Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XXXI, No. 4, Octubre - Diciembre 2025. pp. 380-395
FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Como citar: Fernández-Solís, M.,
Solís-Beltrán, G., Fernández-Ronquillo, M., y Fernández-Solís, C. (2025).
Factores de prevalencia de la violencia contra la mujer en las universidades.
Revista De Ciencias Sociales, XXXI(4), 380-395.
Factores de prevalencia de la
violencia contra la mujer en las universidades
Fernández-Solís, Mario*
Solís-Beltrán,
Gloria**
Fernández-Ronquillo,
Mario***
Fernández-Solís,
Carla****
Resumen
La
violencia contra la mujer es una problemática social y de salud pública que
también se manifiesta en el contexto universitario, afectando el bienestar, la
seguridad y la trayectoria académica de las estudiantes. En Ecuador, la
presencia de este fenómeno dentro de las instituciones de educación superior
evidencia la necesidad de comprender sus determinantes específicos. El objetivo
de esta investigación fue identificar los factores que explican la prevalencia
de la violencia contra la mujer en universidades de la Zona 5 de planificación
en Ecuador. Se desarrolló un estudio cuantitativo, de tipo descriptivo
transversal, aplicado a una muestra de 1.181 estudiantes universitarias
mediante una escala estructurada. A través de un análisis factorial
exploratorio, se identificaron seis factores principales: Guías de
intervención, entorno familiar, impacto de la pareja, actitud e imagen, entorno
institucional y comunicación agresiva. Los hallazgos confirman que la violencia
contra la mujer en el entorno universitario responde a una combinación de
factores individuales, relacionales e institucionales. Se concluye que estos
resultados ofrecen una base empírica para diseñar políticas preventivas y
estrategias de intervención contextualizadas que promuevan espacios seguros y
equitativos para las mujeres en el ámbito de la educación superior.
Palabras clave: Violencia de género; factores de prevalencia;
violencia contra la mujer; universidad; análisis factorial.
* Magister
en Gestión Pública. Ingeniero Comercial. Docente Investigador en la Universidad
Estatal de Milagro (UNEMI), Milagro, Guayas, Ecuador. E-mail: mfernandezs@unemi.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0009-0001-9648-3670
** Magister en Gerencia Educativa. Docente Investigadora en la Universidad
Estatal de Milagro (UNEMI), Milagro, Guayas, Ecuador. Directora del Grupo de
Investigación RENACER. E-mail: gsolisb@unemi.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6613-4912
*** Doctor
en Dirección y Administración Empresas. Docente Investigador en la Universidad
Estatal de Milagro (UNEMI), Milagro, Guayas, Ecuador. E-mail: mfernandezr@unemi.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3630-102X
**** Magister
en Gestión de Recursos Humanos. Docente Investigadora en la Universidad ECOTEC
de Guayaquil, Ecuador. E-mail: cfernandez@ecotec.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7246-1901
Recibido: 2025-06-27 • Aceptado: 2025-09-14
Prevalence
factors of violence against women in universities
Abstract
Violence
against women is a social and public health problem that also manifests itself
in the university context, affecting the well-being, safety, and academic
trajectory of female students. In Ecuador, the presence of this phenomenon
within higher education institutions highlights the need to understand its
specific determinants. The objective of this research was to identify the
factors that explain the prevalence of violence against women in universities
in Planning Zone 5 of Ecuador. A quantitative, descriptive, cross-sectional
study was conducted with a sample of 1,181 female university students using a
structured scale. Through exploratory factor analysis, six main factors were
identified: intervention guidelines, family environment, partner impact, attitude
and image, institutional environment, and aggressive communication. The
findings confirm that violence against women in the university environment is a
result of a combination of individual, relational, and institutional factors.
It is concluded that these results provide an empirical basis for designing
preventive policies and contextualized intervention strategies that promote
safe and equitable spaces for women in higher education.
Keywords: Gender-based violence; prevalence factors;
violence against women; university; factor analysis.
Introducción
En
Ecuador, la violencia contra la mujer constituye una problemática estructural
de gran prevalencia que se manifiesta en múltiples esferas sociales, incluyendo
las instituciones de educación superior, donde la discriminación, el acoso y
otras formas de violencia de género afectan significativamente la seguridad y
el bienestar de las estudiantes (Rodríguez y Rodríguez, 2021; Vacacela y
Mideros, 2022). A pesar del reconocimiento internacional de este fenómeno como
una violación a los derechos humanos y un problema de salud pública
(Organización de las Naciones Unidas [ONU], 1993; Pérez-Martínez y
Rodríguez-Fernández, 2024), en el país persiste un vacío en la comprensión de
los factores que lo determinan dentro del entorno universitario, especialmente
en regiones con alta incidencia como la Zona 5.
