, por lo cual, cuando se les preguntó a los
informantes clave, si consideraban que la universidad donde trabajan muestra
características del capitalismo académico, y de acuerdo con lo que ellos
conocen al respecto, la mayoría respondió que sí, específicamente los de Chile,
Ecuador y Colombia, sobre todo porque se les exigen publicaciones en revistas
ubicadas en Q1 y Q2 indexadas en Web of Science (WoS) y/o Scopus (Elsevier),
expresándole sus rectores como razón, que es una manera de garantizar la
calidad en lo referente a la investigación, desarrollo e innovación.
Tal es el caso de Chile, donde de acuerdo con el
estudio de Brunner, Rodríguez-Ponce et al. (2022), analizaron algunos aspectos
esenciales del capitalismo académico en las universidades, entre los cuales
mencionaron “el espíritu empresarial, el gerencialismo, el logro de ingresos
propios, la subcontratación de servicios, el enfoque a pedido, la gestión de
recursos y la competencia” (p. 635), planteando que las instituciones más
permeadas por el capitalismo académico tienden a adoptar estrategias
empresariales para mejorar su competitividad.
No obstante, los académicos entrevistados de
Argentina y Venezuela consideran que en sus universidades hay exigencias
referidas a mantenerse actualizados y por ello, las publicaciones y la
participación en eventos, las tratan más como “un aporte para avance
profesional y actualización científica. O también se considera la exigencia de
valor agregado si se está cursando estudios de postgrado” (EV1), aunado a que
dos de los docentes trabajan por horas, y en todo momento expresaron que no se
les exige tanto, pero si han escuchado a los docentes titulares con cargos
permanentes, acerca de lo que le exigen sus superiores para evaluarlos. A
continuación, se presenta en la Figura I, un resumen según percepción de los
académicos:

Fuente: Elaboración propia, 2025.
Figura I: Situación de
los académicos ante las exigencias de las instituciones universitarias
En efecto, el desafío del siglo XXI está en
cambiar estrategias, recursos, espacios de trabajo, relaciones y sistemas de
evaluación para abordar estas cuestiones (Karakose et al., 2022; Papadakis et
al., 2023), y por esto, el docente universitario, debe demostrar compromiso,
dentro de un entorno de pertenencia ante la Universidad, respaldado por
recursos adecuados y condiciones de trabajo para alcanzar los objetivos
educativos (Guissepe et al., 2025).
Sobre la base de las consideraciones antes
mencionadas, es pertinente acotar que la educación superior desempeña un rol
fundamental en el desarrollo de los individuos y las sociedades
(Bracho-Fuenmayor, 2024), por ello, es necesario reflexionar acerca de lo que
situaciones como las expuestas por los informantes clave y encuestados con
relación a cómo las exigencias de las publicaciones podrían estar afectando la
integridad y la ética de los académicos, eso, sin entrar a profundizar sobre su
desempeño en el aula, en su salud física y mental, que han sido aspectos
investigados por otros y que evidencian que se está generando “un impacto
significativo en la sociedad y en quienes la conforman, influyendo en la
generación de nuevos conocimientos cada día, en el progreso económico, social
de los pueblos, y la toma de decisiones éticas” (p. 554), como expone el autor
antes citado.
Conclusiones
Se requiere reflexionar acerca de lo que en la
actualidad se está exigiendo a los académicos de universidades públicas y
privadas de Latinoamérica, especialmente en Argentina, Chile, Colombia, Ecuador
y Venezuela, toda vez que a través de sus respuestas expresaron las condiciones
que deben asumir cuando laboran en una institución universitaria que desea
estar a la vanguardia, y que, de manera competitiva, necesita que su personal
docente esté en constante actualización y sean productivos en beneficio propio
y de la universidad que representa.
La situación es entendida por cuanto en las
universidades se pretende la excelencia, que el nombre de la institución
resalte por encima de otras, a nivel nacional e internacional, de allí los
requerimientos de tener publicaciones en revistas de alto impacto para mejorar
su posición en rankings nacionales e internacionales
institucionales, así como el acceso a financiamiento estatal, aunado a que esto
acredita de manera efectiva el proceso operativo tanto de la docencia, como de
la investigación, innovación, gestión y vinculación con el medio.
Por tanto, el trabajo que deben desarrollar los
académicos es importante y requiere de empeño, voluntad y gran disposición para
demostrar que los méritos y reconocimientos individuales, deben ser valorados y
en consecuencia, ser evaluados positivamente por la Universidad donde prestan
sus servicios y, no solo tomar en cuenta la pertinencia, eficiencia, eficacia e
impacto de los proyectos y actividades que se realizan, lo cual implica, un
constante e inacabable trabajo por innovar, producir ciencia, investigar,
publicar y representar en eventos científicos a la institución.
El desarrollo de este estudio sirve de evidencia
con respecto a la realidad actual que experimentan los docentes universitarios
en las IES donde la competencia y la competitividad podrían estar restando
calidad al trabajo académico; por lo cual, este estudio funge como antecedente
formal para que se ejecuten estudios que permitan medir el desempeño
profesional y laboral, así como crear nuevas líneas de investigación de
carácter inter y multidisciplinario para analizar esta situación desde la
psicología, economía, sociología, política y el derecho, para comparar los
resultados en función de brindarles apoyo a los docentes universitarios.
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