En
este contexto, donde las relaciones de poder, los estereotipos de género y la
escasa implementación de políticas preventivas, permiten la reproducción de estas
violencias (Curiel et al., 2019; Vázquez et al., 2021), surge la necesidad
urgente de formular una pregunta central: ¿Cuáles son los factores que
determinan la prevalencia de la violencia contra la mujer en las universidades
ecuatorianas? Este estudio busca responder a esa interrogante mediante la
identificación de las dimensiones que explican el fenómeno en dicho entorno,
con el objetivo de aportar evidencia empírica útil para el diseño de
estrategias institucionales eficaces y contextualizadas.
La
violencia de género es uno de los problemas más crecientes a los que se
enfrenta la sociedad contemporánea (Von Meullen y Van der Waldt, 2022);
representa un importante problema de salud pública (Pérez-Martínez y
Rodríguez-Fernández, 2024); afecta el bienestar de millones de jóvenes en todo
el mundo cada año (Belay et al., 2021; Denegri et al., 2022); y constituye,
además, una violación de los derechos humanos y una de las humillaciones
humanas más comunes a nivel mundial (Afolabi, 2019). Se considera un fenómeno
global, complejo e intratable (O’Connor et al., 2021), y puede encontrarse
naturalizado y justificado en las normas, procedimientos y estructuras
institucionales (Vázquez et al., 2021; Santi-Huaranca et al., 2025).
La ONU
(1993), define la violencia de género como todo acto de violencia basado en el
género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o
psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de
la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada
(Artículo 1). Desde una perspectiva amplia, Gautam (2020) considera que esta
categoría incluye diversos tipos de violencia: Sexual (acoso y agresión),
verbal, física, psicológica y económica. Por su parte, Rodríguez y Rodríguez
(2021) la definen como un conjunto de conductas que dañan a una persona o
colectivo por razón de su género.
Afolabi
(2019); y, Orozco et al. (2020), la conceptualizan como cualquier daño físico o
psicológico infligido en función del sexo o género; mientras que Donoso et al.
(2021); y, Mutinta (2022), resaltan su vínculo con normas de género y
relaciones de poder desiguales, manifestadas en formas físicas, sexuales o
emocionales. Ramírez et al. (2020), subrayan que esta violencia se proyecta
sobre una persona simplemente por su condición de sexo o identidad sexual,
siendo expresión de odio o menosprecio, sin justificación válida. Trujillo y
Pastor (2021) añaden que, más allá de la procedencia de las mujeres, esta
violencia atenta contra sus derechos humanos y debilita las posibilidades de
justicia social.
La
violencia contra la mujer, además de su carácter estructural, es multicausal y
frecuentemente pasa desapercibida (Leiva, 2019). Aunque se han propuesto
diversas teorías, el conocimiento sobre sus causas sigue siendo limitado
(Ruiz-Aquino et al., 2021). Este fenómeno, según Mishra (2021), trasciende
todas las fronteras culturales, sociales, económicas y generacionales.
Guadarrama (2019), señala que se manifiesta en ámbitos como el familiar,
laboral, comunitario y educativo, y en formas diversas como la física,
emocional, económica, sexual u obstétrica.
En los
últimos años, la violencia de género ha ganado visibilidad en múltiples esferas
sociales, incluyendo el ámbito universitario, donde su incidencia ha sido
ampliamente documentada (Rodríguez y Rodríguez, 2021). La discriminación hacia
las mujeres en instituciones de educación superior ha captado una atención
creciente (Curiel et al., 2019), puesto que este tipo de violencia se presenta
en todos los espacios y la Universidad no es la excepción, debido a las
desiguales relaciones de poder que caracterizan a estos entornos (Mejía et al.,
2021).
Gautam
(2020), identifica a las instituciones de educación superior como escenarios de
tensión y conflicto de género. Esta complejidad responde a factores como la territorialidad,
las áreas de conocimiento, la diversidad sexual, y las condiciones académicas y
laborales (Garcés et al., 2020). En efecto, Adebayo y Odutayo (2024) advierten
sobre la creciente cantidad de reportes de violencia contra las mujeres en
diferentes niveles del sistema educativo, especialmente en el ámbito
universitario.
Vieira
y Ceserani (2023) sostienen que, aunque se reconoce ampliamente que esta
violencia constituye una violación de derechos humanos con consecuencias
directas e indirectas, existe un conocimiento limitado sobre cómo se manifiesta
y reproduce dentro de las universidades. La convivencia en estos espacios se
encuentra atravesada por la violencia institucional, como el acoso,
hostigamiento, chantaje, trato diferenciado y agresiones sexuales, dirigidas a
estudiantes, docentes, trabajadoras administrativas y académicas (Curiel et
al., 2019; Santi-Huaranca et al., 2025).
Vázquez
et al. (2021), argumentan que estas manifestaciones se insertan en el entramado
de relaciones de poder promovidas a través de prácticas, ideologías y
estructuras de formación. Garcés et al. (2020), añaden que la mayor visibilidad
del fenómeno se debe, en parte, al incremento en la capacidad de detección y
sensibilización institucional.
A
nivel internacional, Mejía et al. (2021) desarrollan una revisión bibliográfica
sobre casos de violencia de género en universidades y el papel de las
instituciones en su prevención. Gebrie et al. (2022), en Etiopía, reportan una
alta prevalencia de violencia de género entre estudiantes universitarias;
mientras que Mutinta (2022), en Sudáfrica, analiza factores subyacentes
vinculados con esta problemática.
En
Latinoamérica, Lescano et al. (2023) exploran las actitudes hacia la violencia
contra la mujer en universidades peruanas, identificando como predictores la
exposición infantil y las actitudes explícitas e implícitas. Leiva (2019),
también aborda el caso peruano, destacando la relevancia de los factores
sociales, culturales y personales. Vázquez et al. (2010), examinan la prevalencia
y los factores de riesgo de esta violencia en estudiantes universitarias
españolas.
Makhene
(2022), documenta la creciente incidencia de este flagelo; mientras que
Vacacela y Mideros (2022), enumeran los distintos ámbitos en los que se ejerce
violencia contra las mujeres: Doméstico, institucional, laboral, obstétrico y
mediático.
Entre
los modelos teóricos más relevantes, destaca el marco ecológico propuesto por
Heise (1998), basado en Bronfenbrenner (1987), que considera una interacción de
factores personales, situacionales y socioculturales. Jaen et al. (2015); y,
Zamudio-Sánchez et al. (2017), lo adaptan al análisis de violencia en contextos
universitarios, incorporando variables desde el microsistema (relaciones
familiares), el mesosistema (entorno universitario) y el macrosistema
(creencias y estereotipos sociales).
A
pesar del reconocimiento creciente del problema, pocos estudios abordan de
forma específica cómo las estructuras organizativas universitarias facilitan la
reproducción de la violencia de género (O’Connor et al., 2021). Este
conocimiento limitado dificulta la elaboración de estrategias efectivas para su
erradicación.
Ramírez
et al. (2020), evidencian debilidades en la implementación normativa en América
Latina, lo que permite la continuidad del problema a pesar de los marcos
legales vigentes. Aunque los estudios de prevalencia —inicialmente utilizados
en epidemiología— se han aplicado a la violencia de género (Keashly, 2021),
estos no explican las causas subyacentes. No obstante, sí permiten justificar
investigaciones más profundas sobre sus repercusiones (Franco y Puglia, 2023).
La alta prevalencia de los malos tratos machistas y su transversalidad hacen
urgente comprender sus efectos reales en la vida de las mujeres (Trujillo y
Pastor, 2021).
Frente
al escenario descrito, caracterizado por la complejidad, persistencia y
subregistro de la violencia de género en la educación superior, resulta
indispensable ampliar el conocimiento sobre los factores que determinan su
prevalencia. Camargo et al. (2021), enfatizan que se trata de un problema de
salud pública global, altamente prevalente y con impacto estructural en la vida
de las mujeres.
Aunque
se ha documentado ampliamente la violencia contra la mujer como un fenómeno
social extendido, todavía persisten vacíos significativos en la literatura
sobre sus factores de prevalencia en contextos universitarios específicos,
particularmente en el Ecuador. Existen escasas investigaciones que analicen
este problema desde una perspectiva empírica y regional, considerando las
dimensiones estructurales, relacionales e institucionales que lo configuran.
Además,
se desconoce en qué medida variables como el entorno familiar, el impacto de la
pareja o la comunicación agresiva, influyen en su ocurrencia dentro del sistema
de educación superior. Esta investigación busca cubrir esos vacíos mediante un
análisis factorial que permite identificar y comprender los principales
factores asociados a la violencia contra la mujer en universidades de la Zona
5, proporcionando evidencia científica necesaria para el diseño de estrategias
de prevención pertinentes y contextualizadas.
A
pesar del reconocimiento creciente de la violencia contra la mujer en el ámbito
universitario, persiste una limitada comprensión sobre los factores específicos
que explican su prevalencia en contextos locales como el ecuatoriano,
particularmente en regiones con alta concentración de población estudiantil
como la Zona 5. Esta falta de evidencia empírica dificulta el diseño de
políticas institucionales efectivas y contextualizadas. Por lo tanto, el
presente estudio aporta al marco existente al identificar, desde un enfoque
cuantitativo, los factores estructurales, relacionales e individuales que
determinan la violencia contra la mujer en instituciones de educación superior,
contribuyendo con datos específicos para orientar estrategias de prevención y
atención en el sistema universitario ecuatoriano.
En
este sentido, el objetivo de esta investigación es
identificar los factores que determinan la prevalencia de la violencia contra
la mujer en las instituciones de educación superior en la zona 5 de
planificación, una de las nueve zonas de planificación en que se
organiza la República del Ecuador. Este estudio busca contribuir a la
comprensión del fenómeno y a la formulación de estrategias institucionales
efectivas que garanticen una vida universitaria libre de violencia.
1.
Metodología
1.1.
Diseño metodológico
Esta
investigación se plantea desde el enfoque metodológico cuantitativo, con
alcance descriptivo transversal. Para la recolección de datos se diseñó una
escala basada en una revisión documental del tema, cuyo resumen se presenta en
el Cuadro 1. La escala presenta veintiocho (28) variables agrupadas en cuatro
(04) factores: Las relacionadas con el entorno familiar y las experiencias de
vida pasada, que Heise (1998), incluye en los llamados Micro y Meso sistema;
las relacionadas con el entorno universitario, que representa el Macro sistema,
y Otras formas de Violencia de Género y las guías de intervención de enfoque
preventivo, representadas en el llamado exosistema.
Cuadro
1
Factores
que determinan la prevalencia de la violencia contra la mujer en las
universidades
|
Factor |
Variables |
|
Factores de prevalencia en el entorno familiar |
EF01 Episodios de violencia entre los miembros de la familia. EF02 Episodios de agresiones o violencia en generaciones pasadas de la familia. EF03 Conductas agresivas contra otras personas en la niñez y/o adolescencia. EF04 Castigos físicos y/o daños emocionales en la crianza. EF05 Castigos físicos o psicológicos a algún integrante de la familia. EF06 Violencia entre los padres o parientes cercanos. |
|
Factores de prevalencia en el entorno institucional |
EL01 Agresión o abuso físico en contra de una mujer en la Universidad. EL02 Actitudes de acoso en su contra o en otras mujeres en el entorno institucional. EL03 Conductas apropiadas y respetuosas hacia las mujeres por parte de sus jefes/superiores/docentes. EL04 Discriminación o abuso por el género en la realización de las actividades diarias en la institución. EL05 Discriminación por la condición económica y social en la institución. EL06 Intimidación y discriminación en la Universidad por el hecho de ser mujer. |
|
Otras formas de Violencia contra la mujer |
OF01 Exposición de Publicaciones, revistas, artículos, o documentos con contenido machista o agresivo hacia las mujeres. OF02 Presencia de Redes sociales con contenido agresivo hacia las mujeres. OF03 Interacción en redes sociales con contenido agresivo hacia las mujeres. OF04 Exposición a información sobre casos de abuso o agresión sexual en la Universidad. OF05 Discriminación o bullying por la forma de vestir. OF06 Cuestionamiento sobre su imagen y estética en sus actividades. OF07 Juicios y censuras por comportamiento y actitudes. OF08 Limitaciones por parte de la pareja de la libertad económica. OF09 Limitaciones por parte de la pareja del desarrollo personal y profesional. OF10 Pérdida de bienes por causa de la pareja. |
|
Guías de intervención |
GI01 Difusión de normas y principios éticos en la universidad GI02 Interrelación continua entre universidad, estudiante y familia. GI03 Capacitación sobre comportamiento ético en las universidades. GI04 Fortalecimiento de medidas preventivas de violencia contra la mujer. GI05 Aplicación de estrategias de concientización y sensibilización a la comunidad universitaria. GI06 Aplicación de acciones preventivas y remediales de violencia contra la mujer vinculando todos los actores. |
Fuente: Elaboración propia, 2025.
1.2.
Participantes e instrumento
Este
instrumento fue aplicado a una muestra probabilística estratificada de 1.181
estudiantes de varias universidades de las provincias de Guayas, Los Ríos,
Santa Elena, y Bolívar, y el Régimen Especial de Galápagos, las cuales
conforman la Zona 5, en Ecuador, calculada de una población de 36.471 alumnas,
aplicando la fórmula estadística para población finita y validado por dos
expertos profesores de la Universidad Estatal de Milagro-Ecuador.
A
partir de esta aplicación, el cual fue de manera voluntaria y de carácter
confidencial, se construyó una base de datos de la cual parte el análisis. Para
el levantamiento de información se consideraron las estudiantes que
voluntariamente querían participar, y la aplicación del instrumento contó con
el respectivo permiso bioético otorgado por la Pontificia Universidad Católica
del Ecuador, y el consentimiento informado para cada una de las participantes.
El
análisis de los datos se realizó con soporte del software
estadístico SPSS, y usando el método estadístico multivariante Análisis de
factores. El análisis factorial o análisis de factores, es un método que
permite simplificar un conjunto de variables o elementos complejos utilizando
procedimientos estadísticos para explorar las dimensiones o factores
subyacentes que explican las relaciones entre las múltiples variables (Tavakol
y Wetzel, 2020); es una técnica estadística ampliamente difundida como proceso
de validación y de análisis de las propiedades psicométricas de los
instrumentos de medición empleados en la investigación cuantitativa (Méndez,
2024).
Adicionalmente,
se realiza el análisis de fiabilidad y de validez de la escala diseñada y usada
en el estudio. Dentro de los diferentes tipos de análisis de fiabilidad, la
basada en la consistencia interna de los ítems
es uno de los más populares; y, entre las diferentes métricas para proporcionar
evidencia de la fiabilidad basada en la consistencia interna, el alfa de
Cronbach (α) es el coeficiente más utilizado (Hernández-Sampieri y Mendoza,
2018; Frías-Navarro, 2022; Roco-Videla et al., 2024).
2. Resultados y discusión
Para
el análisis de los datos obtenidos con la aplicación del instrumento, y para
cumplir el objetivo de identificar los factores que determinan la prevalencia
de la violencia contra la mujer en las universidades del Cantón 5 de Ecuador,
se aplicó la técnica de Análisis de Factores Exploratorio, siguiendo las tres
fases o pasos principales: a) Evaluación de la adecuación muestral o idoneidad
de los datos, b) extracción de los factores, y c) rotación e interpretación de
factores (Shrestha, 2021).
El
Análisis de Factores parte del supuesto de correlación entre las variables
relacionadas con la violencia contra la mujer, por lo que la matriz de
coeficiente de correlación entre las variables debe presentar valores altos
(próximos a 1), lo que debe estar representado por un determinante de la matriz
muy bajo (cercano a 0); por otra parte, el tamaño de muestra debe ser el
adecuado para el análisis, lo que se puede poner en evidencia si el estadístico
Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) es alto; este estadístico se distribuye en valores
entre 0 y 1, y cuanto mayor es el valor, más relacionadas estarán las variables
entre sí (López-Aguado y Gutiérrez-Provecho, 2019).
El
índice KMO es una medida destinada a medir la idoneidad de los datos para el
uso de la técnica de análisis de factores; en otras palabras, prueba la
idoneidad del tamaño de la muestra (Shrestha, 2021). El determinante de la
matriz de correlaciones entre las variables (Det. = 0,001) y el índice KMO
(0,835), ponen en evidencia la pertinencia del análisis y la adecuación del
tamaño de la muestra, por lo que se continúa con el análisis.
Para
el análisis factorial o análisis de factores se hace uso del programa SPSS, el software estadístico de mayor uso para este tipo
de estudios cuantitativos (Abubeker et al., 2021; Gebrie et al., 2022; Kurt y
Akın, 2023; entre otros), cuyas opciones de extracción de análisis de
componentes principales y de rotación de normalización Varimax con Kaiser
reportan seis (06) factores que logran explicar el 62,148% de la varianza
total. En la Tabla 1, se presenta la matriz de componentes rotados.
Tabla
1
Matriz
de componentes Rotados
|
Componente |
||||||||
|
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
Varianza Total Explicada (%) |
Alfa de Cronbach (α) |
|
|
GI05 |
0.883 |
15,775% |
0,875 |
|||||
|
GI04 |
0.852 |
|||||||
|
GI06 |
0.825 |
|||||||
|
GI03 |
0.822 |
|||||||
|
GI02 |
0.731 |
|||||||
|
EF05 |
0.806 |
12,932% |
0,798 |
|||||
|
EF04 |
0.780 |
|||||||
|
EF06 |
0.746 |
|||||||
|
EF02 |
0.687 |
|||||||
|
EF03 |
0.621 |
|||||||
|
OF09 |
0.834 |
9,743% |
0,764 |
|||||
|
OF08 |
0.800 |
|||||||
|
OF10 |
0.736 |
|||||||
|
OF06 |
0.786 |
8,537% |
0,702 |
|||||
|
OF05 |
0.741 |
|||||||
|
OF07 |
0.705 |
|||||||
|
EI05 |
0.804 |
7,836% |
0,622 |
|||||
|
EI04 |
0.784 |
|||||||
|
EI01 |
0.572 |
|||||||
|
OF02 |
0.765 |
7,325% |
0,552 |
|||||
|
OF01 |
0.711 |
|||||||
|
OF03 |
0.637 |
|||||||
Fuente: Elaboración propia, 2025.
En la
Tabla 1, se excluyen del modelo las variables que no logran saturar con más de
0,500 de autovalor en algún factor; uno de los criterios para la conformación
de los factores. Adicionalmente, se reportan índices de consistencia interna
para cada factor superiores a 0,500, lo que pone en evidencia la fiabilidad de
la escala usada para medir los factores para el caso en estudio.
Para
la ratificación de la estructura del cuestionario se utilizó el Análisis
Factorial Confirmatorio (AFC) con el objetivo de evaluar la adecuación del
modelo. Para este caso se consideró ciertos parámetros óptimos con la finalidad
de obtener un buen modelo ajustado. Por lo que se dio como resultado la
siguiente información: Modelo factorial; χ2 = 1642.20; gl = 367; p = 0,000;
Índice de Ajuste Comparativo CFI = 0.90 (Well et al., 2023); Índice de bondad
de ajuste GFI = 0,90 (Manzano, 2017); Índice de Tucker-Lewis TLI = 0.90
(Schumacker y Lomax, 2015); RMSEA = 0.05 dentro del rango de 0,05 y 0,08
(Kyriazos, 2018); Raíz del error cuadrado medio estandarizado SRMR = 0.05
(Rojas-Torres, 2020); e Índice de ajuste normalizado de Bentler-Bonett NFI =
0,90, por lo que cumple con los criterios de evaluación estándar
(Bartual-Figueras et al., 2023).
En el
Cuadro 2, se presentan los resultados del análisis de factores como un modelo
de los factores que determinan la prevalencia de la violencia contra la mujer
en la universidad ecuatoriana. En el factor 1, se
agrupan las variables relacionadas con las guías de
intervención, que incluyen la aplicación de estrategias de
concientización y sensibilización a la comunidad universitaria, la importancia
de fortalecer la aplicación de acciones preventivas y remediales de violencia
contra la mujer vinculando todos los actores, la realización de capacitaciones
sobre comportamiento ético en las universidades y el mantenimiento de una
interrelación continua entre universidad, estudiante y familia.
Cuadro
2
Factores
de prevalencia de la violencia contra la mujer en la universidad ecuatoriana
|
Factor |
Variables |
|
Guías de intervención (GI) |
-Aplicación de estrategias de concientización y sensibilización a la comunidad universitaria. -Fortalecimiento de medidas preventivas de violencia contra la mujer. -Aplicación de acciones preventivas y remediales de violencia contra la mujer vinculando todos los actores. -Capacitación sobre comportamiento ético en las universidades. -Interrelación continua entre universidad, estudiante y familia. |
|
Entorno familiar (EF) |
-Presencia de castigos físicos o psicológicos en algún integrante de la familia. -Presencia de castigos físicos y/o daños emocionales en la crianza. -Presencia de violencia entre los padres o parientes cercanos. -Presencia de episodios de agresiones o violencia en generaciones pasadas de la familia. -Presencia de conductas agresivas contra otras personas en la niñez y/o adolescencia. |
|
Impacto de la pareja (IP) |
-Limitaciones por parte de la pareja del desarrollo personal y profesional. -Limitaciones por parte de la pareja de la libertad económica. -Pérdida de bienes por causa de la pareja. |
|
Actitud e Imagen (AI) |
-Cuestionamiento sobre su imagen y estética en sus actividades. -Discriminación o bullying por la forma de vestir. -Juicios y censuras por comportamiento y actitudes. |
|
Entorno Institucional (EI) |
-Discriminación por la condición económica y social en la institución. -Discriminación o abuso por el género en la realización de las actividades diarias en la institución. -Presencia de agresión o abuso físico en contra de una mujer en la Universidad. |
|
Comunicación agresiva (CA) |
-Visualización de Redes sociales con contenido agresivo hacia las mujeres. -Lectura de Publicaciones, revistas, artículos, o documentos con contenido machista o agresivo hacia las mujeres. -Interacción en redes sociales con contenido agresivo hacia las mujeres. |
Fuente: Elaboración propia, 2025.
Para
Penyarroja (2021), este factor como un proceso de salida de la relación de
violencia de género requiere que la intervención se plantee desde un enfoque
ecológico que contemple la influencia de los factores psicológicos,
institucionales, culturales y sociales; y que, para ello, es necesario llevar a
cabo la atención a mujeres víctimas de violencia, contemplando de manera
conjunta el ámbito familiar, social y relacional de estas y de las
instituciones que las atienden. Por su parte, Leandro (2021), con base en la
aplicación de actividades de intervención en Costa Rica, plantea que es
importante incorporar la perspectiva de género en normativas y prácticas
institucionales, y abordar la problemática alineados con las convenciones
internacionales de derechos humanos de las mujeres, y capacitar al personal a
través de procesos de sensibilización.
Por
otra parte, en el marco del establecimiento de guías de intervención, se
deberían llevar a cabo campañas de sensibilización para prevenir la violencia
contra la mujer hacia las estudiantes universitarias y establecer servicios de
orientación para aquellas que ya la hayan sufrido. Así mismo, Mutinta (2022)
señala la necesidad de que las universidades y las partes interesadas luchen
contra este problema, diseñando intervenciones y desarrollando políticas para
proteger a las estudiantes, y generar programas de intervención para crear
conciencia sobre la prevalencia, los tipos de violencia de género y sus
factores subyacentes. En este sentido, Abubeker et al. (2021) agrega que estos
entes deben combatirla con intervenciones, como programas de concientización
sobre la violencia contra la mujer y protecciones legales.
En el factor 2, se incluyen aspectos que tienen que ver con el entorno familiar (ver Cuadro 2), lo que en el marco
ecológico (Jaen et al., 2015) se contempla en el meso-micro sistema de la
historia personal y las interacciones con la familia de la víctima. En este
grupo se ven reflejadas variables como los antecedentes de castigos físicos o
psicológicos por parte de integrantes de la familia, antecedentes de castigos
físicos y/o daños emocionales en la crianza de la víctima, la observación de
violencia entre los padres o parientes cercanos, la presencia de episodios de
agresiones o violencia en las generaciones pasadas de la familia y la muestra
de conductas agresivas contra otras personas en la niñez y/o adolescencia de la
víctima.
Como
lo señalan Kurt y Akın (2023), en un estudio realizado entre mujeres
universitarias en Turquía, quienes estuvieron expuestas a la violencia en la
infancia experimentaron más violencia doméstica que aquellas que no lo
estuvieron; y agregan que, aunque un alto estatus en la sociedad como académico
reduce las tasas de exposición a la violencia doméstica, el género y presenciar
o experimentar violencia en la primera infancia son los factores de riesgo más
importantes para esta población. Así mismo, Lescano et al. (2023) concluyen que
la exposición infantil tiene un impacto sobre las actitudes y violencia contra
la mujer.
En el factor 3, se presentan variables relacionadas con el impacto de la pareja (ver Cuadro 2), como la existencia
de limitaciones por parte de la pareja del desarrollo personal y profesional,
limitaciones por parte de la pareja de la libertad económica y pérdida de
bienes por causa de la pareja. Rodríguez y Rodríguez (2021), describen este
factor como parte de las conductas del maltrato en el hogar o violencia de
pareja, en la cual se busca someter a la víctima a través del poder y control,
y al desarrollarse puede incluir violencia de tipo económica, entre otras
conductas.
En el factor 4, se presentan las variables relacionadas con la
percepción sobre la actitud y la imagen de la mujer (ver
Cuadro 2), como
el cuestionamiento sobre su imagen y estética en sus actividades, la
discriminación o bullying por la forma de
vestir, los juicios y censuras por comportamiento y actitudes de la víctima.
Estas formas, que van desde insultos, discriminación o burla sobre
características físicas, forma de vestir, gustos, hacer pública información o
fotografías que avergüencen a la víctima, robo de identidad y suplantación,
hasta amenazas de daño físico y otros cargos que pueden ser tipificados como
delincuencia juvenil, son contempladas también dentro del ciberbullying (López et al., 2020).
El factor 5 incluye variables del entorno
institucional (ver Cuadro 2), como la discriminación por la condición
económica y social en la institución, la discriminación o abuso por el género
en la realización de las actividades diarias en la institución y la experiencia
o presencia de agresión o abuso físico en contra de una mujer en la
universidad.
Como lo
plantean Peña y Flores (2023), la violencia escolar, en especial el acoso
escolar y la violencia de género, se constituye como una vertiente de las
nuevas violencias visibilizadas desde mediados del siglo XX que requieren
reconocimiento social para ser prevenidas y atendidas en los diferentes niveles
educativos. Agregan estos autores que el abordaje de la violencia escolar
dentro de la legislación universitaria debe desarrollar un enfoque comprensivo
basado en los derechos humanos, interculturalidad y perspectiva de género. El
apoyo institucional puede ayudar a las víctimas, agresores y observadores a
superar estas situaciones (Méndez et al., 2019).
En el factor 6, se presenta
las comunicaciones agresivas (ver Cuadro 2), incluyen la visualización en redes sociales de contenido
agresivo hacia las mujeres, la lectura de publicaciones, revistas, artículos o
documentos con contenido machista o agresivo hacia las mujeres y la interacción
en redes sociales con contenido agresivo hacia las mujeres. Rodríguez y Rodríguez
(2021), plantean este factor como violencia digital, la cual acontece cuando se
utiliza la Tecnología de la Información y las Comunicaciones (TIC) para
ejecutar violencia de forma concurrente o de manera agravada; e incluye el
ciberacoso, el sexting y el doxing.
Las
universidades son espacios públicos donde perviven y se reproducen
desigualdades de género, manifestadas en discriminación, violencia epistémica,
sexual y psicológica (Chapa et al., 2022). Los factores de riesgo asociados a
este tipo de conducta han sido analizados por diversas instituciones
internacionales; los cuales deben ser analizados desde una perspectiva
sistémica e integral (Pérez-Martínez y Rodríguez-Fernández, 2024).
Así,
el estudio de los factores de riesgo y factores protectores de la violencia
basada en género constituye un aporte para el entendimiento de este grave
problema social y la generación de estrategias preventivas pertinentes y
dirigidas a las mujeres en situación de vulnerabilidad en escenarios de alta
incidencia de violencia (Vacacela y Mideros, 2022). En sintonía con autores
como Mannell et al. (2022), y con base en la evidencia disponible, se sugiere
que la mayor prevalencia de la violencia contra la mujer no es atribuible a un
solo factor de riesgo; y, la evidencia sugiere que factores de riesgo múltiples
y superpuestos impulsan altas tasas de violencia contra la mujer en estos
entornos, en lugar de un solo factor de riesgo, como un conflicto armado o
desigualdades de género.
Los
resultados de este estudio tienen importantes implicaciones prácticas para las
universidades, puesto que permiten identificar con claridad los principales
factores que inciden en la prevalencia de la violencia contra la mujer en el
entorno académico. Al evidenciar dimensiones como el entorno familiar, el
impacto de la pareja, la comunicación agresiva y las deficiencias
institucionales, las instituciones de educación superior pueden diseñar
políticas y estrategias de prevención más focalizadas y contextualizadas. Estas
acciones deben incluir la implementación de guías de intervención, campañas de
sensibilización, formación en ética y género, así como mecanismos efectivos de
denuncia y acompañamiento, con el fin de construir espacios universitarios más
seguros, equitativos y libres de violencia.
Conclusiones
Este
estudio aporta al campo conceptual sobre la violencia contra la mujer en el
ámbito universitario al proponer un modelo empíricamente sustentado que integra
múltiples dimensiones estructurales, relacionales e institucionales del
fenómeno, alineado con el enfoque ecológico de Heise. A diferencia de
aproximaciones unidimensionales, esta investigación permite comprender la
prevalencia de la violencia de género como una construcción multifactorial y
sistémica, profundamente enraizada en los contextos personales y sociales de
las estudiantes universitarias.
Entre
los hallazgos clave, se identificaron seis factores determinantes de la
violencia contra la mujer en universidades de la Zona 5 de Ecuador: Guías de
intervención, entorno familiar, impacto de la pareja, actitud e imagen, entorno
institucional y comunicación agresiva. De manera significativa la ocurrencia y
persistencia de distintas formas de violencia, tanto dentro como fuera del
ámbito universitario, revelando la interacción entre antecedentes individuales,
prácticas culturales y falencias en la estructura institucional.
En
cuanto a las implicaciones prácticas, los resultados constituyen una base
sólida para que las instituciones de educación superior desarrollen estrategias
de prevención y atención más efectivas, como el fortalecimiento de protocolos
institucionales, la capacitación continua en ética y género, el diseño de
campañas de sensibilización, y la creación de redes de apoyo para víctimas.
Además, estos hallazgos pueden orientar políticas públicas orientadas a
erradicar la violencia de género en el sistema educativo, con un enfoque
territorial y culturalmente pertinente.
Sin
embargo, esta investigación presenta ciertas limitaciones. El estudio se
restringe geográficamente a la Zona 5 del Ecuador y se enfoca exclusivamente en
la población femenina universitaria, lo que limita la generalización de los
resultados a otras regiones o poblaciones. Asimismo, al tratarse de un diseño
transversal, no permite establecer relaciones causales entre las variables
analizadas, sino solo asociaciones.
En
este sentido, futuras líneas de investigación podrían incluir estudios
longitudinales que analicen la evolución de la violencia a lo largo del tiempo,
así como ampliar la muestra a otras zonas del país e incorporar perspectivas de
estudiantes de otros géneros. También sería pertinente aplicar análisis
factorial confirmatorio para validar el modelo propuesto en otros contextos
socioculturales y educativos.
Adicionalmente,
se recomienda que las instituciones educativas implementen acciones específicas
como la creación de observatorios, el establecimiento de protocolos de atención
diferenciados por tipo de violencia, y la inclusión transversal del enfoque de
género en mallas curriculares. Se sugiere promover marcos normativos más
estrictos, asignar recursos para programas de prevención, e integrar estos
hallazgos en los planes nacionales de educación superior con perspectiva de
género.
Por
último, deben reconocerse posibles sesgos metodológicos asociados al carácter
auto informado del instrumento, lo cual podría haber influido en la subestimación
o sobreestimación de ciertos indicadores por parte de las participantes.
También, la validación del instrumento se realizó únicamente mediante análisis
factorial exploratorio y confirmatorio, por lo que para futuras aplicaciones
deberán incluir análisis y evaluación de validez externa para fortalecer la
robustez del modelo.
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